Disposiciones generales. . (2023/90-1)
Decreto 100/2023, de 9 de mayo, por el que se establece la ordenación y el currículo de la etapa de Educación Infantil en la Comunidad Autónoma de Andalucía.
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Número 90 - Lunes, 15 de mayo de 2023
página 8467/13
No existe jerarquía entre las distintas competencias, ya que se consideran todas
igualmente importantes. Tampoco se establecen entre ellas límites diferenciados, sino que
se solapan y entrelazan. Tienen, por tanto, carácter transversal: ninguna se corresponde
directa y unívocamente con una única área; y todas se adquieren y desarrollan a partir de
los aprendizajes que se producen en las distintas áreas. Este carácter transversal de las
competencias favorece el enfoque globalizado propio de la etapa.
Se espera que la adquisición de estas competencias a lo largo de su escolarización
permita al alumnado prepararse para afrontar con éxito los principales retos del siglo
XXI: planificar hábitos de vida saludables, proteger el medioambiente, resolver conflictos
de forma pacífica, actuar como consumidores responsables, usar de manera ética y
eficaz las tecnologías, promover la igualdad de género, manejar la ansiedad que genera
la incertidumbre, identificar situaciones de inequidad y desarrollar sentimientos de
empatía, cooperar y convivir en sociedades abiertas y cambiantes, sensibilizar hacia la
discapacidad, apreciar el valor de la diversidad, formar parte de un proyecto colectivo y
adquirir confianza en el conocimiento como motor del desarrollo. La respuesta a estos
y otros desafíos –entre los que existe una absoluta interdependencia– necesita de los
conocimientos, destrezas y actitudes que subyacen a las competencias clave y son
abordados de manera global desde todas las áreas que conforman la etapa. Por esta
razón, en la elaboración de las enseñanzas mínimas de la etapa, se ha adoptado una
visión estructural y funcional de las competencias clave, en la que sus tres dimensiones
–la cognitiva o conocimientos, la instrumental o destrezas y la actitudinal o actitudes– se
integran en acciones concretas para resolver de manera eficaz una tarea significativa y
contextualizada orientada al desarrollo integral del alumnado.
Entre las competencias se han incorporado destrezas esenciales, como el pensamiento
crítico, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, las destrezas de comunicación y
negociación, las destrezas analíticas, la creatividad y las destrezas interculturales. Estas
facilitan al alumnado el descubrimiento, el conocimiento y la comprensión de su realidad,
que abarca, entre otros, el entorno y los objetos, las organizaciones y relaciones sociales,
los distintos lenguajes para comunicar de una manera respetuosa y creativa sus ideas,
intenciones o vivencias.
El desarrollo de las competencias viene condicionado por las distintas formas de
comprender la realidad en cada momento de la etapa que, aunque tiene carácter global, se
organiza en dos ciclos con intencionalidad educativa. Los elementos curriculares de ambos
ciclos se adaptan a las características y particularidades del alumnado de cada uno de
ellos. En el primer ciclo se da especial relevancia a los procesos de conocimiento y dominio
del propio cuerpo y de individualización, a la construcción de una trama de relaciones e
interacciones en el entorno físico y social, y al uso de los lenguajes que la hacen posible.
Todo ello regido por el principio fundamental de respeto a los ritmos individuales de cada
niño y niña, a sus cuidados esenciales en un entorno afectivo, participativo y de igualdad
que le proporcione confianza, bienestar y seguridad. En el segundo ciclo, se amplían y
refuerzan los aprendizajes adquiridos previamente, y se intensifica el protagonismo de
la adquisición de destrezas que contribuyan a «aprender a ser» y «aprender a hacer»,
para avanzar así en el camino hacia el desarrollo de un cierto grado de autonomía,
responsabilidad e iniciativa en la realización de tareas. En ambos ciclos, el proceso de
desarrollo y aprendizaje viene marcado por la observación, la escucha activa y el aumento
progresivo de la actividad a través de la experimentación y del juego.
Las competencias clave se ven reflejadas tanto en los diferentes elementos
curriculares como en los principios pedagógicos propios de la etapa. El primero de esos
principios es el fomento del desarrollo integral del alumnado. Esta tarea exige conocer
sus necesidades, intereses e inquietudes, e implica conocer también los factores y los
procesos evolutivos que configuran sus posibilidades de experimentar, desarrollarse y
aprender. Del mismo modo, dar respuesta a esas necesidades, intereses e inquietudes,
en función de su madurez y del momento vital en el que se encuentran, permite
proporcionarles las herramientas que les ayuden a desenvolverse con mayor autonomía
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00283496
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 8467/13
No existe jerarquía entre las distintas competencias, ya que se consideran todas
igualmente importantes. Tampoco se establecen entre ellas límites diferenciados, sino que
se solapan y entrelazan. Tienen, por tanto, carácter transversal: ninguna se corresponde
directa y unívocamente con una única área; y todas se adquieren y desarrollan a partir de
los aprendizajes que se producen en las distintas áreas. Este carácter transversal de las
competencias favorece el enfoque globalizado propio de la etapa.
Se espera que la adquisición de estas competencias a lo largo de su escolarización
permita al alumnado prepararse para afrontar con éxito los principales retos del siglo
XXI: planificar hábitos de vida saludables, proteger el medioambiente, resolver conflictos
de forma pacífica, actuar como consumidores responsables, usar de manera ética y
eficaz las tecnologías, promover la igualdad de género, manejar la ansiedad que genera
la incertidumbre, identificar situaciones de inequidad y desarrollar sentimientos de
empatía, cooperar y convivir en sociedades abiertas y cambiantes, sensibilizar hacia la
discapacidad, apreciar el valor de la diversidad, formar parte de un proyecto colectivo y
adquirir confianza en el conocimiento como motor del desarrollo. La respuesta a estos
y otros desafíos –entre los que existe una absoluta interdependencia– necesita de los
conocimientos, destrezas y actitudes que subyacen a las competencias clave y son
abordados de manera global desde todas las áreas que conforman la etapa. Por esta
razón, en la elaboración de las enseñanzas mínimas de la etapa, se ha adoptado una
visión estructural y funcional de las competencias clave, en la que sus tres dimensiones
–la cognitiva o conocimientos, la instrumental o destrezas y la actitudinal o actitudes– se
integran en acciones concretas para resolver de manera eficaz una tarea significativa y
contextualizada orientada al desarrollo integral del alumnado.
Entre las competencias se han incorporado destrezas esenciales, como el pensamiento
crítico, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, las destrezas de comunicación y
negociación, las destrezas analíticas, la creatividad y las destrezas interculturales. Estas
facilitan al alumnado el descubrimiento, el conocimiento y la comprensión de su realidad,
que abarca, entre otros, el entorno y los objetos, las organizaciones y relaciones sociales,
los distintos lenguajes para comunicar de una manera respetuosa y creativa sus ideas,
intenciones o vivencias.
El desarrollo de las competencias viene condicionado por las distintas formas de
comprender la realidad en cada momento de la etapa que, aunque tiene carácter global, se
organiza en dos ciclos con intencionalidad educativa. Los elementos curriculares de ambos
ciclos se adaptan a las características y particularidades del alumnado de cada uno de
ellos. En el primer ciclo se da especial relevancia a los procesos de conocimiento y dominio
del propio cuerpo y de individualización, a la construcción de una trama de relaciones e
interacciones en el entorno físico y social, y al uso de los lenguajes que la hacen posible.
Todo ello regido por el principio fundamental de respeto a los ritmos individuales de cada
niño y niña, a sus cuidados esenciales en un entorno afectivo, participativo y de igualdad
que le proporcione confianza, bienestar y seguridad. En el segundo ciclo, se amplían y
refuerzan los aprendizajes adquiridos previamente, y se intensifica el protagonismo de
la adquisición de destrezas que contribuyan a «aprender a ser» y «aprender a hacer»,
para avanzar así en el camino hacia el desarrollo de un cierto grado de autonomía,
responsabilidad e iniciativa en la realización de tareas. En ambos ciclos, el proceso de
desarrollo y aprendizaje viene marcado por la observación, la escucha activa y el aumento
progresivo de la actividad a través de la experimentación y del juego.
Las competencias clave se ven reflejadas tanto en los diferentes elementos
curriculares como en los principios pedagógicos propios de la etapa. El primero de esos
principios es el fomento del desarrollo integral del alumnado. Esta tarea exige conocer
sus necesidades, intereses e inquietudes, e implica conocer también los factores y los
procesos evolutivos que configuran sus posibilidades de experimentar, desarrollarse y
aprender. Del mismo modo, dar respuesta a esas necesidades, intereses e inquietudes,
en función de su madurez y del momento vital en el que se encuentran, permite
proporcionarles las herramientas que les ayuden a desenvolverse con mayor autonomía
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00283496
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía