I. Disposiciones generales. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE ARAGÓN. Cultura de la paz. (BOE-A-2023-9170)
Ley 8/2023, de 9 de marzo, de Cultura de la Paz en Aragón.
6 páginas totales
Página
Zahoribo únicamente muestra información pública que han sido publicada previamente por organismos oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 14 de abril de 2023
Sec. I. Pág. 53152
nacional y mundial. La educación para la paz es instrumento privilegiado para hacer
crecer la cultura de paz y no violencia.
Antropólogos e historiadores han demostrado que los seres humanos están
programados para la cooperación y la ayuda mutua, con capacidades y competencias
para afrontar por medios pacíficos los conflictos: pese a la preponderancia de las guerras
en la historia, la historia de la humanidad es una historia de cooperación, estrechamente
ligada a la cultura de paz.
El fortalecimiento de la cultura de paz es en consecuencia una responsabilidad de las
organizaciones internacionales, de los gobiernos nacionales, de las administraciones
regionales y locales, y de toda la sociedad civil.
En Aragón, la cultura de paz tiene un fuerte arraigo, vinculado con la fuerza del pacto
como tradición, fuente de derecho y seña de identidad: las «asambleas de paz y tregua»
entre 1137 y 1150, las treguas en los litigios, el Justicia de Aragón o el Compromiso de
Caspe han sido ejemplos históricos de ello. El principio standum est chartae no solo se
manifiesta ante el conflicto, sino que la cultura del pacto y el acuerdo se extiende a la
gestión de los intereses de los particulares (familia, bienes...), con diferentes fórmulas
para la mediación y resolución pacífica de los conflictos de intereses, como queda
recogido en el Código del Derecho Foral de Aragón y en toda la tradición jurídica
aragonesa.
El Gobierno de Aragón incorporó tempranamente esta cultura y educación para la
paz en su proyecto ciudadano. Fue la primera comunidad autónoma que asumió la
cultura de paz como propia, y en 1984 promovió –y viene sosteniendo– el trabajo de la
Fundación Seminario de Investigación para la Paz (SIP), proyecto al que se sumaron las
Cortes de Aragón en 2002, y que, junto a otras instituciones, ha venido generando una
plusvalía de investigación y acción para la paz, que le hizo ser reconocida con el título de
«Mensajero de la paz» por las Naciones Unidas. Esto supuso la base también para la
posterior creación de la Asociación Española de Investigación para la Paz (Aipaz).
En 1999, la Unesco nombraba a Zaragoza «Sitio emblemático de la cultura de paz»,
título que se atribuye a lugares simbólicos que han adquirido a través de su historia un
valor universal en relación con los principios de cultura de paz. En el texto de concesión
se afirma que «la ciudad de Zaragoza, como cruce de distintas culturas simboliza un
espíritu de tolerancia y de interculturalidad indispensable para el desarrollo de una
cultura de paz».
A nivel normativo en el ámbito nacional, la Ley 27/2005, de 30 de noviembre, de
Fomento de la Educación y la Cultura de la Paz, establece en su artículo primero que «El
Gobierno promoverá la paz a través de iniciativas de solidaridad, culturales y de
investigación, de educación, de cooperación y de información» y que, sobre este asunto,
establecerá mecanismos de colaboración con las comunidades autónomas, entre otros
entes del Estado.
Y, por su parte, el artículo 30 del Estatuto de Autonomía de Aragón incluye la cultura
de los valores democráticos como uno de los principios rectores de las políticas públicas.
Indica: «Los poderes públicos aragoneses promoverán la cultura de la paz, mediante la
incorporación de valores de no violencia, tolerancia, participación, solidaridad y justicia,
especialmente en el sistema educativo». Menciona también que se facilitará la
protección social de las víctimas de la violencia y, en especial, como consecuencia de la
violencia de género y actos terroristas, cuestiones en las que la comunidad autónoma ya
ha ejercido su capacidad legislativa.
Por lo expuesto, la presente ley define compromisos concretos y recuerda a las
instituciones aragonesas y a la sociedad civil su responsabilidad de continuar en línea
con un legado histórico y, junto a los demás actores nacionales e internacionales, de
seguir impulsando la cultura y educación para la paz. Esta ley establece un punto de
partida válido para avanzar aún más en las líneas estratégicas expuestas, vinculadas a
las obligaciones de Aragón como comunidad autónoma y como parte de un entorno
nacional e internacional que pide apuestas claras en este ámbito.
cve: BOE-A-2023-9170
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 89
Viernes 14 de abril de 2023
Sec. I. Pág. 53152
nacional y mundial. La educación para la paz es instrumento privilegiado para hacer
crecer la cultura de paz y no violencia.
Antropólogos e historiadores han demostrado que los seres humanos están
programados para la cooperación y la ayuda mutua, con capacidades y competencias
para afrontar por medios pacíficos los conflictos: pese a la preponderancia de las guerras
en la historia, la historia de la humanidad es una historia de cooperación, estrechamente
ligada a la cultura de paz.
El fortalecimiento de la cultura de paz es en consecuencia una responsabilidad de las
organizaciones internacionales, de los gobiernos nacionales, de las administraciones
regionales y locales, y de toda la sociedad civil.
En Aragón, la cultura de paz tiene un fuerte arraigo, vinculado con la fuerza del pacto
como tradición, fuente de derecho y seña de identidad: las «asambleas de paz y tregua»
entre 1137 y 1150, las treguas en los litigios, el Justicia de Aragón o el Compromiso de
Caspe han sido ejemplos históricos de ello. El principio standum est chartae no solo se
manifiesta ante el conflicto, sino que la cultura del pacto y el acuerdo se extiende a la
gestión de los intereses de los particulares (familia, bienes...), con diferentes fórmulas
para la mediación y resolución pacífica de los conflictos de intereses, como queda
recogido en el Código del Derecho Foral de Aragón y en toda la tradición jurídica
aragonesa.
El Gobierno de Aragón incorporó tempranamente esta cultura y educación para la
paz en su proyecto ciudadano. Fue la primera comunidad autónoma que asumió la
cultura de paz como propia, y en 1984 promovió –y viene sosteniendo– el trabajo de la
Fundación Seminario de Investigación para la Paz (SIP), proyecto al que se sumaron las
Cortes de Aragón en 2002, y que, junto a otras instituciones, ha venido generando una
plusvalía de investigación y acción para la paz, que le hizo ser reconocida con el título de
«Mensajero de la paz» por las Naciones Unidas. Esto supuso la base también para la
posterior creación de la Asociación Española de Investigación para la Paz (Aipaz).
En 1999, la Unesco nombraba a Zaragoza «Sitio emblemático de la cultura de paz»,
título que se atribuye a lugares simbólicos que han adquirido a través de su historia un
valor universal en relación con los principios de cultura de paz. En el texto de concesión
se afirma que «la ciudad de Zaragoza, como cruce de distintas culturas simboliza un
espíritu de tolerancia y de interculturalidad indispensable para el desarrollo de una
cultura de paz».
A nivel normativo en el ámbito nacional, la Ley 27/2005, de 30 de noviembre, de
Fomento de la Educación y la Cultura de la Paz, establece en su artículo primero que «El
Gobierno promoverá la paz a través de iniciativas de solidaridad, culturales y de
investigación, de educación, de cooperación y de información» y que, sobre este asunto,
establecerá mecanismos de colaboración con las comunidades autónomas, entre otros
entes del Estado.
Y, por su parte, el artículo 30 del Estatuto de Autonomía de Aragón incluye la cultura
de los valores democráticos como uno de los principios rectores de las políticas públicas.
Indica: «Los poderes públicos aragoneses promoverán la cultura de la paz, mediante la
incorporación de valores de no violencia, tolerancia, participación, solidaridad y justicia,
especialmente en el sistema educativo». Menciona también que se facilitará la
protección social de las víctimas de la violencia y, en especial, como consecuencia de la
violencia de género y actos terroristas, cuestiones en las que la comunidad autónoma ya
ha ejercido su capacidad legislativa.
Por lo expuesto, la presente ley define compromisos concretos y recuerda a las
instituciones aragonesas y a la sociedad civil su responsabilidad de continuar en línea
con un legado histórico y, junto a los demás actores nacionales e internacionales, de
seguir impulsando la cultura y educación para la paz. Esta ley establece un punto de
partida válido para avanzar aún más en las líneas estratégicas expuestas, vinculadas a
las obligaciones de Aragón como comunidad autónoma y como parte de un entorno
nacional e internacional que pide apuestas claras en este ámbito.
cve: BOE-A-2023-9170
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 89