I. Disposiciones generales. JEFATURA DEL ESTADO. Desarrollo sostenible y solidaridad global. (BOE-A-2023-4512)
Ley 1/2023, de 20 de febrero, de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 21 de febrero de 2023
Sec. I. Pág. 26099
Ese periodo, además, mostró la necesidad de reorientar el modelo de desarrollo
vinculado a la globalización. Este presenta notorias carencias de gobernanza ante un
mundo que es más interdependiente, y, por ello, más vulnerable a riesgos
transnacionales en el ámbito socioeconómico, tecnológico, de la salud, o del medio
ambiente, amplificados por distintas brechas de desigualdad y por crecientes tensiones
geopolíticas. La emergencia climática y la pérdida de biodiversidad muestran que los
patrones de producción y consumo vigentes no son sostenibles. Desigualdades,
problemas relativos a la calidad y cantidad del empleo, expectativas no satisfechas en el
acceso a servicios públicos, el buen gobierno y la movilidad social, unidas a una mayor
conectividad, han dado lugar a flujos migratorios mixtos más intensos, a protestas
sociales, desafección ciudadana y, en ocasiones, al ascenso de fuerzas iliberales que
impugnan la democracia y cuestionan el multilateralismo y la cooperación.
Con todo lo anterior, el mundo es hoy un lugar más globalizado e interconectado,
pero también más inestable, con mayores riesgos compartidos y más necesitado de
acción colectiva. En ese escenario, el desarrollo sostenible ya no debe verse como un
problema limitado a los países de menor desarrollo y se plantea como desafío global,
que concierne a toda la ciudadanía. La cooperación para el desarrollo, por ello, tiene
ante sí una agenda más compleja, que abarca el establecimiento de sistemas
socialmente incluyentes y la reducción de la pobreza y las desigualdades en distintos
ámbitos; la descarbonización y la sostenibilidad ambiental; el buen uso de la innovación
y las tecnologías; y la transición justa en los ámbitos socioeconómico, digital y ecológico;
la prevención y mitigación de riesgos globales como el cambio climático o las
pandemias; los riesgos asociados a la pérdida y degradación de la biodiversidad; la
construcción de una gobernanza democrática global; la preparación, asistencia y
protección ante crisis humanitarias, tanto crónicas como derivadas de emergencias,
como ha planteado la Agenda para la Humanidad. La agenda de cooperación ha de
articularse con estrategias de mediación y transformación de los conflictos, de
consolidación de la paz, y gobernabilidad democrática.
La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (en lo sucesivo, ODS),
así como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, responden a ese escenario con
un compromiso renovado con la cooperación y el multilateralismo y una voluntad
transformadora para erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, y alcanzar el
desarrollo sostenible sin que nadie quede atrás, desde el protagonismo nacional y la
responsabilidad compartida. Frente al alcance más limitado de los ODM, la Agenda 2030
es universal, integra las dimensiones económica, social y medioambiental del desarrollo
sostenible, y, por primera vez, incluye como objetivos y condiciones habilitadoras la paz,
la justicia y las instituciones eficaces, inclusivas y responsables.
Con la Agenda 2030 se renueva la alianza mundial para el desarrollo, que, junto a los
gobiernos, apela a todos los actores. La Agenda de Acción de Addis Abeba llama a
financiar los ODS con un mayor esfuerzo nacional, de otros flujos oficiales, y con fondos
privados. Para dar cuenta de estos recursos se ha propuesto la más amplia métrica de
reporte del Apoyo Oficial Total al Desarrollo Sostenible (en adelante, AOTDS).
Los ODS renuevan la Alianza Mundial para el Desarrollo y responden a ese nuevo
escenario, integrando dimensiones que abarcan los sectores económico, social y
medioambiental, con objetivos como la paz y la justicia, partiendo de instituciones
eficaces, inclusivas y responsables. Se renueva el compromiso con la cooperación y el
multilateralismo, la voluntad transformadora de acabar con la pobreza y las
desigualdades, así como la necesidad y urgencia de hacer frente a los retos
medioambientales y climáticos. En este marco se destaca la necesidad de contribuir, a
través de la cooperación al desarrollo, al cumplimiento de los objetivos de lucha contra el
cambio climático del Acuerdo de París y otros objetivos ambientales globales, así como
la necesidad de luchar por la eliminación de las brechas territoriales, reduciendo las
desigualdades en los países menos avanzados, pero también en sus distintos territorios,
favoreciendo que las personas gocen de los mismos derechos y oportunidades
independientemente del país o región en la que vivan.
cve: BOE-A-2023-4512
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 44
Martes 21 de febrero de 2023
Sec. I. Pág. 26099
Ese periodo, además, mostró la necesidad de reorientar el modelo de desarrollo
vinculado a la globalización. Este presenta notorias carencias de gobernanza ante un
mundo que es más interdependiente, y, por ello, más vulnerable a riesgos
transnacionales en el ámbito socioeconómico, tecnológico, de la salud, o del medio
ambiente, amplificados por distintas brechas de desigualdad y por crecientes tensiones
geopolíticas. La emergencia climática y la pérdida de biodiversidad muestran que los
patrones de producción y consumo vigentes no son sostenibles. Desigualdades,
problemas relativos a la calidad y cantidad del empleo, expectativas no satisfechas en el
acceso a servicios públicos, el buen gobierno y la movilidad social, unidas a una mayor
conectividad, han dado lugar a flujos migratorios mixtos más intensos, a protestas
sociales, desafección ciudadana y, en ocasiones, al ascenso de fuerzas iliberales que
impugnan la democracia y cuestionan el multilateralismo y la cooperación.
Con todo lo anterior, el mundo es hoy un lugar más globalizado e interconectado,
pero también más inestable, con mayores riesgos compartidos y más necesitado de
acción colectiva. En ese escenario, el desarrollo sostenible ya no debe verse como un
problema limitado a los países de menor desarrollo y se plantea como desafío global,
que concierne a toda la ciudadanía. La cooperación para el desarrollo, por ello, tiene
ante sí una agenda más compleja, que abarca el establecimiento de sistemas
socialmente incluyentes y la reducción de la pobreza y las desigualdades en distintos
ámbitos; la descarbonización y la sostenibilidad ambiental; el buen uso de la innovación
y las tecnologías; y la transición justa en los ámbitos socioeconómico, digital y ecológico;
la prevención y mitigación de riesgos globales como el cambio climático o las
pandemias; los riesgos asociados a la pérdida y degradación de la biodiversidad; la
construcción de una gobernanza democrática global; la preparación, asistencia y
protección ante crisis humanitarias, tanto crónicas como derivadas de emergencias,
como ha planteado la Agenda para la Humanidad. La agenda de cooperación ha de
articularse con estrategias de mediación y transformación de los conflictos, de
consolidación de la paz, y gobernabilidad democrática.
La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (en lo sucesivo, ODS),
así como el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, responden a ese escenario con
un compromiso renovado con la cooperación y el multilateralismo y una voluntad
transformadora para erradicar la pobreza, reducir las desigualdades, y alcanzar el
desarrollo sostenible sin que nadie quede atrás, desde el protagonismo nacional y la
responsabilidad compartida. Frente al alcance más limitado de los ODM, la Agenda 2030
es universal, integra las dimensiones económica, social y medioambiental del desarrollo
sostenible, y, por primera vez, incluye como objetivos y condiciones habilitadoras la paz,
la justicia y las instituciones eficaces, inclusivas y responsables.
Con la Agenda 2030 se renueva la alianza mundial para el desarrollo, que, junto a los
gobiernos, apela a todos los actores. La Agenda de Acción de Addis Abeba llama a
financiar los ODS con un mayor esfuerzo nacional, de otros flujos oficiales, y con fondos
privados. Para dar cuenta de estos recursos se ha propuesto la más amplia métrica de
reporte del Apoyo Oficial Total al Desarrollo Sostenible (en adelante, AOTDS).
Los ODS renuevan la Alianza Mundial para el Desarrollo y responden a ese nuevo
escenario, integrando dimensiones que abarcan los sectores económico, social y
medioambiental, con objetivos como la paz y la justicia, partiendo de instituciones
eficaces, inclusivas y responsables. Se renueva el compromiso con la cooperación y el
multilateralismo, la voluntad transformadora de acabar con la pobreza y las
desigualdades, así como la necesidad y urgencia de hacer frente a los retos
medioambientales y climáticos. En este marco se destaca la necesidad de contribuir, a
través de la cooperación al desarrollo, al cumplimiento de los objetivos de lucha contra el
cambio climático del Acuerdo de París y otros objetivos ambientales globales, así como
la necesidad de luchar por la eliminación de las brechas territoriales, reduciendo las
desigualdades en los países menos avanzados, pero también en sus distintos territorios,
favoreciendo que las personas gocen de los mismos derechos y oportunidades
independientemente del país o región en la que vivan.
cve: BOE-A-2023-4512
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 44