III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE GALICIA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-7047)
Decreto 235/2020, de 3 de diciembre, por el que se declara bien de interés cultural el monasterio de San Martiño Pinario y se delimita su entorno de protección y el de la Catedral metropolitana, la iglesia de San Francisco do Val de Deus, el Hospital Real y su capilla, el Palacio arzobispal de Gelmírez, la biblioteca pública Ánxel Casal y las sedes del Museo de las Peregrinaciones y de Santiago de Compostela.
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Jueves 29 de abril de 2021

Sec. III. Pág. 51310

de la plaza de la Azabachería. Debido a este enfrentamiento, las obras de la portería del
monasterio estuvieron paralizadas desde 1677 hasta 1681, cuando, tras el acuerdo con
la catedral, fray Gabriel de las Casas realiza el diseño de la portada del monasterio,
centrada en el lienzo del muro oeste del monasterio y resaltada en altura por el cuerpo
superior, presidido por el escudo real sobre la inscripción 1738, y finalizado por la figura
ecuestre de San Martiño partiendo la capa, que añadió Fernando de Casas.
Fray Gabriel de las Casas repitió al exterior el esquema interior del claustro
procesional, utilizando en la fachada un par de columnas toscanas que enmarcan la calle
central, dividida en altura en tres tramos, por la puerta, la hornacina de San Benito y el
balcón volado. En los laterales, el enorme lienzo mural desarrolla la altura en cuatro
pisos, que se abren al exterior por medio de vanos rectangulares cuya monotonía se ve
interrumpida con arcadas ciegas en el bajo y unos cuerpos cúbicos que sobresalen en
las esquinas.
Trasladado el Colegio de San Jeronimo a la plaza del Obradoiro, esta fachada del
monasterio configuró el espacio de la plaza de la Inmaculada, tal y como lo conocemos
hoy en día. El dominio de esta fachada sobre la plaza era tal que los canónigos
emprendieron poco después la reforma de la portada norte de la catedral, frente a San
Martiño.
Fernando de Casas finaliza el claustro procesional en 1743, con la construcción del
lado este y dándole una mayor altura a la fachada de la Tulla, que recorre la actual calle
de la Moeda Vella, hasta la fachada de la iglesia en la plaza de San Martiño, en cuyo
punto de encuentro se abre una entrada para facilitar el acceso al claustro procesional
desde la calle, la llamada Porta dos Carros. Concebida con carácter funcional y de
servicio, evoca la dignidad del edificio y de su comunidad, con la decoración de un
relieve de San Martiño obispo, finalizado con un frontón semicircular partido en el cual se
instala una epígrafe labrada con la fecha de 1740.
Siguiendo el mismo sentido de circulación, al superar la fachada-retablo de la iglesia,
el muro del monasterio queda oculto tras unas viviendas que tiene adosadas la citada
plaza de San Martiño, siguiendo por la calle de la Porta da Pena hasta la confluencia con
la Costa Vella, en cuya parte alta aun quedan vestigios de aquel Pignario que otrora
había dado nombre a este lugar. Desde este punto se recupera la vista del muro que
baja hacia el Campiño de San Francisco, donde converge con el muro oeste del edificio,
que discurre paralelo a la calle Valle de Deus, dominada por el enorme muro del
monasterio correspondiente con el occidental, último en la actividad constructiva del
exterior del edificio.
– Portería: El ingreso principal al monasterio se realiza por la portería, espacio
creado para dar acogida a las personas que se acercan al monasterio, como testimonio
de la importancia que la regla benedictina da a la hospitalidad.
– Claustro regular: Desde la portería, se accede al claustro regular, también llamado
de la portería o claustro de las procesiones. Iniciado en 1627 bajo a dirección de
Bartolomé Fernández Lechuga, se concluye en la década de 1740, en la época de
Fernando de Casas, después de más de un siglo de construcción, de cuyas campañas
constructivas y sus artífices quedan testimonios en las inscripciones de las métopas de
cada una de las fachadas. En el centro la fons vitae, habitual en los claustros
monásticos, reinstalada en este claustro en los años 70 del siglo XX con la intervención
que Pons Sorolla hizo en el monasterio. La fuente fue diseñada por Casas y Novoa para
este lugar, pero fue desplazada al claustro de las oficinas en el momento de la
construcción porque la presión de la conducción natural de agua no alcanzaba la altura
necesaria para conseguir la salida superior de la fuente.
– Claustro de las procesiones: El claustro de las procesiones, desarrolla una planta
cuadrada con dos alturas, de seis tramos en cada lado delimitados por un par de
enormes columnas toscanas sobre un estilóbata de altura notable. El cuerpo inferior se
articula con arcos sobre pilastras dóricas cuya rosca presenta una moldura que se alarga
sobre la línea de imposta, coincidente con la cornisa que lo separa de la parte alta. Se
abre interiormente al patio central mediante una arquería corrida y cubre sus pandas por

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