I. Disposiciones generales. MINISTERIO DE LA PRESIDENCIA, RELACIONES CON LAS CORTES Y MEMORIA DEMOCRÁTICA. Medio ambiente. (BOE-A-2021-11614)
Orden PCM/735/2021, de 9 de julio, por la que se aprueba la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas.
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No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 166
Martes 13 de julio de 2021
Sec. I. Pág. 83239
Del estudio y análisis de estas series históricas se ha observado que las temperaturas muestran
una tendencia generalizada al alza en todo el territorio español, con incrementos que oscilan
entre 1 y 2 grados en el periodo comprendido entre 1850 y 2005 (VVAA, 2007). Esta tendencia
no es homogénea, ni a escala temporal, ni espacial; de hecho:
A lo largo del siglo XX se pueden diferenciar varios ciclos: uno de ascenso térmico,
entre 1901 y 1949, un descenso desde esa fecha hasta 1972, un rápido aumento
desde 1973 hasta 2000 y un posterior estancamiento.
De los diez años más cálidos desde el comienzo de la serie de temperatura media de
España, ocho corresponden a años del siglo XXI y seis de ellos pertenecen a la década
2011-2020. Uno de estos seis ha sido 2019 con una temperatura media de 15.9 °C,
valor que supera en 0.8 °C al valor medio anual (Agencia Estatal de Meteorología,
2020).
El calentamiento ha sido más acusado en primavera y verano, y en las temperaturas
máximas.
Por regiones, las más afectadas por el calentamiento son las situadas en la mitad
oriental peninsular, cubriendo una amplia franja en torno al Mediterráneo que se
extiende desde Girona hasta Málaga.
En las Islas Canarias, los cambios en el comportamiento del clima son evidentes desde
el punto de vista térmico, y similares a los observados en la Península.
Asimismo, se ha observado una disminución de los días fríos y un aumento de los cálidos por
lo que, si se mantiene esta tendencia, es de prever un incremento de las olas de calor.
Respecto a la precipitación, las tendencias seculares y recientes no son tan fáciles de identificar
dada la complejidad de la distribución espacial de las lluvias en España y su elevada variabilidad
temporal. En el contexto de los últimos quinientos años, la reconstrucción del clima muestra
la sucesión de periodos lluviosos y secos, de duración variable y sin cambios bruscos, tanto en
el sur peninsular como en el norte. Luna et al. (2012) señalan que, para la precipitación desde
comienzos del siglo XX, la tendencia de la media anual para todo el periodo es despreciable.
En cambio, desde mediados del siglo XX, la tendencia es notablemente negativa (-13.2 mm /
10 años). En el análisis por estaciones del año, para los 108 años ninguna estación muestra
tendencias apreciables. Desde 1951 el invierno muestra una tendencia decreciente de unos 10
mm/10 años que, sin embargo, no alcanza la significación estadística. El verano en este periodo
sí alcanza la significación estadística con una tendencia negativa de -3.3 mm
Junto con los impactos ya observados por efecto del cambio climático, se proyectan futuros
impactos cuya intensidad y frecuencia van ligados al nivel de cambio que realmente
experimente el sistema climático, y que depende del grado de forzamiento al que se le someta
por causas antropogénicas.
El proyectado incremento de las temperaturas y la mayor frecuencia de sequías a lo largo de las
próximas décadas apuntan a unos impactos potenciales sobre la biodiversidad que pueden
cve: BOE-A-2021-11614
Verificable en https://www.boe.es
/ 10 años. En este sentido, cabe resaltar que la demanda evaporativa aumentó en las últimas
cinco décadas (+24.4mm por decenio), principalmente en los meses de verano (Agencia Estatal
de Meteorología, 2020).
Núm. 166
Martes 13 de julio de 2021
Sec. I. Pág. 83239
Del estudio y análisis de estas series históricas se ha observado que las temperaturas muestran
una tendencia generalizada al alza en todo el territorio español, con incrementos que oscilan
entre 1 y 2 grados en el periodo comprendido entre 1850 y 2005 (VVAA, 2007). Esta tendencia
no es homogénea, ni a escala temporal, ni espacial; de hecho:
A lo largo del siglo XX se pueden diferenciar varios ciclos: uno de ascenso térmico,
entre 1901 y 1949, un descenso desde esa fecha hasta 1972, un rápido aumento
desde 1973 hasta 2000 y un posterior estancamiento.
De los diez años más cálidos desde el comienzo de la serie de temperatura media de
España, ocho corresponden a años del siglo XXI y seis de ellos pertenecen a la década
2011-2020. Uno de estos seis ha sido 2019 con una temperatura media de 15.9 °C,
valor que supera en 0.8 °C al valor medio anual (Agencia Estatal de Meteorología,
2020).
El calentamiento ha sido más acusado en primavera y verano, y en las temperaturas
máximas.
Por regiones, las más afectadas por el calentamiento son las situadas en la mitad
oriental peninsular, cubriendo una amplia franja en torno al Mediterráneo que se
extiende desde Girona hasta Málaga.
En las Islas Canarias, los cambios en el comportamiento del clima son evidentes desde
el punto de vista térmico, y similares a los observados en la Península.
Asimismo, se ha observado una disminución de los días fríos y un aumento de los cálidos por
lo que, si se mantiene esta tendencia, es de prever un incremento de las olas de calor.
Respecto a la precipitación, las tendencias seculares y recientes no son tan fáciles de identificar
dada la complejidad de la distribución espacial de las lluvias en España y su elevada variabilidad
temporal. En el contexto de los últimos quinientos años, la reconstrucción del clima muestra
la sucesión de periodos lluviosos y secos, de duración variable y sin cambios bruscos, tanto en
el sur peninsular como en el norte. Luna et al. (2012) señalan que, para la precipitación desde
comienzos del siglo XX, la tendencia de la media anual para todo el periodo es despreciable.
En cambio, desde mediados del siglo XX, la tendencia es notablemente negativa (-13.2 mm /
10 años). En el análisis por estaciones del año, para los 108 años ninguna estación muestra
tendencias apreciables. Desde 1951 el invierno muestra una tendencia decreciente de unos 10
mm/10 años que, sin embargo, no alcanza la significación estadística. El verano en este periodo
sí alcanza la significación estadística con una tendencia negativa de -3.3 mm
Junto con los impactos ya observados por efecto del cambio climático, se proyectan futuros
impactos cuya intensidad y frecuencia van ligados al nivel de cambio que realmente
experimente el sistema climático, y que depende del grado de forzamiento al que se le someta
por causas antropogénicas.
El proyectado incremento de las temperaturas y la mayor frecuencia de sequías a lo largo de las
próximas décadas apuntan a unos impactos potenciales sobre la biodiversidad que pueden
cve: BOE-A-2021-11614
Verificable en https://www.boe.es
/ 10 años. En este sentido, cabe resaltar que la demanda evaporativa aumentó en las últimas
cinco décadas (+24.4mm por decenio), principalmente en los meses de verano (Agencia Estatal
de Meteorología, 2020).