III. Otras disposiciones. ADMINISTRACIÓN LOCAL. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-20627)
Resolución de 29 de noviembre de 2021, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), referente a la incoación del expediente de declaración como bien de interés cultural, con categoría de sitio etnológico, del monasterio de Santa María de La Trapa, en el término municipal de Andratx.
17 páginas totales
Página
Zahoribo únicamente muestra información pública que han sido publicada previamente por organismos oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 14 de diciembre de 2021
Sec. III. Pág. 153302
aún no se había formalizado, y la comunidad incluso pidió ayuda al juez Nicolau
Campaner, quien los había acogido a su llegada a la isla. Sin embargo, con el tiempo
esta fundación no se llevará a cabo debido a los episodios venideros.
En 1820, durante el Trienio liberal (1820-1823), se suprimieron las órdenes
monásticas, mendicantes y clericales. Los trapenses tuvieron que marcharse de la Trapa
y, en un corto espacio de tiempo, el oratorio abandonado se convirtió en un corral para el
rebaño. Los carboneros arrasaron el bosque de los alrededores y los vecinos expoliaron
todos los elementos constructivos aprovechables para sus viviendas: puertas, maderas,
hierros, tejas, etc.
Con la vuelta del absolutismo, durante la denominada década ominosa (1823-1833),
las órdenes regulares se restablecieron en sus monasterios y conventos por toda
Mallorca, pero los trapenses no volvieron a establecerse en la Trapa, a pesar de los
intentos que hizo el Ayuntamiento de Andratx en 1824 y 1825, con el apoyo del
Ayuntamiento de Palma, de la parroquia de Andratx, entre otras instituciones y personas
ilustres de la isla. La comunidad trapense, ya asentada en Aragón, no valoró el regreso a
Mallorca y desestimó la recuperación del valle. Sin embargo, la finca de La Trapa
dependía del abad de Santa Susanna hasta la donación formal a la Casa General de la
Merced, a finales de los años veinte del siglo XIX. Aunque haya algún estudio que apoya
la tesis –más que discutible– de que La Trapa que estuvo en activo hasta su
secularización en 1835.
Se conserva un inventario de los bienes, en relación con la cesión realizada a la
Casa general de la Misericordia, en 1828. Este registro se refiere a las joyas de la
iglesia, los muebles de la casa y al rebaño. Entre los objetos más preciados se
encontraba la Virgen de la Trapa —modelada en barro cocido— que en 1848 ya está
documentada en su actual ubicación, la iglesia de s'Arracó, aunque es muy posible que
fuera trasladada antes. También hay que mencionar aquí el reloj fue a la parroquia de
Andratx, la campana del monasterio se conserva en Son Fortuny y el Ombú, un árbol
que plantaron los monjes a su llegada al valle y que después de 200 años todavía se
mantiene en pie.
Es factible creer que, en ese momento, las casas quedaron abandonadas
definitivamente, expuestas a la rapiña iniciada años atrás, aunque se mantuvo la
explotación agrícola. Antes de la presencia de los trapenses, el valle sólo suministraba
leña y carbón. La puesta en marcha de huertos y tierras de cultivo por parte de los
monjes dejaron un panorama muy diferente en el 1825, cuando las tierras del valle de
San José y Can Farineta ofrecían grano, algarrobas, hortalizas, legumbres y aceitunas.
Los bienes cedidos a la Casa General de la Misericórdia, como consecuencia de la
desamortización de Mendizábal en 1835, pasan a ser gestionados por la Diputación
Provincial. Años después, en 1853, se subastó la finca. El militar Segismundo Morey la
adquirió y posteriormente se lo vendió a Gabriel Ros de la Calatrava. Diferentes
propietarios convierten las casas del monasterio en casas de posesión, que se
mantuvieron en pie hasta la década de 1990. Según se refleja en la literatura de finales
del siglo XIX, estas construcciones eran recientes, dado que, en el momento de la
adquisición de la finca, ya sólo quedaban en pie algunos muros del antiguo oratorio, con
las ventanas. Las ruinas de la iglesia –tres arcos dobles de medio punto y una capilla
con el altar mayor– permanecieron en pie hasta esta época. Sin embargo, habían
desaparecido diferentes dependencias, como la herrería, la carpintería, el telar y la
bodega; y sólo quedaban en pie el molino de sangre y algunos establos.
En 1980, el GOB adquirió la finca de La Trapa mediante suscripción popular. A partir
de entonces, la organización ecologista ha llevado a cabo la gestión de la Trapa,
partiendo de un modelo de custodia del territorio basado en la realización de proyectos
que buscan la conservación de un espacio natural mediante la implicación de los
sectores afectados, haciendo partícipe a la sociedad civil en la protección del medio
natural.
Entre los años 1997 y 2012 el GOB y el Consell de Mallorca firmaron un convenio
para la reconstrucción del conjunto arquitectónico con un proyecto de refugio de la «Ruta
cve: BOE-A-2021-20627
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 298
Martes 14 de diciembre de 2021
Sec. III. Pág. 153302
aún no se había formalizado, y la comunidad incluso pidió ayuda al juez Nicolau
Campaner, quien los había acogido a su llegada a la isla. Sin embargo, con el tiempo
esta fundación no se llevará a cabo debido a los episodios venideros.
En 1820, durante el Trienio liberal (1820-1823), se suprimieron las órdenes
monásticas, mendicantes y clericales. Los trapenses tuvieron que marcharse de la Trapa
y, en un corto espacio de tiempo, el oratorio abandonado se convirtió en un corral para el
rebaño. Los carboneros arrasaron el bosque de los alrededores y los vecinos expoliaron
todos los elementos constructivos aprovechables para sus viviendas: puertas, maderas,
hierros, tejas, etc.
Con la vuelta del absolutismo, durante la denominada década ominosa (1823-1833),
las órdenes regulares se restablecieron en sus monasterios y conventos por toda
Mallorca, pero los trapenses no volvieron a establecerse en la Trapa, a pesar de los
intentos que hizo el Ayuntamiento de Andratx en 1824 y 1825, con el apoyo del
Ayuntamiento de Palma, de la parroquia de Andratx, entre otras instituciones y personas
ilustres de la isla. La comunidad trapense, ya asentada en Aragón, no valoró el regreso a
Mallorca y desestimó la recuperación del valle. Sin embargo, la finca de La Trapa
dependía del abad de Santa Susanna hasta la donación formal a la Casa General de la
Merced, a finales de los años veinte del siglo XIX. Aunque haya algún estudio que apoya
la tesis –más que discutible– de que La Trapa que estuvo en activo hasta su
secularización en 1835.
Se conserva un inventario de los bienes, en relación con la cesión realizada a la
Casa general de la Misericordia, en 1828. Este registro se refiere a las joyas de la
iglesia, los muebles de la casa y al rebaño. Entre los objetos más preciados se
encontraba la Virgen de la Trapa —modelada en barro cocido— que en 1848 ya está
documentada en su actual ubicación, la iglesia de s'Arracó, aunque es muy posible que
fuera trasladada antes. También hay que mencionar aquí el reloj fue a la parroquia de
Andratx, la campana del monasterio se conserva en Son Fortuny y el Ombú, un árbol
que plantaron los monjes a su llegada al valle y que después de 200 años todavía se
mantiene en pie.
Es factible creer que, en ese momento, las casas quedaron abandonadas
definitivamente, expuestas a la rapiña iniciada años atrás, aunque se mantuvo la
explotación agrícola. Antes de la presencia de los trapenses, el valle sólo suministraba
leña y carbón. La puesta en marcha de huertos y tierras de cultivo por parte de los
monjes dejaron un panorama muy diferente en el 1825, cuando las tierras del valle de
San José y Can Farineta ofrecían grano, algarrobas, hortalizas, legumbres y aceitunas.
Los bienes cedidos a la Casa General de la Misericórdia, como consecuencia de la
desamortización de Mendizábal en 1835, pasan a ser gestionados por la Diputación
Provincial. Años después, en 1853, se subastó la finca. El militar Segismundo Morey la
adquirió y posteriormente se lo vendió a Gabriel Ros de la Calatrava. Diferentes
propietarios convierten las casas del monasterio en casas de posesión, que se
mantuvieron en pie hasta la década de 1990. Según se refleja en la literatura de finales
del siglo XIX, estas construcciones eran recientes, dado que, en el momento de la
adquisición de la finca, ya sólo quedaban en pie algunos muros del antiguo oratorio, con
las ventanas. Las ruinas de la iglesia –tres arcos dobles de medio punto y una capilla
con el altar mayor– permanecieron en pie hasta esta época. Sin embargo, habían
desaparecido diferentes dependencias, como la herrería, la carpintería, el telar y la
bodega; y sólo quedaban en pie el molino de sangre y algunos establos.
En 1980, el GOB adquirió la finca de La Trapa mediante suscripción popular. A partir
de entonces, la organización ecologista ha llevado a cabo la gestión de la Trapa,
partiendo de un modelo de custodia del territorio basado en la realización de proyectos
que buscan la conservación de un espacio natural mediante la implicación de los
sectores afectados, haciendo partícipe a la sociedad civil en la protección del medio
natural.
Entre los años 1997 y 2012 el GOB y el Consell de Mallorca firmaron un convenio
para la reconstrucción del conjunto arquitectónico con un proyecto de refugio de la «Ruta
cve: BOE-A-2021-20627
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 298