3. Otras disposiciones. . (2023/89-53)
Decreto 105/2023, de 9 de mayo, por el que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, la Actividad de Interés Etnológico denominada Romería de Nuestra Señora del Rocío, en Almonte (Huelva).
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Número 89 - Viernes, 12 de mayo de 2023
página 8397/12
adquiriendo fincas, «las tierras de la Virgen», cuyas rentas cubrían los gastos que pudiera
ocasionar la romería (Ojeda, 1987, p. 327).
Según la historiografía, la Romería del Rocío parece configurarse hacia mediados
del siglo XVII, cuando Nuestra Señora de las Rocinas es nombrada patrona de la villa
de Almonte, en 1653, con ocasión del Voto Inmaculista que promovieron y formularon
las autoridades almonteñas. A mediados de ese mismo siglo, en pleno crecimiento de
la devoción, se conoce que la imagen era revestida de ricas telas, como era costumbre
en la época. En la Regla Primitiva de Almonte se representa una imagen de la Virgen
del Rocío en una estampa que recrea la iconografía más antigua de la Blanca Paloma,
vestida de candelero al gusto del siglo XVII: «con basquiña o falda acampanada, provista
de su correspondiente verdugado o armazón cónico de aros para mantenerla ahuecada y
tensa, jubón o corpiño para cubrir el busto, con gorguera de encajes y ajustadas mangas
con puños o vuelillos también de encajes y enriquecidos con franjas horizontales de
pasamanería. Sobre las mangas del jugón se disponían otras, amplísimas, denominadas
de punta o perdidas» (Zurita, 2005, p.132). Según Infante Galán, a mediados del siglo
XVII se tiene constancia documental de la celebración de unas fiestas solemnes con
misa y sermón el día 8 de septiembre, festividad de la Natividad de María. Después
se instituyó la festividad litúrgica anual «el día segundo de la Pasqua de Espíritu Santo
con asistencia del Cabildo de Almonte como Patrono y del Clero de dicha villa» (citado
por González Gómez y Rojas-Marcos, 2012, p. 143). En ese tiempo se transformó la
advocación de Rocinas en Rocío, alusión mística a la festividad de Pentecostés. Según
Galán Cruz (2015), siguiendo a López Taillefert (1996), esta denominación ya se consigna
en el acta de proclamación del ayuntamiento de 25 de abril de 1653, dos meses antes
del nombramiento de la Virgen del Rocío como patrona de la villa de Almonte, aunque en
el acta del patronazgo aparece de nuevo con el nombre de Rocinas. No obstante, esta
decisión municipal supone una autónoma diferencia sustancial y simbólica para esta villa
respecto al resto de los señoríos jurisdiccionales del duque de Medina Sidonia, a los que
se le había impuesto el patronazgo de la Virgen de la Caridad de Sanlúcar.
Durante el siglo XVIII se produce un auge devocional de la Virgen del Rocío,
alcanzando su fiesta en la Pascua de Pentecostés a diversas poblaciones en la comarca.
En 1732 el visitador eclesiástico de la Diócesis de Sevilla informa de que en la ermita de
Ntra. Sra. del Rocío hay un santero y un religioso de capellán llamado Fr. Francisco Millán,
de la Orden de San Francisco de Paula, quien dice misa todos los días de fiesta, «que
por ser mucha la devoción son muchas». El visitador indica que ordenó la necesidad de
que el capellán se expusiese de confesor «por la notable falta que hace en aquel paraje
tan poblado de ganaderos». Dieciséis años después, en 1748, otro visitador constata la
enorme devoción y el carácter milagroso de la Virgen (González Gómez y Rojas-Marcos,
2012, p. 146).
Cuando se redacta la Primitiva Regla de Almonte (1758), ya existen siete hermandades
que se enumeran «por su antigüedad», a saber: Villamanrique (Sevilla), Pilas (Sevilla),
La Palma del Condado (Huelva), Rota (Cádiz), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Moguer
(Huelva) y El Puerto de Santa María (Cádiz), si bien Rota y El Puerto dejaron de acudir al
Rocío y fueron refundadas con posterioridad, perdiendo su número de orden primigenio.
Por esta Regla de Almonte se conocen algunos aspectos de la romería o la fiesta:
duraba veinticuatro horas; la salida de la procesión se realizaba el Lunes de Pentecostés,
a las once del día; la organización y el orden de la procesión respondía a la antigüedad y
se portaban insignias; el carácter popular de la celebración, que congregaba a personas
de diferente procedencia. Se sabe también por esta Primitiva Regla que el terremoto de
1755 supuso la ruina parcial o total de la pequeña ermita del Rocío, construyéndose un
nuevo templo a expensas del cabildo almonteño. La ermita dieciochesca, inaugurada en
1760, perduró hasta el 18 de julio de 1963, momento en que fue derruida para acometer
las obras del actual santuario. Configurada como romería comarcal y con la nueva ermita
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00283430
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 8397/12
adquiriendo fincas, «las tierras de la Virgen», cuyas rentas cubrían los gastos que pudiera
ocasionar la romería (Ojeda, 1987, p. 327).
Según la historiografía, la Romería del Rocío parece configurarse hacia mediados
del siglo XVII, cuando Nuestra Señora de las Rocinas es nombrada patrona de la villa
de Almonte, en 1653, con ocasión del Voto Inmaculista que promovieron y formularon
las autoridades almonteñas. A mediados de ese mismo siglo, en pleno crecimiento de
la devoción, se conoce que la imagen era revestida de ricas telas, como era costumbre
en la época. En la Regla Primitiva de Almonte se representa una imagen de la Virgen
del Rocío en una estampa que recrea la iconografía más antigua de la Blanca Paloma,
vestida de candelero al gusto del siglo XVII: «con basquiña o falda acampanada, provista
de su correspondiente verdugado o armazón cónico de aros para mantenerla ahuecada y
tensa, jubón o corpiño para cubrir el busto, con gorguera de encajes y ajustadas mangas
con puños o vuelillos también de encajes y enriquecidos con franjas horizontales de
pasamanería. Sobre las mangas del jugón se disponían otras, amplísimas, denominadas
de punta o perdidas» (Zurita, 2005, p.132). Según Infante Galán, a mediados del siglo
XVII se tiene constancia documental de la celebración de unas fiestas solemnes con
misa y sermón el día 8 de septiembre, festividad de la Natividad de María. Después
se instituyó la festividad litúrgica anual «el día segundo de la Pasqua de Espíritu Santo
con asistencia del Cabildo de Almonte como Patrono y del Clero de dicha villa» (citado
por González Gómez y Rojas-Marcos, 2012, p. 143). En ese tiempo se transformó la
advocación de Rocinas en Rocío, alusión mística a la festividad de Pentecostés. Según
Galán Cruz (2015), siguiendo a López Taillefert (1996), esta denominación ya se consigna
en el acta de proclamación del ayuntamiento de 25 de abril de 1653, dos meses antes
del nombramiento de la Virgen del Rocío como patrona de la villa de Almonte, aunque en
el acta del patronazgo aparece de nuevo con el nombre de Rocinas. No obstante, esta
decisión municipal supone una autónoma diferencia sustancial y simbólica para esta villa
respecto al resto de los señoríos jurisdiccionales del duque de Medina Sidonia, a los que
se le había impuesto el patronazgo de la Virgen de la Caridad de Sanlúcar.
Durante el siglo XVIII se produce un auge devocional de la Virgen del Rocío,
alcanzando su fiesta en la Pascua de Pentecostés a diversas poblaciones en la comarca.
En 1732 el visitador eclesiástico de la Diócesis de Sevilla informa de que en la ermita de
Ntra. Sra. del Rocío hay un santero y un religioso de capellán llamado Fr. Francisco Millán,
de la Orden de San Francisco de Paula, quien dice misa todos los días de fiesta, «que
por ser mucha la devoción son muchas». El visitador indica que ordenó la necesidad de
que el capellán se expusiese de confesor «por la notable falta que hace en aquel paraje
tan poblado de ganaderos». Dieciséis años después, en 1748, otro visitador constata la
enorme devoción y el carácter milagroso de la Virgen (González Gómez y Rojas-Marcos,
2012, p. 146).
Cuando se redacta la Primitiva Regla de Almonte (1758), ya existen siete hermandades
que se enumeran «por su antigüedad», a saber: Villamanrique (Sevilla), Pilas (Sevilla),
La Palma del Condado (Huelva), Rota (Cádiz), Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), Moguer
(Huelva) y El Puerto de Santa María (Cádiz), si bien Rota y El Puerto dejaron de acudir al
Rocío y fueron refundadas con posterioridad, perdiendo su número de orden primigenio.
Por esta Regla de Almonte se conocen algunos aspectos de la romería o la fiesta:
duraba veinticuatro horas; la salida de la procesión se realizaba el Lunes de Pentecostés,
a las once del día; la organización y el orden de la procesión respondía a la antigüedad y
se portaban insignias; el carácter popular de la celebración, que congregaba a personas
de diferente procedencia. Se sabe también por esta Primitiva Regla que el terremoto de
1755 supuso la ruina parcial o total de la pequeña ermita del Rocío, construyéndose un
nuevo templo a expensas del cabildo almonteño. La ermita dieciochesca, inaugurada en
1760, perduró hasta el 18 de julio de 1963, momento en que fue derruida para acometer
las obras del actual santuario. Configurada como romería comarcal y con la nueva ermita
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253-802X
https://www.juntadeandalucia.es/eboja
00283430
BOJA
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