3. Otras disposiciones. . (2024/192-57)
Resolución de 23 de septiembre de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Histórico, por la que se incoa el procedimiento para la inscripción, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, de la Actividad de Interés Etnológico denominada Caza de la Perdiz con Reclamo en Andalucía.
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Número 192 - Miércoles, 2 de octubre de 2024
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y conservación de sus útiles durante el año. Una opción moderna e intermedia la
encontramos en los puestos permanentes que se vienen generalizando en la actualidad
y que son realizados con materiales reciclados como pallets, los cuales pueden hacer
las mismas funciones que los puestos de piedra o de vegetación tradicionales, pero que
requieren de menos trabajo y dedicación. No obstante, en los discursos de las personas
informantes se señala como la opción mas favorable la del puesto natural de piedra o de
vegetación, que conecta idealmente con el discurso en defensa de la autenticidad, con la
sublimación de lo tradicional, de lo antiguo, y aluden a los riesgos de adulteración de la
práctica.
Durante la jornada de caza de perdiz con reclamo, que transcurre desde el orto al
ocaso, se ejecutan tres lances de distinta duración en función de las pautas etológicas de
las perdices silvestres, existiendo desde tiempo inmemorial la clasificación temporal de
los puestos en relación a las mismas:
- Puesto del alba: señalan los cuquilleros que se debe ocupar previamente a que
amanezca, para que las perdices de campo no escuchen o vean al cazador antes de que
se «levanten» o «revuelen». Es uno de los puestos de menos duración, como máximo
perdura entre media y una hora, pero es el momento en que las perdices de campo
más cantan, al marcar estas el territorio con sus mensajes sonoros y siempre antes de
«volarse» a los terrenos donde obtienen el alimento.
- Puesto de sol: normalmente va desde las 10 hasta las 12 de la mañana,
aproximadamente. En este puesto se suele subir a los lugares más altos, buscando que
el reclamo sea oído lo más lejos posible, aprovechando que los animales silvestres suben
al monte después de comer. En ese sentido, comentan los cazadores entrevistados que
el puesto de sol es uno de los más extensos en duración, y también el que implica más
esfuerzo por parte del reclamo, pues las perdices camperas, una vez comidas, pueden
entablar disputas sonoras más extensas y profusas. Deben por ello emplearse a fondo
los reclamos, los cuales suelen ser más experimentados y con varios celos.
- Puesto de tarde: este puesto suele empezar a las 4 de la tarde (desde la 1
hasta las 4 de la tarde las perdices suelen «sestear», «acicalarse» o «terrearse» para
desparasitarse, por lo que «no echan cuenta a los reclamos ni quieren pelea») y tiene una
duración aproximada de dos horas, hasta el ocaso.
Esta jerarquía de puestos, o esta temporalización de caza, no es impedimento para
que los cuquilleros realicen puestos intermedios, o conecten unos con otros, aunque
siempre dando descanso a los reclamos, intercambiándolos por otros que tienen
guardados en el puesto debidamente tapados con la «sayuela». Los diferentes tipos
de puestos, en este sentido, son solo una organización orientativa que los cazadores
realizan, muy estrechamente ligados a los momentos en los que con más facilidad
pueden darse los encuentros con las perdices, pero no son estáticos ni definitivos.
Cuando se detecta la presencia de algún ejemplar silvestre, hay que identificar
enseguida si se trata de un macho o de una hembra, por separado, o bien en collera,
emparejado. Esta distinción es clave, ya que en algunos cotos está prohibido tirar
a las hembras, como política de gestión de la población de perdices, o realizar «una
carambola» abatiendo la pareja de un solo disparo.
Una vez las perdices silvestres en la plaza, llega el momento cumbre del lance. El
código no escrito de esta modalidad cinegética tiene como regla de oro que sólo se puede
efectuar el disparo cuando el reclamo ha recibido al visitante. Esto quiere decir que el
pájaro campero debe de llegar hasta el pie del repostero y dar algunas vueltas alrededor.
Mientras, el reclamo ejecutará un «cuchicheo bajo», que algunos identifican como «canto
de recibo», y dará algunas vueltas en la esterilla de la jaula, que es el soporte en el
que el reclamo apoya las patas, normalmente elaborado de esparto. En ese instante es
crucial cualquier leve movimiento, pues un simple ruido puede anular el lance y espantar
a las perdices silvestres. Por ello, es conveniente tener la escopeta cargada, apoyada
en la tronera y orientada hacia el repostero, pero con la precaución de concentrar el tiro
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00308305
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 51356/4
y conservación de sus útiles durante el año. Una opción moderna e intermedia la
encontramos en los puestos permanentes que se vienen generalizando en la actualidad
y que son realizados con materiales reciclados como pallets, los cuales pueden hacer
las mismas funciones que los puestos de piedra o de vegetación tradicionales, pero que
requieren de menos trabajo y dedicación. No obstante, en los discursos de las personas
informantes se señala como la opción mas favorable la del puesto natural de piedra o de
vegetación, que conecta idealmente con el discurso en defensa de la autenticidad, con la
sublimación de lo tradicional, de lo antiguo, y aluden a los riesgos de adulteración de la
práctica.
Durante la jornada de caza de perdiz con reclamo, que transcurre desde el orto al
ocaso, se ejecutan tres lances de distinta duración en función de las pautas etológicas de
las perdices silvestres, existiendo desde tiempo inmemorial la clasificación temporal de
los puestos en relación a las mismas:
- Puesto del alba: señalan los cuquilleros que se debe ocupar previamente a que
amanezca, para que las perdices de campo no escuchen o vean al cazador antes de que
se «levanten» o «revuelen». Es uno de los puestos de menos duración, como máximo
perdura entre media y una hora, pero es el momento en que las perdices de campo
más cantan, al marcar estas el territorio con sus mensajes sonoros y siempre antes de
«volarse» a los terrenos donde obtienen el alimento.
- Puesto de sol: normalmente va desde las 10 hasta las 12 de la mañana,
aproximadamente. En este puesto se suele subir a los lugares más altos, buscando que
el reclamo sea oído lo más lejos posible, aprovechando que los animales silvestres suben
al monte después de comer. En ese sentido, comentan los cazadores entrevistados que
el puesto de sol es uno de los más extensos en duración, y también el que implica más
esfuerzo por parte del reclamo, pues las perdices camperas, una vez comidas, pueden
entablar disputas sonoras más extensas y profusas. Deben por ello emplearse a fondo
los reclamos, los cuales suelen ser más experimentados y con varios celos.
- Puesto de tarde: este puesto suele empezar a las 4 de la tarde (desde la 1
hasta las 4 de la tarde las perdices suelen «sestear», «acicalarse» o «terrearse» para
desparasitarse, por lo que «no echan cuenta a los reclamos ni quieren pelea») y tiene una
duración aproximada de dos horas, hasta el ocaso.
Esta jerarquía de puestos, o esta temporalización de caza, no es impedimento para
que los cuquilleros realicen puestos intermedios, o conecten unos con otros, aunque
siempre dando descanso a los reclamos, intercambiándolos por otros que tienen
guardados en el puesto debidamente tapados con la «sayuela». Los diferentes tipos
de puestos, en este sentido, son solo una organización orientativa que los cazadores
realizan, muy estrechamente ligados a los momentos en los que con más facilidad
pueden darse los encuentros con las perdices, pero no son estáticos ni definitivos.
Cuando se detecta la presencia de algún ejemplar silvestre, hay que identificar
enseguida si se trata de un macho o de una hembra, por separado, o bien en collera,
emparejado. Esta distinción es clave, ya que en algunos cotos está prohibido tirar
a las hembras, como política de gestión de la población de perdices, o realizar «una
carambola» abatiendo la pareja de un solo disparo.
Una vez las perdices silvestres en la plaza, llega el momento cumbre del lance. El
código no escrito de esta modalidad cinegética tiene como regla de oro que sólo se puede
efectuar el disparo cuando el reclamo ha recibido al visitante. Esto quiere decir que el
pájaro campero debe de llegar hasta el pie del repostero y dar algunas vueltas alrededor.
Mientras, el reclamo ejecutará un «cuchicheo bajo», que algunos identifican como «canto
de recibo», y dará algunas vueltas en la esterilla de la jaula, que es el soporte en el
que el reclamo apoya las patas, normalmente elaborado de esparto. En ese instante es
crucial cualquier leve movimiento, pues un simple ruido puede anular el lance y espantar
a las perdices silvestres. Por ello, es conveniente tener la escopeta cargada, apoyada
en la tronera y orientada hacia el repostero, pero con la precaución de concentrar el tiro
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
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