III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-3100)
Decreto 147/2022, de 7 de diciembre, por el que se declara bien de interés cultural la localidad de Alcántara (Cáceres), con la categoría de sitio histórico.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 6 de febrero de 2023
Sec. III. Pág. 17423
Expansión y consolidación del núcleo urbano
La Alcántara musulmana es muy desconocida por la escasez de restos
arqueológicos. Los restos que aún se conservan sitúan el núcleo urbano de la villa en
uno de los cerros que se levantan junto a la margen sur del puente, a unos cien metros
de altura por encima del nivel de aguas del Tajo. En esta zona aún pueden verse algunos
restos de muralla a las que aparecen adosadas torres de estructura cuadrangular. Este
primitivo alcázar será reaprovechado más tarde por los reyes cristianos. Este espacio fue
pues el embrión urbano que dio origen a la actual villa y que, durante los siglos XIII al XV,
fue expandiéndose en dirección sureste.
Con el establecimiento de la orden militar en Alcántara, se documentan
transformaciones urbanas importantes debido a la necesidad de reconvertir los edificios
y elementos del poder civil y religioso y a la de dar cabida a un número mayor de
habitantes. La primera transformación importante que acomete la Orden, según los
cronistas, fue la de adecuar la alcazaba árabe para su nuevo uso como convento y casa
fuerte de la Orden. A esta obra le seguirían la utilización y posterior demolición de la
antigua mezquita, sobre cuyo solar vendría a erigirse la primitiva iglesia de Santa María
de Almocóvar.
Fueron las malas condiciones que, para la vida cotidiana, ofrecían la zona de la
fortaleza y Villa Vieja, las que impulsaron a la población a expandirse hacia la zona
sureste, la cual resultaba mucho menos abrupta y de clima más apacible. Así, durante la
época islámica está probada ya la existencia de un arrabal en la zona más próxima a la
fortaleza, serían las actuales calles de San Juan, Cantarranas, Sancti Spíritu, plazuela
de San Juan, San Pedro, Torrontero, Plaza… En este espacio, los musulmanes habían
constituido una gran plaza dedicada a la celebración del mercado en la que se levantaba
la mezquita alhama. La población musulmana mantuvo sus cultos en una nueva
mezquita situada entre las calles Zapaterías y Hospital, hasta el Edicto de Conversión
de 1502, cuando es vendida y pasa a albergar el hospital de Sancti Spíritu. También, ya
en la segunda mitad del siglo XIII, algunos de los freires alcantarinos se habían visto
obligados a abandonar el convento para residir en el pueblo.
La consolidación del núcleo urbano en torno al arrabal se produce cuando, en 1445,
el maestre Gutierre de Sotomayor solicitaba autorización al papa Eugenio IV para
trasladar el convento de la Orden a la fortaleza del arrabal, y se construyera en las
inmediaciones de Santa María de Almocóvar. Los pocos freires, que aún habitaban el
convento, comenzarían a abandonar el edificio, en 1470, para establecerse en casas
particulares cercanas a la iglesia de Santa María de Almocóvar junto al grueso de la
comunidad.
En el capítulo celebrado en Alcalá de Henares en 1497, se firmó lo que sería la
sentencia de muerte para la Villa Vieja. Se dio entonces la orden de deshabitar el
convento alcantarino, que había permanecido en la fortaleza, para trasladarlo a las
afueras de la localidad, a la dehesa conocida como «El Cortijo», muy próxima a la ermita
de Nuestra Señora de los Hitos. Con esta decisión se perseguía restaurar la normalidad
de la vida conventual.
Durante casi tres siglos, el poder territorial y económico de la Orden fue creciendo de
manera exponencial, a medida que avanzaba el proceso de reconquista, una etapa
esplendorosa, entre los años 1219 y 1494. Desde 1494, el maestrazgo de la Orden de
Alcántara pasará a manos de los Reyes Católicos. A partir de este momento, el papel tan
importante de las órdenes militares irá pasando a un segundo plano. Prueba más que
significativa de este decaimiento será la suspensión, en 1574, de las obras del convento
de San Benito que había comenzado a edificarse en 1505.
En todo este período, es evidente que la población debió aumentar. Se establecieron
en la villa caballeros y allegados a ellos, de familias tan ilustres como las de los Roco,
Perero, Oviedo, Topete, Barrantes, Cabrera, Acosta, etc. Algunos de estos linajes
llegaban desde Portugal y estaban ligados, de un modo u otro, al maestre de origen luso
frey Martín Yánez de Barbudo (1385-1394), si bien, el estamento de los caballeros
cve: BOE-A-2023-3100
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 31
Lunes 6 de febrero de 2023
Sec. III. Pág. 17423
Expansión y consolidación del núcleo urbano
La Alcántara musulmana es muy desconocida por la escasez de restos
arqueológicos. Los restos que aún se conservan sitúan el núcleo urbano de la villa en
uno de los cerros que se levantan junto a la margen sur del puente, a unos cien metros
de altura por encima del nivel de aguas del Tajo. En esta zona aún pueden verse algunos
restos de muralla a las que aparecen adosadas torres de estructura cuadrangular. Este
primitivo alcázar será reaprovechado más tarde por los reyes cristianos. Este espacio fue
pues el embrión urbano que dio origen a la actual villa y que, durante los siglos XIII al XV,
fue expandiéndose en dirección sureste.
Con el establecimiento de la orden militar en Alcántara, se documentan
transformaciones urbanas importantes debido a la necesidad de reconvertir los edificios
y elementos del poder civil y religioso y a la de dar cabida a un número mayor de
habitantes. La primera transformación importante que acomete la Orden, según los
cronistas, fue la de adecuar la alcazaba árabe para su nuevo uso como convento y casa
fuerte de la Orden. A esta obra le seguirían la utilización y posterior demolición de la
antigua mezquita, sobre cuyo solar vendría a erigirse la primitiva iglesia de Santa María
de Almocóvar.
Fueron las malas condiciones que, para la vida cotidiana, ofrecían la zona de la
fortaleza y Villa Vieja, las que impulsaron a la población a expandirse hacia la zona
sureste, la cual resultaba mucho menos abrupta y de clima más apacible. Así, durante la
época islámica está probada ya la existencia de un arrabal en la zona más próxima a la
fortaleza, serían las actuales calles de San Juan, Cantarranas, Sancti Spíritu, plazuela
de San Juan, San Pedro, Torrontero, Plaza… En este espacio, los musulmanes habían
constituido una gran plaza dedicada a la celebración del mercado en la que se levantaba
la mezquita alhama. La población musulmana mantuvo sus cultos en una nueva
mezquita situada entre las calles Zapaterías y Hospital, hasta el Edicto de Conversión
de 1502, cuando es vendida y pasa a albergar el hospital de Sancti Spíritu. También, ya
en la segunda mitad del siglo XIII, algunos de los freires alcantarinos se habían visto
obligados a abandonar el convento para residir en el pueblo.
La consolidación del núcleo urbano en torno al arrabal se produce cuando, en 1445,
el maestre Gutierre de Sotomayor solicitaba autorización al papa Eugenio IV para
trasladar el convento de la Orden a la fortaleza del arrabal, y se construyera en las
inmediaciones de Santa María de Almocóvar. Los pocos freires, que aún habitaban el
convento, comenzarían a abandonar el edificio, en 1470, para establecerse en casas
particulares cercanas a la iglesia de Santa María de Almocóvar junto al grueso de la
comunidad.
En el capítulo celebrado en Alcalá de Henares en 1497, se firmó lo que sería la
sentencia de muerte para la Villa Vieja. Se dio entonces la orden de deshabitar el
convento alcantarino, que había permanecido en la fortaleza, para trasladarlo a las
afueras de la localidad, a la dehesa conocida como «El Cortijo», muy próxima a la ermita
de Nuestra Señora de los Hitos. Con esta decisión se perseguía restaurar la normalidad
de la vida conventual.
Durante casi tres siglos, el poder territorial y económico de la Orden fue creciendo de
manera exponencial, a medida que avanzaba el proceso de reconquista, una etapa
esplendorosa, entre los años 1219 y 1494. Desde 1494, el maestrazgo de la Orden de
Alcántara pasará a manos de los Reyes Católicos. A partir de este momento, el papel tan
importante de las órdenes militares irá pasando a un segundo plano. Prueba más que
significativa de este decaimiento será la suspensión, en 1574, de las obras del convento
de San Benito que había comenzado a edificarse en 1505.
En todo este período, es evidente que la población debió aumentar. Se establecieron
en la villa caballeros y allegados a ellos, de familias tan ilustres como las de los Roco,
Perero, Oviedo, Topete, Barrantes, Cabrera, Acosta, etc. Algunos de estos linajes
llegaban desde Portugal y estaban ligados, de un modo u otro, al maestre de origen luso
frey Martín Yánez de Barbudo (1385-1394), si bien, el estamento de los caballeros
cve: BOE-A-2023-3100
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Núm. 31