3. Otras disposiciones. . (2024/192-57)
Resolución de 23 de septiembre de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Histórico, por la que se incoa el procedimiento para la inscripción, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, de la Actividad de Interés Etnológico denominada Caza de la Perdiz con Reclamo en Andalucía.
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Número 192 - Miércoles, 2 de octubre de 2024
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o escondrijo portátil y móvil, donde se sitúa el cazador, fabricado con lona de camuflaje
sobre una estructura plegable de varillas metálicas y una pequeña abertura frontal
(tronera) para visualizar y apoyar la escopeta, que desplaza a los puestos fijos históricos
realizados con piedra seca o con vegetación natural.
Por su parte y en segundo lugar, es destacable la lenta y sinuosa transición desde
los privilegios exclusivos para la práctica de la caza de la perdiz con reclamo a favor
de ciertas élites sociales, hasta la democratización de la actividad. Derechos exclusivos
que se mantienen, con algunos cortos periodos de tolerancia, hasta finales del siglo XIX,
momento en que se autoriza la práctica de esta modalidad de caza tradicional a todos los
sectores sociales, sin segmentaciones censitarias, de clase social o estatus, aunque con
limitaciones espaciales y temporales. La práctica se generaliza finalmente en la década
de los setenta del siglo pasado.
Aprendizaje y transmisión generacional de saberes y valores
Las actividades y modos de hacer anteriormente expuestos se transmiten de
generación en generación. Se aprenden desde la infancia, la mayoría de las veces de
forma empírica y oral, en el seno del colectivo de cuquilleros. Aunque estas relaciones de
enseñanza-aprendizaje, de transmisión intergeneracional de conocimientos, se producen
y cristalizan con mayor intensidad en el tiempo y el espacio de la acción venatoria
concreta, principalmente con familiares o amigos muy cercanos, desborda ese marco
para expresarse en otros momentos y espacios de la vida social de sus actores (tertulias,
encuentros, campeonatos, ferias, etc.).
En definitiva los mecanismos de transmisión/adquisición de conocimientos de esta
tipología de caza están constituidos por las recomendaciones y consejos de personas
adultas experimentadas, la historia oral, la observación directa en las fases del ritual, la
interiorización de los valores, la imitación de las conductas adecuadas y el rechazo de las
impropias, y la creciente orientación cognitiva de pertenencia a un colectivo identitario
distintivo.
El bagaje de saberes prácticos, las técnicas y habilidades que se adquieren mediante
el aprendizaje empírico y que configuran lo que podemos asimilar a la «cultura material
del trabajo» del oficio de pajaritero, se estructura en tres ejes complementarios:
a) La elección del reclamo, su genética, su morfología, su ciclo biológico, su carácter,
sus necesidades alimenticias y sanitarias, la toma de tierra y el recorte de alas, el catálogo
de recursos sonoros durante el celo, el descarte, etc.
b) El conocimiento del medio, el lugar de la plaza y del tanto, la elección del puesto y
su orientación y cobertura, la distancia al pulpitillo, los factores climatológicos, etc.
c) Las acciones en el momento del lance: Silencio, quietud, observación continua del
reclamo y del espacio de la plaza, distinción del macho y la hembra silvestres, las normas
del «cumplir», el momento y el sitio del disparo, la salida del puesto y el acercamiento al
reclamo.
El anterior esquema sintetiza los contenidos generalmente expresados desde hace
varios siglos en los manuales y tratados sobre la caza de la perdiz con reclamo, y son
compartidos en general por el colectivo de reclamistas. Pero ello no significa que su
internalización concreta y su aplicación práctica no reproduzcan la forma específica de la
transmisión de esos saberes desde el veterano tutor al aprendiz de reclamista.
Producción artesanal.
La producción artesana que existe en Andalucía en relación a esta modalidad
tradicional de caza está mayoritariamente destinada tanto a la fabricación del equipo del
reclamista (jaulas, terreros, casilleros, sayuelas o cobijas, esterillas, puestos portátiles,
reposteros, correas, etc.) como a la creación artística decorativa (lámparas, miniaturas,
llaveros, taxidermia, pintura, escultura, etc.).
La principal producción de este rango es, sin duda, la fabricación de jaulas,
reproduciendo el modelo clásico de alambre o de varetas de olivo. Su destino mayoritario
es utilitario, en la casa y en el campo, y por ello su característica principal es la
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00308305
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 51356/6
o escondrijo portátil y móvil, donde se sitúa el cazador, fabricado con lona de camuflaje
sobre una estructura plegable de varillas metálicas y una pequeña abertura frontal
(tronera) para visualizar y apoyar la escopeta, que desplaza a los puestos fijos históricos
realizados con piedra seca o con vegetación natural.
Por su parte y en segundo lugar, es destacable la lenta y sinuosa transición desde
los privilegios exclusivos para la práctica de la caza de la perdiz con reclamo a favor
de ciertas élites sociales, hasta la democratización de la actividad. Derechos exclusivos
que se mantienen, con algunos cortos periodos de tolerancia, hasta finales del siglo XIX,
momento en que se autoriza la práctica de esta modalidad de caza tradicional a todos los
sectores sociales, sin segmentaciones censitarias, de clase social o estatus, aunque con
limitaciones espaciales y temporales. La práctica se generaliza finalmente en la década
de los setenta del siglo pasado.
Aprendizaje y transmisión generacional de saberes y valores
Las actividades y modos de hacer anteriormente expuestos se transmiten de
generación en generación. Se aprenden desde la infancia, la mayoría de las veces de
forma empírica y oral, en el seno del colectivo de cuquilleros. Aunque estas relaciones de
enseñanza-aprendizaje, de transmisión intergeneracional de conocimientos, se producen
y cristalizan con mayor intensidad en el tiempo y el espacio de la acción venatoria
concreta, principalmente con familiares o amigos muy cercanos, desborda ese marco
para expresarse en otros momentos y espacios de la vida social de sus actores (tertulias,
encuentros, campeonatos, ferias, etc.).
En definitiva los mecanismos de transmisión/adquisición de conocimientos de esta
tipología de caza están constituidos por las recomendaciones y consejos de personas
adultas experimentadas, la historia oral, la observación directa en las fases del ritual, la
interiorización de los valores, la imitación de las conductas adecuadas y el rechazo de las
impropias, y la creciente orientación cognitiva de pertenencia a un colectivo identitario
distintivo.
El bagaje de saberes prácticos, las técnicas y habilidades que se adquieren mediante
el aprendizaje empírico y que configuran lo que podemos asimilar a la «cultura material
del trabajo» del oficio de pajaritero, se estructura en tres ejes complementarios:
a) La elección del reclamo, su genética, su morfología, su ciclo biológico, su carácter,
sus necesidades alimenticias y sanitarias, la toma de tierra y el recorte de alas, el catálogo
de recursos sonoros durante el celo, el descarte, etc.
b) El conocimiento del medio, el lugar de la plaza y del tanto, la elección del puesto y
su orientación y cobertura, la distancia al pulpitillo, los factores climatológicos, etc.
c) Las acciones en el momento del lance: Silencio, quietud, observación continua del
reclamo y del espacio de la plaza, distinción del macho y la hembra silvestres, las normas
del «cumplir», el momento y el sitio del disparo, la salida del puesto y el acercamiento al
reclamo.
El anterior esquema sintetiza los contenidos generalmente expresados desde hace
varios siglos en los manuales y tratados sobre la caza de la perdiz con reclamo, y son
compartidos en general por el colectivo de reclamistas. Pero ello no significa que su
internalización concreta y su aplicación práctica no reproduzcan la forma específica de la
transmisión de esos saberes desde el veterano tutor al aprendiz de reclamista.
Producción artesanal.
La producción artesana que existe en Andalucía en relación a esta modalidad
tradicional de caza está mayoritariamente destinada tanto a la fabricación del equipo del
reclamista (jaulas, terreros, casilleros, sayuelas o cobijas, esterillas, puestos portátiles,
reposteros, correas, etc.) como a la creación artística decorativa (lámparas, miniaturas,
llaveros, taxidermia, pintura, escultura, etc.).
La principal producción de este rango es, sin duda, la fabricación de jaulas,
reproduciendo el modelo clásico de alambre o de varetas de olivo. Su destino mayoritario
es utilitario, en la casa y en el campo, y por ello su característica principal es la
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00308305
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