3. Otras disposiciones. . (2021/180-13)
Decreto 223/2021, de 14 de septiembre, por el que se inscribe en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural, la Actividad de Interés Etnológico denominada Fiesta de la Cruz de Mayo en Añora (Córdoba).
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Número 180 - Viernes, 17 de septiembre de 2021
página 186
La segunda fase, iniciada con la caída de la noche y las visitas a las cruces, tiene
su culmen final alrededor de las cinco de la madrugada del sábado al domingo, que es
cuando el jurado, formado por personas de reconocido prestigio de la comarca de Los
Pedroches, anuncia los premios en la Casa de la Cultura. La expectación es máxima, todas
las personas tienen una cruz favorita y desean que la suya sea la ganadora. Previamente
el jurado, proveniente de fuera del pueblo, para garantizar la máxima neutralidad en las
votaciones, visita, en la tarde-noche, todas las cruces del pueblo en sus dos modalidades,
y puntúa cada cruz con un mínimo de seis y un máximo de diez puntos. La media de esas
votaciones no tiene en cuenta ni la nota más baja, ni la más alta que haya recibido la cruz.
Esta forma de decidir las cruces más valoradas es relativamente nueva –hace unos siete
años–. Con anterioridad las componentes de cada una de las cruces, sin previo aviso,
visitaban las demás cruces. Una vez visitadas todas, se reunían en su cruz y realizaban
las votaciones, hasta llegar a un consenso, y poco antes de las cinco de la madrugada
todas las representantes de cada cruz se acercaban al salón de la Casa de la Cultura del
pueblo, y, en sobre cerrado, daban las votaciones al alcalde, el cual daba lectura a las
votaciones para finalizar con el nombramiento de la cruz ganadora en cada modalidad.
La Noche de la Velá se ha convertido en la gran fiesta de Añora, su arraigo y evolución
la ha convertido en la fiesta anual por excelencia del municipio de Añora, del Valle de Los
Pedroches y de toda la comarca.
Entre todos los agentes intervinientes, la mujer ocupa un lugar de privilegio, destacando
las «cruceras mayores», que son las mujeres de más edad que enseñan cómo vestir una
cruz a las más jóvenes, a las nuevas generaciones. Su experiencia es muy valorada y,
es tal el grado de compromiso que adquieren, que a veces se convierte en hereditario,
es decir, vestir la cruz, además de una devoción, se transforma en algunos casos en
una obligación heredada, ya que hay familias que visten la cruz por antiguas promesas,
y estas se transmiten a los familiares para que continúen cumpliendo esa promesa, por
ello, año tras año, las cruces se repiten –aunque a veces cambien la ubicación espacial–,
garantizando así su conservación y acrecentamiento.
En esta actividad los roles de género son fundamentales para entenderla en
profundidad. La mujer tiene el papel principal en la organización de la fiesta, y los
hombres ayudan en las faenas «que les son propias», como construir el esqueleto de
la ornamentación, y, sobre todo, en el montaje el sábado de la Fiesta de la Cruz, el
acarreo de la leña para la fogata, y por supuesto se hará cargo de la casa el tiempo de
preparación que la mujer ha de dedicar a la cruz, según cuentan las personas informantes
de la actividad.
Hay una fuerte segmentación por sexos, el peso de la fiesta recae en la mujer,
mientras que el hombre está como acompañante y para colaborar de forma tangencial
en las tareas que le son encomendadas. La mujer se hace cargo del montaje y de velar
la cruz en la madrugada, de ahí que se las llame «guardianas» , ya que en torno a una
mesa camilla, juegan una partida de cartas o charlan, esperando la hora para degustar
los dulces y el chocolate, que previamente han elaborado y que ofrecen a los visitantes.
Los roles de edad juegan un papel primordial en esta festividad, ya que ancianas,
jóvenes y niños y niñas tienen un cometido preciso. Estos últimos son los responsables del
montaje de las cruces infantiles, con la ayuda de algunos mayores, que orgullosamente
muestran el sábado junto al resto de las demás cruces de adultos. En ellas se aprecia
la influencia de las cruces exteriores e interiores que ven y trabajan con sus mayores.
Estas cruces infantiles están urdidas con una maestría digna de cualquiera de las
cruceras mayores. Es en esta modalidad donde se aprecia la evolución y dinamismo de la
festividad, ya que los roles de género empiezan a diluirse en consonancia con la sociedad
actual.
Si bien las mujeres de avanzada edad son las protagonistas gracias a su destreza
para vestir las cruces, tienen como auxiliares a jóvenes que, progresivamente, van
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253 - 802X
http://www.juntadeandalucia.es/eboja
00198417
BOJA
Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
página 186
La segunda fase, iniciada con la caída de la noche y las visitas a las cruces, tiene
su culmen final alrededor de las cinco de la madrugada del sábado al domingo, que es
cuando el jurado, formado por personas de reconocido prestigio de la comarca de Los
Pedroches, anuncia los premios en la Casa de la Cultura. La expectación es máxima, todas
las personas tienen una cruz favorita y desean que la suya sea la ganadora. Previamente
el jurado, proveniente de fuera del pueblo, para garantizar la máxima neutralidad en las
votaciones, visita, en la tarde-noche, todas las cruces del pueblo en sus dos modalidades,
y puntúa cada cruz con un mínimo de seis y un máximo de diez puntos. La media de esas
votaciones no tiene en cuenta ni la nota más baja, ni la más alta que haya recibido la cruz.
Esta forma de decidir las cruces más valoradas es relativamente nueva –hace unos siete
años–. Con anterioridad las componentes de cada una de las cruces, sin previo aviso,
visitaban las demás cruces. Una vez visitadas todas, se reunían en su cruz y realizaban
las votaciones, hasta llegar a un consenso, y poco antes de las cinco de la madrugada
todas las representantes de cada cruz se acercaban al salón de la Casa de la Cultura del
pueblo, y, en sobre cerrado, daban las votaciones al alcalde, el cual daba lectura a las
votaciones para finalizar con el nombramiento de la cruz ganadora en cada modalidad.
La Noche de la Velá se ha convertido en la gran fiesta de Añora, su arraigo y evolución
la ha convertido en la fiesta anual por excelencia del municipio de Añora, del Valle de Los
Pedroches y de toda la comarca.
Entre todos los agentes intervinientes, la mujer ocupa un lugar de privilegio, destacando
las «cruceras mayores», que son las mujeres de más edad que enseñan cómo vestir una
cruz a las más jóvenes, a las nuevas generaciones. Su experiencia es muy valorada y,
es tal el grado de compromiso que adquieren, que a veces se convierte en hereditario,
es decir, vestir la cruz, además de una devoción, se transforma en algunos casos en
una obligación heredada, ya que hay familias que visten la cruz por antiguas promesas,
y estas se transmiten a los familiares para que continúen cumpliendo esa promesa, por
ello, año tras año, las cruces se repiten –aunque a veces cambien la ubicación espacial–,
garantizando así su conservación y acrecentamiento.
En esta actividad los roles de género son fundamentales para entenderla en
profundidad. La mujer tiene el papel principal en la organización de la fiesta, y los
hombres ayudan en las faenas «que les son propias», como construir el esqueleto de
la ornamentación, y, sobre todo, en el montaje el sábado de la Fiesta de la Cruz, el
acarreo de la leña para la fogata, y por supuesto se hará cargo de la casa el tiempo de
preparación que la mujer ha de dedicar a la cruz, según cuentan las personas informantes
de la actividad.
Hay una fuerte segmentación por sexos, el peso de la fiesta recae en la mujer,
mientras que el hombre está como acompañante y para colaborar de forma tangencial
en las tareas que le son encomendadas. La mujer se hace cargo del montaje y de velar
la cruz en la madrugada, de ahí que se las llame «guardianas» , ya que en torno a una
mesa camilla, juegan una partida de cartas o charlan, esperando la hora para degustar
los dulces y el chocolate, que previamente han elaborado y que ofrecen a los visitantes.
Los roles de edad juegan un papel primordial en esta festividad, ya que ancianas,
jóvenes y niños y niñas tienen un cometido preciso. Estos últimos son los responsables del
montaje de las cruces infantiles, con la ayuda de algunos mayores, que orgullosamente
muestran el sábado junto al resto de las demás cruces de adultos. En ellas se aprecia
la influencia de las cruces exteriores e interiores que ven y trabajan con sus mayores.
Estas cruces infantiles están urdidas con una maestría digna de cualquiera de las
cruceras mayores. Es en esta modalidad donde se aprecia la evolución y dinamismo de la
festividad, ya que los roles de género empiezan a diluirse en consonancia con la sociedad
actual.
Si bien las mujeres de avanzada edad son las protagonistas gracias a su destreza
para vestir las cruces, tienen como auxiliares a jóvenes que, progresivamente, van
Depósito Legal: SE-410/1979. ISSN: 2253 - 802X
http://www.juntadeandalucia.es/eboja
00198417
BOJA
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