3. Otras disposiciones. . (2023/516-1)
Decreto 120/2023, de 6 de junio, por el que se inscriben en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, las Actividades de Interés Etnológico denominadas la Danza de los Locos y el Baile del Oso en el término municipal de Fuente Carreteros, la Danza de San Isidro Labrador en el término municipal de Fuente Tójar y la Danza de las Espadas en el término municipal de Obejo (Córdoba).
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Extraordinario núm. 16 - Viernes, 9 de junio de 2023
página 10103/10
Por testimonios orales y fotografías conservadas de los años treinta del pasado siglo
se conoce que en tiempos de la II República bailaron los danzantes en Priego de Córdoba
en el transcurso de unos festejos que se organizaron para conmemorar el centenario
del nacimiento del Obispo Caballero Góngora. A partir del año 1966, se suspendió la
ejecución de la danza debido a que la Iglesia consideraba que ésta había perdido su
espíritu primitivo, pese al intento de reorganizarla en el año 1970. A pesar de todo, la
danza ha continuado acompañando al patrón el día de su fiesta por las calles de FuenteTójar y, en ocasiones, en otros escenarios como en los encuentros de Hermandades de
San Isidro y Santa María de la Cabeza celebrados en Madrid, La Orotava, Tenerife o en
Lupión (Jaén).
La vida religiosa de Fuente Tójar gira en torno al culto a San Isidro Labrador, titular
de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de esta localidad, cuya Hermandad fue
constituida formalmente en el año 1770, aunque probablemente existiera con anterioridad
algún tipo de asociación, pues se sabe que en 1741 se cobraban limosnas para San Isidro
y se elegían mayordomos para administrar lo recaudado para la fiesta. La hermandad
desapareció tras la ocupación francesa para surgir después, a finales del siglo XIX. En
1942, después de la Guerra Civil, se constituye formalmente la nueva Hermandad del
Santo, comenzando una nueva etapa para la festividad. Los danzantes, en un principio,
no estaban vinculados a la hermandad de San Isidro, ni cobraron cantidad alguna por
su participación. Tanto los trajes como los instrumentos de música eran de propiedad
particular de esos mismos hombres. A partir de 1940, cuando se reorganiza la función,
los danzantes reciben una cantidad de dinero por participar en el baile así como para la
confección o renovación de los trajes.
Documentalmente la Danza de San Isidro no aparece en los estatutos de 1942,
aunque la hermandad la ha incorporado a la procesión. En la actualidad la danza está
asociada a la hermandad, que se hace cargo de organizar los cultos y festejos en honor
a la imagen titular. Hoy en día, finalizada la rifa-subasta de lo donado al santo, se elige
o sortea el cargo de hermano mayor (o mayordomo), tras lo cual, cofrades, devotos y
banda de música lo acompañan hasta su domicilio. Llegado aquí, coloca la bandera de
la hermandad en un balcón o ventana, donde permanecerá los dos días siguientes de
fiesta hasta que, una vez retirada, el hermano mayor la custodia en su casa hasta el día
15 de mayo del año siguiente. Ese día, también la instala en un balcón o ventana hasta
momentos antes de la procesión.
Los danzantes, que personalmente aportan los instrumentos para el acompañamiento
musical en sus actuaciones, lucen indumentarias con vistosos accesorios destacando
los pintorescos gorros o tiaras cónicas conformadas por sombreros de fieltro negro, tipo
cordobés, de los que caen ocho cintas de seda de distintos colores de entre 4 y 5 cm
de ancho y un metro de largo. En la base de la copa, junto al ala, se adornan con una
guirnalda de flores, constituyendo el elemento más vistoso de los danzantes, elaboradas
con flores artificiales de papel de variados colores que cubren la «jaula» de alambre y una
banda de esparto –la pleita– cubierta con tela o seda donde encaja la cabeza. Las flores
se disponen generalmente en siete terrazas. De estas tiaras penden cintas multicolores,
el gorro concluye en una flor a manera de penacho. El sombrero del maestro, aparte de
ser algo más alto, se distingue por la forma de la flor que posee en la cúspide y por dos
hojas blancas en el pedúnculo. Se completa el atuendo con camisas blancas adornadas
con encajes y cintas de seda de color rojo. Lucen un lazo en cada hombro y un brazalete
laceado abarcando los codos. Sobre la camisa hay una banda cruzada, a modo de tahalí,
de seda de color diferente en cada danzante. Las faldas son de variados colores, lisas
unas y con lunares rojos, amarillos y rosas otras; antiguamente llevaban debajo prendas
de ganchillo del mismo tamaño, actualmente portan enaguas blancas almidonadas con
encajes y hasta la rodilla se cubren con un un pantalón negro abierto a los lados con
botones plateados y un cordón con borlas. Otros complementos son las alpargatas
blancas de cáñamo, adornadas con cintas rojas, que van desde el talón hasta el empeine,
en donde se atan en forma de lazo y las medias de algodón blanco con ligas adornadas.
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00285126
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 10103/10
Por testimonios orales y fotografías conservadas de los años treinta del pasado siglo
se conoce que en tiempos de la II República bailaron los danzantes en Priego de Córdoba
en el transcurso de unos festejos que se organizaron para conmemorar el centenario
del nacimiento del Obispo Caballero Góngora. A partir del año 1966, se suspendió la
ejecución de la danza debido a que la Iglesia consideraba que ésta había perdido su
espíritu primitivo, pese al intento de reorganizarla en el año 1970. A pesar de todo, la
danza ha continuado acompañando al patrón el día de su fiesta por las calles de FuenteTójar y, en ocasiones, en otros escenarios como en los encuentros de Hermandades de
San Isidro y Santa María de la Cabeza celebrados en Madrid, La Orotava, Tenerife o en
Lupión (Jaén).
La vida religiosa de Fuente Tójar gira en torno al culto a San Isidro Labrador, titular
de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de esta localidad, cuya Hermandad fue
constituida formalmente en el año 1770, aunque probablemente existiera con anterioridad
algún tipo de asociación, pues se sabe que en 1741 se cobraban limosnas para San Isidro
y se elegían mayordomos para administrar lo recaudado para la fiesta. La hermandad
desapareció tras la ocupación francesa para surgir después, a finales del siglo XIX. En
1942, después de la Guerra Civil, se constituye formalmente la nueva Hermandad del
Santo, comenzando una nueva etapa para la festividad. Los danzantes, en un principio,
no estaban vinculados a la hermandad de San Isidro, ni cobraron cantidad alguna por
su participación. Tanto los trajes como los instrumentos de música eran de propiedad
particular de esos mismos hombres. A partir de 1940, cuando se reorganiza la función,
los danzantes reciben una cantidad de dinero por participar en el baile así como para la
confección o renovación de los trajes.
Documentalmente la Danza de San Isidro no aparece en los estatutos de 1942,
aunque la hermandad la ha incorporado a la procesión. En la actualidad la danza está
asociada a la hermandad, que se hace cargo de organizar los cultos y festejos en honor
a la imagen titular. Hoy en día, finalizada la rifa-subasta de lo donado al santo, se elige
o sortea el cargo de hermano mayor (o mayordomo), tras lo cual, cofrades, devotos y
banda de música lo acompañan hasta su domicilio. Llegado aquí, coloca la bandera de
la hermandad en un balcón o ventana, donde permanecerá los dos días siguientes de
fiesta hasta que, una vez retirada, el hermano mayor la custodia en su casa hasta el día
15 de mayo del año siguiente. Ese día, también la instala en un balcón o ventana hasta
momentos antes de la procesión.
Los danzantes, que personalmente aportan los instrumentos para el acompañamiento
musical en sus actuaciones, lucen indumentarias con vistosos accesorios destacando
los pintorescos gorros o tiaras cónicas conformadas por sombreros de fieltro negro, tipo
cordobés, de los que caen ocho cintas de seda de distintos colores de entre 4 y 5 cm
de ancho y un metro de largo. En la base de la copa, junto al ala, se adornan con una
guirnalda de flores, constituyendo el elemento más vistoso de los danzantes, elaboradas
con flores artificiales de papel de variados colores que cubren la «jaula» de alambre y una
banda de esparto –la pleita– cubierta con tela o seda donde encaja la cabeza. Las flores
se disponen generalmente en siete terrazas. De estas tiaras penden cintas multicolores,
el gorro concluye en una flor a manera de penacho. El sombrero del maestro, aparte de
ser algo más alto, se distingue por la forma de la flor que posee en la cúspide y por dos
hojas blancas en el pedúnculo. Se completa el atuendo con camisas blancas adornadas
con encajes y cintas de seda de color rojo. Lucen un lazo en cada hombro y un brazalete
laceado abarcando los codos. Sobre la camisa hay una banda cruzada, a modo de tahalí,
de seda de color diferente en cada danzante. Las faldas son de variados colores, lisas
unas y con lunares rojos, amarillos y rosas otras; antiguamente llevaban debajo prendas
de ganchillo del mismo tamaño, actualmente portan enaguas blancas almidonadas con
encajes y hasta la rodilla se cubren con un un pantalón negro abierto a los lados con
botones plateados y un cordón con borlas. Otros complementos son las alpargatas
blancas de cáñamo, adornadas con cintas rojas, que van desde el talón hasta el empeine,
en donde se atan en forma de lazo y las medias de algodón blanco con ligas adornadas.
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00285126
BOJA
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