Disposiciones generales. . (2023/114-3)
Acuerdo de 6 de junio de 2023, del Consejo de Gobierno, por el que se toma conocimiento del Protocolo Andaluz de Coordinación para la Atención a Mujeres con Problemas de Adicciones Víctimas de Violencia de Género.
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No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
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BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
Número 114 - Viernes, 16 de junio de 2023
página 10413/16
Esta fase se caracteriza por cambios imprevistos y repentinos en el estado de ánimo,
enfados ante cualquier problema en la convivencia, reacciones agresivas ante cualquier
frustración o incomodidad. El hombre está “muy sensible” (todo le molesta) y cada vez
más tenso e irritado.
Es importante recordar el carácter subjetivo de la violencia de género, es decir, que el
maltratador no reacciona ante lo que hace su pareja, sino ante lo que él piensa (desde
su esquema desigual y dominador) que hace su pareja; por ello, la mujer nunca sabe
qué va a provocar el conflicto (y así poder evitarlo), continuamente se centra en
modificar su comportamiento para intentar “que él no se enfade”.
Pueden comenzar situaciones de violencia de baja intensidad: incidentes menores
como gritos, gestos amenazadores y pequeñas peleas, aumento de la violencia verbal y
pueden aparecer los primeros indicios de violencia física.
La mujer víctima considera estos incidentes como episodios aislados, que no se van a
repetir (y siente que puede controlar la situación), los admite y minimiza desarrollando
una situación de indefensión y vulnerabilidad. La auto culpabilización de la víctima es,
según L. Walker, una de las características de esta etapa.
Esta fase puede mantenerse durante largos períodos de tiempo, en general será algún
elemento externo el que modificará el equilibrio, dando lugar al paso a la siguiente
fase.
2. FASE DE EXPLOSIÓN O AGRESIÓN
En este momento se descarga la tensión acumulada en la fase anterior, mediante un
incidente que puede adoptar distinta formas y grados de intensidad.
No se debe caer en el error de pensar, solamente, en la agresión física como forma de
explosión o descarga, pudiéndose dar muchas formas activas o pasivas en esta fase
(gritar, ignorarla, golpear muebles, amenazar con abandonarla, no hablarle, etc.)
La motivación del maltratador es castigar los comportamientos de la mujer que él
considera inadecuados desde su planteamiento de poder y desigualdad; su finalidad no
es causarle daño, sino lograr que la mujer “aprenda la lección”. El incidente agudo de
violencia se detiene cuando el maltratador piensa que ella ha aprendido la lección.
Esta es una fase de sometimiento, castigo y aislamiento que mantiene a la mujer
víctima en una situación de alerta permanente, ansiedad, angustia, miedo, insomnio y
en un estado de parálisis emocional. Oculta sus lesiones por vergüenza y por
culpabilidad.
12 | P á g i n a
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00285436
El maltratador, según L. Walker, tiene control sobre su comportamiento violento y
agrede a la mujer de manera intencionada y selectiva.
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
Número 114 - Viernes, 16 de junio de 2023
página 10413/16
Esta fase se caracteriza por cambios imprevistos y repentinos en el estado de ánimo,
enfados ante cualquier problema en la convivencia, reacciones agresivas ante cualquier
frustración o incomodidad. El hombre está “muy sensible” (todo le molesta) y cada vez
más tenso e irritado.
Es importante recordar el carácter subjetivo de la violencia de género, es decir, que el
maltratador no reacciona ante lo que hace su pareja, sino ante lo que él piensa (desde
su esquema desigual y dominador) que hace su pareja; por ello, la mujer nunca sabe
qué va a provocar el conflicto (y así poder evitarlo), continuamente se centra en
modificar su comportamiento para intentar “que él no se enfade”.
Pueden comenzar situaciones de violencia de baja intensidad: incidentes menores
como gritos, gestos amenazadores y pequeñas peleas, aumento de la violencia verbal y
pueden aparecer los primeros indicios de violencia física.
La mujer víctima considera estos incidentes como episodios aislados, que no se van a
repetir (y siente que puede controlar la situación), los admite y minimiza desarrollando
una situación de indefensión y vulnerabilidad. La auto culpabilización de la víctima es,
según L. Walker, una de las características de esta etapa.
Esta fase puede mantenerse durante largos períodos de tiempo, en general será algún
elemento externo el que modificará el equilibrio, dando lugar al paso a la siguiente
fase.
2. FASE DE EXPLOSIÓN O AGRESIÓN
En este momento se descarga la tensión acumulada en la fase anterior, mediante un
incidente que puede adoptar distinta formas y grados de intensidad.
No se debe caer en el error de pensar, solamente, en la agresión física como forma de
explosión o descarga, pudiéndose dar muchas formas activas o pasivas en esta fase
(gritar, ignorarla, golpear muebles, amenazar con abandonarla, no hablarle, etc.)
La motivación del maltratador es castigar los comportamientos de la mujer que él
considera inadecuados desde su planteamiento de poder y desigualdad; su finalidad no
es causarle daño, sino lograr que la mujer “aprenda la lección”. El incidente agudo de
violencia se detiene cuando el maltratador piensa que ella ha aprendido la lección.
Esta es una fase de sometimiento, castigo y aislamiento que mantiene a la mujer
víctima en una situación de alerta permanente, ansiedad, angustia, miedo, insomnio y
en un estado de parálisis emocional. Oculta sus lesiones por vergüenza y por
culpabilidad.
12 | P á g i n a
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00285436
El maltratador, según L. Walker, tiene control sobre su comportamiento violento y
agrede a la mujer de manera intencionada y selectiva.