III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Patrimonio cultural inmaterial. (BOE-A-2022-254)
Resolución de 3 de enero de 2022, de la Dirección General de Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración del belenismo como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 5 de enero de 2022
Sec. III. Pág. 1181
láminas de la «Colección de trajes de las provincias de España», publicada por Juan de
la Cruz Cano y Holmedilla en 1777. Estos pastores, además, realizaban las mismas
faenas domésticas y oficios, mostrando, asimismo, la relación de los pastores con su
entorno, la España rural, incluyendo construcciones que reproducían la arquitectura
popular. Los nacimientos familiares se poblaron con figuras realizadas en Granada, El
Puerto de Santa María (Cádiz) y, muy especialmente, en Murcia, que fueron las
preferidas por los españoles, tanto por su calidad como precio. Esto hizo que la ciudad
de Murcia llegase a ser el mayor centro productor español de figuras de nacimiento,
convirtiéndose en una de sus industrias y, finalmente, en una de sus señas de identidad
a lo largo del siglo XX.
En las ciudades las familias visitaban las tradicionales ferias navideñas, donde
convivían los frutos y comestibles con los instrumentos musicales y las figuras para el
nacimiento. En Madrid la plaza de Santa Cruz, junto a las calles adyacentes, como la
calle Esparteros, fue el lugar donde se vendían todos los elementos necesarios para la
construcción del nacimiento desde ca. 1765. En Barcelona, lo fue la Feria de Santa Lucía
desde 1786.
En las primeras décadas del siglo XX los anacronismos de los belenes pasaron de
ser aplaudidos a ser duramente atacados, al defender un nuevo tipo de belén que
buscaba la fidelidad arqueológica. El belén tradicional y popular sería sustituido por otro
de tipo historicista, con paisajes y figuras orientalizantes. Al escultor catalán Domènec
Talarn i Ribot (1812-1902) se atribuye la creación de las primeras figuras orientalizantes,
dando origen al denominado «belenismo arqueológico», a quien siguió una abundante
nómina de escultores.
Este falso verismo histórico sería asumido por las nacientes asociaciones de
belenistas (por ejemplo, en 1863 se creó la Sociedad de Pesebristas de Barcelona,
refundada en 1921 como Asociación de Pesebristas de Barcelona), que impulsaron la
nueva tendencia, junto a la perspectiva de sus dioramas, y, de esta manera, las figuras
de barro policromado que plasmaban la sociedad rural española comenzaron a entrar en
declive. Aunque algunos artesanos se resistieron a este cambio, como el granadino
Antonio Jiménez Rada (1873-1949), cuya obra fue continuada por su hijo José Jiménez
Mariscal (1909-1995), y el artesano Ángel Martínez García (1882-1946) de El Puerto de
Santa María (Cádiz), en cuyas figuras reflejaron su entorno.
Las figuras de la escuela de Olot, de pasta de madera, con su pretendida fidelidad
histórica, al vestir a sus personajes con atuendos atemporales en base a túnicas, mantos
y turbantes, conquistaron el mercado. Numerosas instituciones, especialmente
parroquias, conventos y colegios, se decantaron por estas figuras para sus belenes
monumentales, uniformizando todo lo relativo al belén. Para los paisajes, frente al corcho
y musgo, la nueva estética encontró en la escayola un material con el que recrear sus
pretendidos entornos bíblicos, a la vez que se impartían reglas de naturalismo,
perspectiva y fidelidad histórica, entendida al modo de la época.
Todo ello fue favorecido aún más por las directrices que, después de la Guerra Civil,
se dieron desde las asociaciones belenistas para desterrar los anacronismos del belén,
ya que no había sitio para nada que no fuese verdad histórica y evangélica. Como
consecuencia de ello, el nacimiento en los hogares quedó reducido a la representación
de la anunciación a los pastores, el Misterio y la cabalgata de los Reyes Magos. En esta
labor de depuración, algunas tradiciones, figuras y símbolos fueron desterrados, aunque
una parte de aquello ha podido llegar a nuestros días.
Tipologías
Existen numerosas formas de representar el Belén según atendamos a la técnica del
montaje, al estilo de confección, al entorno representado, a la existencia o no de
movimiento, al tamaño y a los personajes utilizados.
De acuerdo con la técnica del montaje se dividen en abiertos, cerrados (diorama) o
santuario móvil. Según el estilo de confección, pueden ser populares (domésticos) o
cve: BOE-A-2022-254
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 4
Miércoles 5 de enero de 2022
Sec. III. Pág. 1181
láminas de la «Colección de trajes de las provincias de España», publicada por Juan de
la Cruz Cano y Holmedilla en 1777. Estos pastores, además, realizaban las mismas
faenas domésticas y oficios, mostrando, asimismo, la relación de los pastores con su
entorno, la España rural, incluyendo construcciones que reproducían la arquitectura
popular. Los nacimientos familiares se poblaron con figuras realizadas en Granada, El
Puerto de Santa María (Cádiz) y, muy especialmente, en Murcia, que fueron las
preferidas por los españoles, tanto por su calidad como precio. Esto hizo que la ciudad
de Murcia llegase a ser el mayor centro productor español de figuras de nacimiento,
convirtiéndose en una de sus industrias y, finalmente, en una de sus señas de identidad
a lo largo del siglo XX.
En las ciudades las familias visitaban las tradicionales ferias navideñas, donde
convivían los frutos y comestibles con los instrumentos musicales y las figuras para el
nacimiento. En Madrid la plaza de Santa Cruz, junto a las calles adyacentes, como la
calle Esparteros, fue el lugar donde se vendían todos los elementos necesarios para la
construcción del nacimiento desde ca. 1765. En Barcelona, lo fue la Feria de Santa Lucía
desde 1786.
En las primeras décadas del siglo XX los anacronismos de los belenes pasaron de
ser aplaudidos a ser duramente atacados, al defender un nuevo tipo de belén que
buscaba la fidelidad arqueológica. El belén tradicional y popular sería sustituido por otro
de tipo historicista, con paisajes y figuras orientalizantes. Al escultor catalán Domènec
Talarn i Ribot (1812-1902) se atribuye la creación de las primeras figuras orientalizantes,
dando origen al denominado «belenismo arqueológico», a quien siguió una abundante
nómina de escultores.
Este falso verismo histórico sería asumido por las nacientes asociaciones de
belenistas (por ejemplo, en 1863 se creó la Sociedad de Pesebristas de Barcelona,
refundada en 1921 como Asociación de Pesebristas de Barcelona), que impulsaron la
nueva tendencia, junto a la perspectiva de sus dioramas, y, de esta manera, las figuras
de barro policromado que plasmaban la sociedad rural española comenzaron a entrar en
declive. Aunque algunos artesanos se resistieron a este cambio, como el granadino
Antonio Jiménez Rada (1873-1949), cuya obra fue continuada por su hijo José Jiménez
Mariscal (1909-1995), y el artesano Ángel Martínez García (1882-1946) de El Puerto de
Santa María (Cádiz), en cuyas figuras reflejaron su entorno.
Las figuras de la escuela de Olot, de pasta de madera, con su pretendida fidelidad
histórica, al vestir a sus personajes con atuendos atemporales en base a túnicas, mantos
y turbantes, conquistaron el mercado. Numerosas instituciones, especialmente
parroquias, conventos y colegios, se decantaron por estas figuras para sus belenes
monumentales, uniformizando todo lo relativo al belén. Para los paisajes, frente al corcho
y musgo, la nueva estética encontró en la escayola un material con el que recrear sus
pretendidos entornos bíblicos, a la vez que se impartían reglas de naturalismo,
perspectiva y fidelidad histórica, entendida al modo de la época.
Todo ello fue favorecido aún más por las directrices que, después de la Guerra Civil,
se dieron desde las asociaciones belenistas para desterrar los anacronismos del belén,
ya que no había sitio para nada que no fuese verdad histórica y evangélica. Como
consecuencia de ello, el nacimiento en los hogares quedó reducido a la representación
de la anunciación a los pastores, el Misterio y la cabalgata de los Reyes Magos. En esta
labor de depuración, algunas tradiciones, figuras y símbolos fueron desterrados, aunque
una parte de aquello ha podido llegar a nuestros días.
Tipologías
Existen numerosas formas de representar el Belén según atendamos a la técnica del
montaje, al estilo de confección, al entorno representado, a la existencia o no de
movimiento, al tamaño y a los personajes utilizados.
De acuerdo con la técnica del montaje se dividen en abiertos, cerrados (diorama) o
santuario móvil. Según el estilo de confección, pueden ser populares (domésticos) o
cve: BOE-A-2022-254
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Núm. 4