III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-4392)
Decreto 80/2020, de 23 de diciembre, por el que se declara el Convento de la Madre de Dios de Valverde de Leganés (Badajoz) como bien de interés cultural, con la categoría de monumento.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Sábado 20 de marzo de 2021

Sec. III. Pág. 32094

El claustro destaca en el conjunto conventual, estableciéndose como núcleo
organizador de todas las dependencias, tanto en planta baja como en planta alta. Se trata
de un espacio cuadrado de cinco metros por lado, definido por ocho pilares de ladrillo, dos
por cada lado, que sustentan ocho arcos de medio punto. Los arcos están delimitados por
un ligero alfiz cuya línea superior separa la arcada de la pared del piso alto. Los arcos del
claustro en planta alta han sido cegados y convertidos en ventanas. Sus galerías son
bastante bajas y están cubiertas por sencillas bóvedas de arista.
Sobre las ventanas superiores del patio del claustro, en los revestimientos de las
paredes, podemos encontrar un conjunto de esgrafiados elaborados en el siglo XVIII, con
una fecha concreta de 1793, haciendo alusión a la fecha de reconstrucción del convento
tras la Guerra de Sucesión. Gran parte de ésta ornamentación se ha perdido para siempre,
pero quedan vestigios de lo que fue y aún se puede leer restos del texto esgrafiado. Estos
indicios aportan datos cronológicos sobre el periodo en el que se intervino, y posiblemente
también indicaran el promotor de las obras, pero su conservación es tan mala que apenas
son legibles los restos de texto que aún perduran. Además, se puede apreciar una
decoración esquematizada de elementos vegetales, florales y cruces de bendición. Se
trata de esgrafiados a dos tendidos, empleando dos planos, lo que le confiere a los
mismos, color, textura y relieve.
A través del claustro, en planta alta, se accede a las celdas, ya en un estado de
conservación más crítico, donde se ha perdido la cubierta, así como los tabiques que las
compartimentaban y algún hueco de ventana.
En planta baja hacia el este, se accede, por el claustro, al refectorio o comedor de los
monjes, que da paso a dos dependencias contiguas, comunicadas entre sí. Se trata de un
amplio salón, con forma rectangular y cubierto con bóveda de cañón rebajada. En su
interior, en el muro norte, se conserva un banco de piedra corrido adosado a la pared.
Recibe la luz del exterior, a través de dos ventanas, ubicadas en el muro sur, y que dan
directamente a la huerta conventual. En sus paredes, se puede distinguir aún restos muy
deteriorados de zócalos con diseños sencillos de esgrafiados, de encintados, que
reproducen tramas geométricas de sillería, rematados en cenefa, con motivos geométricos
donde se distinguen ovas. Los solados como en el resto de dependencias, conservan
parte de las losetas de barro cocido.
Las restantes de dependencias, próximas al refectorio, situadas al sur y al este del
claustro central son de más difícil interpretación, no obstante, se tratarían de espacios
destinados a cocina, almacén, oficinas, lavatorio, letrinas, enfermería, etc. En algunas
dependencias aún se aprecian restos de esgrafiados, imitando sillares y pinturas murales.
Es de especial interés la estancia, situada en el extremo suroeste del claustro, en la que
se observan esgrafiados, a un tendido, con una decoración sencilla y primitiva, que aflora
sobre el muro de una cruz, sobre pedestal, y unas flores de seis pétalos encerradas en
círculos. Este tipo de decoración apenas tiene relieve, pues sólo se raspa la superficie del
revestimiento. El empleo de éste tipo de flor, de seis pétalos (roseta,) es un motivo muy
frecuente en la decoración de este convento. También se observa un zócalo, de falsa
cantería, rematado en cenefa con ovas. Los vanos aparecen enmarcados también con
dicha cenefa, que no es más que una superposición de semicírculos combinando
cromatismo de la cal. Del mismo modo que, en el resto del convento, se conserva parte del
último solado de losetas de barro cocido.
A los pies de la Iglesia y, situadas en la zona más occidental del convento, se
desarrollan un núcleo de dependencias, en un avanzado estado de ruina, que bien
pudieron cobijar las cuadras, bodegas y horno. El acceso a estas estancias se realiza
desde la zona de huertas. Al igual que en una de las habitaciones próximas al refectorio,
aquí encontramos, en los paramentos, el diseño de una cruz con peana y una flor de seis
pétalos, realizada con mortero de cal, a un tendido. Se trata de un modelo, ya repetido en
el convento, pero ahora, reproducido de una manera más tosca.
Finalmente, un elemento de gran interés, completaría la descripción del conjunto
conventual, la zona destinada a la Huerta. Los conventos, en su creación, eran dotados de
terrenos para la iglesia, el convento y la huerta, contando todo el conjunto, normalmente,

cve: BOE-A-2021-4392
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Núm. 68