III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE CATALUÑA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2021-3479)
Acuerdo GOV/19/2021, de 23 de febrero, por el que se declara bien cultural de interés nacional, en la categoría de zona arqueológica, la villa romana de Vilauba, en los términos municipales de Camós y Porqueres (Pla de l'Estany).
5 páginas totales
Página
Zahoribo únicamente muestra información pública que han sido publicada previamente por organismos oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 5 de marzo de 2021
Sec. III. Pág. 26205
ANEXO 1
Emplazamiento, descripción y justificación
El yacimiento de Vilauba se encuentra situado al oeste del término municipal de
Camós, afectando en una reducida parte al término municipal de Porqueres, en la comarca
de El Pla de l’Estany, en el paraje conocido con el nombre de Pla de la Perpinyana. El
entorno de Vilauba es en realidad un valle de unos dos quilómetros y medio de longitud por
unos seiscientos metros de anchura.
El yacimiento se sitúa al oeste del valle, en un lugar ligeramente elevado, desde donde
domina una pequeña llanura.
La villa queda enmarcada entre dos torrentes que la cierran al norte y al sur y ocupa
una extensión aproximada de 10.000 m2. La villa romana de Vilauba es un yacimiento
arqueológico que corresponde a un establecimiento rural de época romana datado entre
los siglos II-I a. C. y los siglos VI-VII d. C. Esta larga ocupación lo convierte en un
yacimiento excepcional para el estudio del mundo rural de época romana en Cataluña. La
amplia cronología de la villa (más de 700 años de secuencia ininterrumpida) permite
conocer la evolución del modelo de explotación y ocupación del territorio impuesto por
Roma a partir del siglo I a. C. y hasta el tránsito al período altomedieval.
El buen estado de conservación de los restos arqueológicos y la superposición de las
diferentes edificaciones han facilitado la interpretación global del conjunto y la seriación de la
secuencia en tres grandes etapas. Aparte de las precedentes, la primera etapa bien conocida
corresponde al período altoimperial (siglos I-III d. C.), cuyo final está marcado por un incendio
repentino que destruye una gran parte de la vivienda principal. Este trágico suceso marca el
inicio de la segunda gran etapa que, cronológicamente, ocupa los siglos IV y V d. C. El final
de esta fase está marcado por una serie de transformaciones constructivas y funcionales
que, en la práctica, representan el último esfuerzo por mantener el modelo de la antigua
villa y frenar su declive. Los cambios radicales que se constatan durante la última etapa,
con la creación de una pequeña aldea datada entre los siglos VI-VII d. C., son consecuencia
de una profunda transformación del modelo tradicional romano de poblamiento rural y de
explotación del territorio. La identificación de este establecimiento con el topónimo de Villa
Alba conservado en documentos del siglo X y, posteriormente, su pervivencia en una
masía cercana permite seguir el hilo del antiguo establecimiento romano hasta la
actualidad.
Las tres etapas de ocupación de la villa romana son:
Siglos I-III d. C.: de este período se conoce sobre todo la pars urbana o vivienda
principal, así como algunas estructuras agrícolas distribuidas a su alrededor. Parece que
la edificación residencial se fue configurando con el paso del tiempo, de manera que no
fue hasta el siglo III d. C. cuando consiguió el aspecto definitivo de tres alas dispuestas
en forma de U alrededor de un patio central. Los tres bloques constructivos se componen
de una galería o corredor frontal y una batería de estancias en la parte posterior. Se han
podido individualizar hasta un mínimo de 29 ámbitos repartidos de la siguiente manera:
8 en el ala norte, 9 en el ala oeste, 6 más en el ala sur y, finalmente, 6 en las termas. Se
trataba de una edificación muy sencilla y austera, con los muros hechos con un zócalo de
piedras y un alzado de tapia, mientras que los pavimentos eran de tierra batida o, en
algunas estancias, de opus signinum. El uso de la pintura mural quedaba restringido
únicamente a las estancias más singulares o representativas. Dentro del apartado de
espacios con función residencial, se ha identificado el comedor o triclinium, prácticamente
el único que tenía las paredes decoradas con pintura mural. El otro espacio del sector
residencial de la villa era la despensa y la cocina, identificado gracias al descubrimiento de
unas 200 piezas de cerámica y también algunos objetos de vidrio y de metal. Entre los
espacios más singulares destaca el sacrarium, donde se encontraba el larario de la villa,
en cuyo interior se recuperaron cuatro estatuillas de bronce. Dentro de estos espacios
residenciales se incluye un pequeño conjunto de estancias dedicadas al confort de los
habitantes de la casa (cubicula) que configuraban el sector termal de la villa, situado justo
cve: BOE-A-2021-3479
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 55
Viernes 5 de marzo de 2021
Sec. III. Pág. 26205
ANEXO 1
Emplazamiento, descripción y justificación
El yacimiento de Vilauba se encuentra situado al oeste del término municipal de
Camós, afectando en una reducida parte al término municipal de Porqueres, en la comarca
de El Pla de l’Estany, en el paraje conocido con el nombre de Pla de la Perpinyana. El
entorno de Vilauba es en realidad un valle de unos dos quilómetros y medio de longitud por
unos seiscientos metros de anchura.
El yacimiento se sitúa al oeste del valle, en un lugar ligeramente elevado, desde donde
domina una pequeña llanura.
La villa queda enmarcada entre dos torrentes que la cierran al norte y al sur y ocupa
una extensión aproximada de 10.000 m2. La villa romana de Vilauba es un yacimiento
arqueológico que corresponde a un establecimiento rural de época romana datado entre
los siglos II-I a. C. y los siglos VI-VII d. C. Esta larga ocupación lo convierte en un
yacimiento excepcional para el estudio del mundo rural de época romana en Cataluña. La
amplia cronología de la villa (más de 700 años de secuencia ininterrumpida) permite
conocer la evolución del modelo de explotación y ocupación del territorio impuesto por
Roma a partir del siglo I a. C. y hasta el tránsito al período altomedieval.
El buen estado de conservación de los restos arqueológicos y la superposición de las
diferentes edificaciones han facilitado la interpretación global del conjunto y la seriación de la
secuencia en tres grandes etapas. Aparte de las precedentes, la primera etapa bien conocida
corresponde al período altoimperial (siglos I-III d. C.), cuyo final está marcado por un incendio
repentino que destruye una gran parte de la vivienda principal. Este trágico suceso marca el
inicio de la segunda gran etapa que, cronológicamente, ocupa los siglos IV y V d. C. El final
de esta fase está marcado por una serie de transformaciones constructivas y funcionales
que, en la práctica, representan el último esfuerzo por mantener el modelo de la antigua
villa y frenar su declive. Los cambios radicales que se constatan durante la última etapa,
con la creación de una pequeña aldea datada entre los siglos VI-VII d. C., son consecuencia
de una profunda transformación del modelo tradicional romano de poblamiento rural y de
explotación del territorio. La identificación de este establecimiento con el topónimo de Villa
Alba conservado en documentos del siglo X y, posteriormente, su pervivencia en una
masía cercana permite seguir el hilo del antiguo establecimiento romano hasta la
actualidad.
Las tres etapas de ocupación de la villa romana son:
Siglos I-III d. C.: de este período se conoce sobre todo la pars urbana o vivienda
principal, así como algunas estructuras agrícolas distribuidas a su alrededor. Parece que
la edificación residencial se fue configurando con el paso del tiempo, de manera que no
fue hasta el siglo III d. C. cuando consiguió el aspecto definitivo de tres alas dispuestas
en forma de U alrededor de un patio central. Los tres bloques constructivos se componen
de una galería o corredor frontal y una batería de estancias en la parte posterior. Se han
podido individualizar hasta un mínimo de 29 ámbitos repartidos de la siguiente manera:
8 en el ala norte, 9 en el ala oeste, 6 más en el ala sur y, finalmente, 6 en las termas. Se
trataba de una edificación muy sencilla y austera, con los muros hechos con un zócalo de
piedras y un alzado de tapia, mientras que los pavimentos eran de tierra batida o, en
algunas estancias, de opus signinum. El uso de la pintura mural quedaba restringido
únicamente a las estancias más singulares o representativas. Dentro del apartado de
espacios con función residencial, se ha identificado el comedor o triclinium, prácticamente
el único que tenía las paredes decoradas con pintura mural. El otro espacio del sector
residencial de la villa era la despensa y la cocina, identificado gracias al descubrimiento de
unas 200 piezas de cerámica y también algunos objetos de vidrio y de metal. Entre los
espacios más singulares destaca el sacrarium, donde se encontraba el larario de la villa,
en cuyo interior se recuperaron cuatro estatuillas de bronce. Dentro de estos espacios
residenciales se incluye un pequeño conjunto de estancias dedicadas al confort de los
habitantes de la casa (cubicula) que configuraban el sector termal de la villa, situado justo
cve: BOE-A-2021-3479
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 55