III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE CATALUÑA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-3479)
Acuerdo GOV/19/2021, de 23 de febrero, por el que se declara bien cultural de interés nacional, en la categoría de zona arqueológica, la villa romana de Vilauba, en los términos municipales de Camós y Porqueres (Pla de l'Estany).
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 5 de marzo de 2021

Sec. III. Pág. 26206

en el extremo este del ala sur. La superficie total de estas termas sería de unos 130 m2,
incluyendo aquí los espacios correspondientes al caldarium y tepidarium, así como zonas
destinadas al horno y zonas de servicio. Este conjunto de la zona termal enlazaba con el
ala sur a través de dos estancias que se interpretan como una pequeña letrina, situada
justo en la parte posterior de la edificación y aprovechando las canalizaciones de recogida
de las aguas pluviales del patio y de desagüe de las termas. Finalmente se han identificado
tres estancias que podrían corresponder a espacios de almacenamiento y de servicio.
Aunque el derrumbamiento del tejado a causa del incendio del siglo III d. C. provocó la
destrucción y el desplazamiento de muchos objetos, se han podido determinar la
funcionalidad, la composición y las características de la mayoría de las estancias
descubiertas. El estudio de este conjunto cerrado de materiales constituyó una oportunidad
única para conocer el instrumentum domesticum de una modesta villa romana hacia
finales del siglo III d. C.
Siglos IV-V d. C: El incendio que causó la destrucción prácticamente total del ala norte
de la villa a finales del siglo III d. C. motivó el inicio de una nueva etapa que supuso un
cambio sustancial. La planta de la etapa bajoimperial se caracteriza por la pervivencia del
área central abierta, se suprime el esquema de tres naves y, por lo que se refiere a los
espacios de uso doméstico, las posibilidades se reducen al conjunto de habitaciones
situadas al sur y al este del patio, que, en planta, se disponen en forma de L. A diferencia
de la etapa precedente, conocemos sobre todo los restos correspondientes a la pars
fructuaria de la villa, es decir, las instalaciones relacionadas con el almacenamiento y la
transformación de los productos agrícolas; un segundo patio donde había un pozo; una
cisterna de planta rectangular y de dimensiones reducidas, y los restos de una posible
prensa, a cuyo alrededor se organizan otros espacios relacionados, muy probablemente,
con esta misma actividad. El proceso de abandono y transformación que sufren una parte
de las dependencias a partir de finales del siglo IV y durante el siglo V se demuestra por la
presencia de algunos enterramientos en el interior del área edificada. Se trata de un
pequeño grupo de tumbas situadas en el patio central o dentro de algunas estancias ya
abandonadas de los sectores oeste o sur, que se utilizan como área de necrópolis.
Establecimiento de los siglos VI-VII d. C.: se trata de un pequeño núcleo de hábitat
(aldea) formado por tres unidades domésticas independientes. Entre los diferentes
sectores del establecimiento había diversos espacios abiertos que ejercerían de nexos
vertebradores, tal como parece demostrar la presencia de un pozo de abastecimiento de
agua cerca del núcleo de hábitat. De esta cronología se identifican también unas
edificaciones de carácter agrícola situadas al norte y distribuidas alrededor de la edificación
de un molino de aceite y un patio anexo. La ocupación continua y el emplazamiento
topográfico de la aldea en relación con la antigua villa romana se explican, en buena
medida, por la reutilización de las viejas edificaciones como fuente de materias primas
para las nuevas construcciones y también para el aprovechamiento puntual de algunas
instalaciones productivas.
La riqueza, la singularidad, la cantidad y el excelente estado de conservación de
algunas de las piezas recuperadas constituyen otro de los valores fundamentales del
yacimiento de Vilauba. Asimismo, el amplio abanico cronológico del yacimiento, con más
de siete siglos de historia continuada, permite estudiar, conservar y exhibir la cultura
material desde la llegada de los romanos hasta prácticamente la época altomedieval. Pero
sobre todo Vilauba es excepcional y singular por el hecho de haber aportado conjuntos
únicos, motivados por el trágico suceso que sufrió durante su existencia, el incendio del
siglo III d. C., y que ha permitido conservar muchos materiales en su lugar original.
Como ejemplo de lo anterior, podemos destacar el importante conjunto de objetos
recuperados en el interior de la despensa de la villa, que toma un valor considerable si se
tiene en cuenta que proporciona de manera sincrónica el instrumentum domesticum que
estaba en uso en la villa, formado por un amplio repertorio de más de 200 piezas de
cerámica, así como algunos objetos de vidrio y de metal relacionados con el
almacenamiento, la preparación y el cocinado de los alimentos. También hay que destacar
el conjunto de estatuillas localizadas en una estancia identificada como el larario o

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