III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA Y DEPORTE. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2022-221)
Resolución de 17 de diciembre de 2021, de la Dirección General de Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural, en la categoría de monumento, a favor del Real Taller de Aserrío de Valsaín, en el término municipal de Real Sitio de San Ildefonso (Segovia).
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 4 de enero de 2022
Sec. III. Pág. 1023
Respecto al basamento del edificio, en los trabajos anteriormente citados, tras el
inicio de la obra y la excavación de la zanja de drenaje de la fachada noroeste se
descubrió que el edificio carece de cimentación, siendo los propios muros y solera del
sótano los que ejercen esta función. En este sótano es donde se encontraba todo el
árbol que movía la maquinaria de aserrar situada en el piso superior, de la cual
actualmente se conserva solo el eje transversal mencionado anteriormente y algunas
ruedas, tanto metálicas como de manera, así como los apoyos de las mencionadas
máquinas. En estos apoyos, constituidos por gruesas pilastras de ladrillo, se pueden
observar unas conducciones destinadas a recoger el serrín, resultante de las labores de
trabajo de la madera, el cual se recogía, probablemente mediante algún sistema de
cintas móviles también alojado en el sótano, y se reutilizaba como combustible para
alimentar la caldera. Se conservan también, aunque solo parcialmente, las baldosas que
cubrían originalmente el solar de este sótano. Sin embargo, las condiciones de humedad
extremas provocadas por la afloración de aguas subterráneas han deteriorado en buena
parte este pavimento.
Enumeración de partes integrantes
Dentro del edificio principal, ya descrito minuciosamente, se conservan las calderas y
la máquina de vapor que dieron movimiento a la maquinaria del antiguo aserradero de
Valsaín durante la mayor parte del periodo en que se utilizó para el aserrío, ya que, como
se ha mencionado, durante un breve periodo dispuso de un motor eléctrico.
Como se ha comentado también, con los propios residuos de aserrío se alimentaban
las dos calderas que constituían el medio de producción calórica del mecanismo del
aserrío (siendo entonces la máquina de vapor el medio de transformación de esta
energía calórica en la energía cinética necesaria para mover toda la maquinaria de
aserrar). Estas eran de fabricación inglesa, probablemente construidas por la empresa
«Ransone» (mismo fabricante de las herramientas mecánicas de aserrío que hoy ya no
se conservan), similares al modelo Babcock & Wilcox. Se trataba de unas máquinas de
estructura tubular altamente seguras, ya que eran inexplosibles incluso trabajando a
máxima potencia, la cual eran hasta 10 atmósferas de presión. Esta potencia se tardaba
en alcanzar aproximadamente una hora y cuarto, pero en apenas tres cuartos de hora ya
se podía producir vapor a 6 atmósferas de presión y podían llegar a funcionar del orden
de unas 8 a 10 horas al día. Esto era posible gracias a la gran superficie de calefacción y
los múltiples tubos de agua con los que cuenta este diseño de caldera en concreto. Las
rejillas del hogar estaban diseñadas además para poder aprovechar cualquier tipo de
combustible, incluidos los desechos del aserradero. El agua necesaria para producir el
vapor que luego se conduciría a la máquina de vapor entraba en las calderas por medio
de unas bombas que se movían con la energía producida por la propia máquina, creando
así una suerte de aprovechamiento cíclico de la energía. El inconveniente que planteaba
esto era que en caso de avería era necesario llenar los depósitos de las calderas, de
casi 3.000 litros cada uno, de forma manual, por lo que, en circunstancias normales, no
se usaban las dos calderas simultáneamente, sino que una se mantenía en reserva para
estos casos.
La máquina de vapor, por su parte, fue construida en la factoría Van Der Kerchove de
Gante, Bélgica, bajo patente de 1849 del ingeniero americano George Henry Corliss, y
fue trasladada hasta Valsaín mediante vehículos de tracción animal. Se trata de una
máquina de cilindro horizontal que contaba con el sistema regulador patentado por
Corliss. Este permitía una expansión variable del vapor saturado y la condensación total
del vapor residual procedente del cilindro de expansión. La admisión y expulsión del
vapor de este cilindro de expansión se realizaba a través de unas válvulas cilíndricas
oscilantes, denominadas «cursor Corliss», y estaba indirectamente controlado por el
regulador centrífugo de la máquina, de modo que el vapor dentro del cilindro empujaba
en ambas direcciones (motivo por el cual se denomina al sistema «de doble efecto») la
cabeza de un émbolo cuyo vástago se uno a una biela que articula a su vez una
cve: BOE-A-2022-221
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 3
Martes 4 de enero de 2022
Sec. III. Pág. 1023
Respecto al basamento del edificio, en los trabajos anteriormente citados, tras el
inicio de la obra y la excavación de la zanja de drenaje de la fachada noroeste se
descubrió que el edificio carece de cimentación, siendo los propios muros y solera del
sótano los que ejercen esta función. En este sótano es donde se encontraba todo el
árbol que movía la maquinaria de aserrar situada en el piso superior, de la cual
actualmente se conserva solo el eje transversal mencionado anteriormente y algunas
ruedas, tanto metálicas como de manera, así como los apoyos de las mencionadas
máquinas. En estos apoyos, constituidos por gruesas pilastras de ladrillo, se pueden
observar unas conducciones destinadas a recoger el serrín, resultante de las labores de
trabajo de la madera, el cual se recogía, probablemente mediante algún sistema de
cintas móviles también alojado en el sótano, y se reutilizaba como combustible para
alimentar la caldera. Se conservan también, aunque solo parcialmente, las baldosas que
cubrían originalmente el solar de este sótano. Sin embargo, las condiciones de humedad
extremas provocadas por la afloración de aguas subterráneas han deteriorado en buena
parte este pavimento.
Enumeración de partes integrantes
Dentro del edificio principal, ya descrito minuciosamente, se conservan las calderas y
la máquina de vapor que dieron movimiento a la maquinaria del antiguo aserradero de
Valsaín durante la mayor parte del periodo en que se utilizó para el aserrío, ya que, como
se ha mencionado, durante un breve periodo dispuso de un motor eléctrico.
Como se ha comentado también, con los propios residuos de aserrío se alimentaban
las dos calderas que constituían el medio de producción calórica del mecanismo del
aserrío (siendo entonces la máquina de vapor el medio de transformación de esta
energía calórica en la energía cinética necesaria para mover toda la maquinaria de
aserrar). Estas eran de fabricación inglesa, probablemente construidas por la empresa
«Ransone» (mismo fabricante de las herramientas mecánicas de aserrío que hoy ya no
se conservan), similares al modelo Babcock & Wilcox. Se trataba de unas máquinas de
estructura tubular altamente seguras, ya que eran inexplosibles incluso trabajando a
máxima potencia, la cual eran hasta 10 atmósferas de presión. Esta potencia se tardaba
en alcanzar aproximadamente una hora y cuarto, pero en apenas tres cuartos de hora ya
se podía producir vapor a 6 atmósferas de presión y podían llegar a funcionar del orden
de unas 8 a 10 horas al día. Esto era posible gracias a la gran superficie de calefacción y
los múltiples tubos de agua con los que cuenta este diseño de caldera en concreto. Las
rejillas del hogar estaban diseñadas además para poder aprovechar cualquier tipo de
combustible, incluidos los desechos del aserradero. El agua necesaria para producir el
vapor que luego se conduciría a la máquina de vapor entraba en las calderas por medio
de unas bombas que se movían con la energía producida por la propia máquina, creando
así una suerte de aprovechamiento cíclico de la energía. El inconveniente que planteaba
esto era que en caso de avería era necesario llenar los depósitos de las calderas, de
casi 3.000 litros cada uno, de forma manual, por lo que, en circunstancias normales, no
se usaban las dos calderas simultáneamente, sino que una se mantenía en reserva para
estos casos.
La máquina de vapor, por su parte, fue construida en la factoría Van Der Kerchove de
Gante, Bélgica, bajo patente de 1849 del ingeniero americano George Henry Corliss, y
fue trasladada hasta Valsaín mediante vehículos de tracción animal. Se trata de una
máquina de cilindro horizontal que contaba con el sistema regulador patentado por
Corliss. Este permitía una expansión variable del vapor saturado y la condensación total
del vapor residual procedente del cilindro de expansión. La admisión y expulsión del
vapor de este cilindro de expansión se realizaba a través de unas válvulas cilíndricas
oscilantes, denominadas «cursor Corliss», y estaba indirectamente controlado por el
regulador centrífugo de la máquina, de modo que el vapor dentro del cilindro empujaba
en ambas direcciones (motivo por el cual se denomina al sistema «de doble efecto») la
cabeza de un émbolo cuyo vástago se uno a una biela que articula a su vez una
cve: BOE-A-2022-221
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Núm. 3