I. Disposiciones generales. MINISTERIO DE EDUCACIÓN Y FORMACIÓN PROFESIONAL. Educación Infantil, Primaria, Secundaria Obligatoria. Bachillerato. Currículo. (BOE-A-2022-10452)
Resolución de 21 de junio de 2022, de la Secretaría de Estado de Educación, por la que se publican los currículos de las enseñanzas de religión católica correspondientes a Educación Infantil, Educación Primaria, Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 24 de junio de 2022
Sec. I. Pág. 88462
El reconocimiento de la dimensión social y ciudadana, como condición relacional del
ser humano, y su naturaleza social, como la responsabilidad ciudadana que posibilita
cooperar plenamente en la vida social y cívica, son los objetos esenciales de esta
competencia específica de Religión Católica. Se trata de reconocer la dignidad humana,
asumiendo los derechos que conllevan deberes y responsabilidades propios de la vida
en sociedad, expresados universalmente en los derechos humanos.
El desarrollo de esta competencia implica aprender a gestionar la propia autonomía
personal, con sus ideas y toma de decisiones, con las de otras personas y grupos, con la
familia, con otros entornos sociales y culturales; supone apreciar la diversidad religiosa,
asumiendo el ejercicio de la identidad personal en las relaciones y vínculos con otros,
participando e interactuando con actitudes de respeto, empatía, altruismo, perdón y
misericordia, teniendo en cuenta la importancia del lenguaje y la comunicación. Este
desarrollo competencial facilita la asertividad, la participación en la toma de decisiones
comunitarias, en la resolución pacífica y positiva de conflictos, creando entornos de
interdependencia, solidaridad intergeneracional, ecodependencia, diversidad, igualdad, y
pluralidad de visiones e identidades; busca la amistad social. La materia de Religión
Católica, que se desarrolla en línea con estas finalidades sociales de la escuela y sus
valores, propone las creencias religiosas que, a la luz de los principios generales del
magisterio social de la Iglesia, los promueven y fundamentan. La armonía entre las
virtudes sociales y las convicciones personales que propone la cosmovisión cristiana
contribuye a la plena realización humana; esta coherencia fomenta la realización
personal y social, por tanto, el bien común.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL2, CCL5, CP3, STEM5, CD3, CPSAA3, CC1, CC2, CC4, CE1.
3. Asumir los desafíos de la humanidad desde una perspectiva inclusiva
reconociendo las necesidades individuales y sociales, discerniéndolos con las claves del
«Reino de Dios», para implicarse personal y profesionalmente en la transformación
social y el logro del bien común.
La propuesta de la dignidad humana realizada en el desarrollo integral de cada
persona y en su proyecto vital, expresado en todo su potencial social de relaciones,
vínculos y pertenencias, puede completarse todavía con una inspiración de plenitud que el
cristianismo explica con la expresión «Reino de Dios». Es decir, creemos que Dios tiene
un proyecto de comunión para la humanidad, anunciado en Jesucristo: la superación del
mal y de la muerte, la construcción de la casa común, la fraternidad universal, la inclusión
de todos y cada uno de los seres humanos en un ámbito de vida y de humanidad plena.
Un horizonte que planifica la propuesta de los objetivos de desarrollo sostenible. Con este
desarrollo trascendente y teológico, tanto la dimensión personal como la social alcanzan
una plenitud completa y eterna. Por eso, esta creencia puede fundamentar y motivar los
proyectos vitales, la justicia y la paz y el bien común. En cuanto a los conocimientos, la
antropología cristiana, con su propuesta escatológica, constituirá la inspiración de los
saberes básicos que conlleva esta competencia específica.
El desarrollo de esta competencia específica asume como propias todas las
situaciones de exclusión o pobreza, de violencia o injusticia, de desigualdad entre
varones y mujeres, para proponer la erradicación de esos problemas con la esperanza
radical del bien común que expresa el Evangelio. Esto supone educar la mirada y la
contemplación de la realidad, a nivel local y global, para percibir las consecuencias del
propio comportamiento, con la responsabilidad de hacernos cargo del sufrimiento, para
promover una compasión activa y procesos de cuidado, personales y sociales. Es
preocupación esencial de esta competencia identificar las situaciones de exclusión,
marginación, injusticia o violencia, comenzando por nuestros entornos y ampliando la
mirada hasta lo global, para proponer oportunidades de inclusión a las personas más
necesitadas desde la esperanza cristiana.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL1, CCL5, STEM3, CD1, CPSAA3, CC3, CC4, CE1, CCEC3.
cve: BOE-A-2022-10452
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 150
Viernes 24 de junio de 2022
Sec. I. Pág. 88462
El reconocimiento de la dimensión social y ciudadana, como condición relacional del
ser humano, y su naturaleza social, como la responsabilidad ciudadana que posibilita
cooperar plenamente en la vida social y cívica, son los objetos esenciales de esta
competencia específica de Religión Católica. Se trata de reconocer la dignidad humana,
asumiendo los derechos que conllevan deberes y responsabilidades propios de la vida
en sociedad, expresados universalmente en los derechos humanos.
El desarrollo de esta competencia implica aprender a gestionar la propia autonomía
personal, con sus ideas y toma de decisiones, con las de otras personas y grupos, con la
familia, con otros entornos sociales y culturales; supone apreciar la diversidad religiosa,
asumiendo el ejercicio de la identidad personal en las relaciones y vínculos con otros,
participando e interactuando con actitudes de respeto, empatía, altruismo, perdón y
misericordia, teniendo en cuenta la importancia del lenguaje y la comunicación. Este
desarrollo competencial facilita la asertividad, la participación en la toma de decisiones
comunitarias, en la resolución pacífica y positiva de conflictos, creando entornos de
interdependencia, solidaridad intergeneracional, ecodependencia, diversidad, igualdad, y
pluralidad de visiones e identidades; busca la amistad social. La materia de Religión
Católica, que se desarrolla en línea con estas finalidades sociales de la escuela y sus
valores, propone las creencias religiosas que, a la luz de los principios generales del
magisterio social de la Iglesia, los promueven y fundamentan. La armonía entre las
virtudes sociales y las convicciones personales que propone la cosmovisión cristiana
contribuye a la plena realización humana; esta coherencia fomenta la realización
personal y social, por tanto, el bien común.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL2, CCL5, CP3, STEM5, CD3, CPSAA3, CC1, CC2, CC4, CE1.
3. Asumir los desafíos de la humanidad desde una perspectiva inclusiva
reconociendo las necesidades individuales y sociales, discerniéndolos con las claves del
«Reino de Dios», para implicarse personal y profesionalmente en la transformación
social y el logro del bien común.
La propuesta de la dignidad humana realizada en el desarrollo integral de cada
persona y en su proyecto vital, expresado en todo su potencial social de relaciones,
vínculos y pertenencias, puede completarse todavía con una inspiración de plenitud que el
cristianismo explica con la expresión «Reino de Dios». Es decir, creemos que Dios tiene
un proyecto de comunión para la humanidad, anunciado en Jesucristo: la superación del
mal y de la muerte, la construcción de la casa común, la fraternidad universal, la inclusión
de todos y cada uno de los seres humanos en un ámbito de vida y de humanidad plena.
Un horizonte que planifica la propuesta de los objetivos de desarrollo sostenible. Con este
desarrollo trascendente y teológico, tanto la dimensión personal como la social alcanzan
una plenitud completa y eterna. Por eso, esta creencia puede fundamentar y motivar los
proyectos vitales, la justicia y la paz y el bien común. En cuanto a los conocimientos, la
antropología cristiana, con su propuesta escatológica, constituirá la inspiración de los
saberes básicos que conlleva esta competencia específica.
El desarrollo de esta competencia específica asume como propias todas las
situaciones de exclusión o pobreza, de violencia o injusticia, de desigualdad entre
varones y mujeres, para proponer la erradicación de esos problemas con la esperanza
radical del bien común que expresa el Evangelio. Esto supone educar la mirada y la
contemplación de la realidad, a nivel local y global, para percibir las consecuencias del
propio comportamiento, con la responsabilidad de hacernos cargo del sufrimiento, para
promover una compasión activa y procesos de cuidado, personales y sociales. Es
preocupación esencial de esta competencia identificar las situaciones de exclusión,
marginación, injusticia o violencia, comenzando por nuestros entornos y ampliando la
mirada hasta lo global, para proponer oportunidades de inclusión a las personas más
necesitadas desde la esperanza cristiana.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL1, CCL5, STEM3, CD1, CPSAA3, CC3, CC4, CE1, CCEC3.
cve: BOE-A-2022-10452
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 150