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Bien de interés cultural – Resolución de 6 de junio de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Zona Arqueológica, de la villa romana de “La Torrecilla”, en Perales del Río, Getafe (Madrid)
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BOCM
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024
B.O.C.M. Núm. 145
5. Enumeración de bienes muebles integrantes del patrimonio histórico
que constituyan parte esencial de su historia
Entre los bienes muebles localizados destacan, por ser los más numerosos, los cerámicos. Se han documentado piezas correspondientes a cerámica común y Terra Sigillata Hispánica. La cerámica común es de época tardía y se caracteriza por presentar decoración mediante incisiones onduladas y/o quebradas, frecuentes entre los siglos III y IV d. C. Son
cerámicas tardías que reproducen tipos tradicionales altoimperiales: ollas, cuencos carenados o marmitas, morteros, platos y fuentes (vajilla de cocina) y jarras (cerámica de mesa).
Las piezas son muy semejantes a las documentadas en la necrópolis de “El Jardinillo”.
Se recuperaron escasos fragmentos de cerámicas pintadas. La tipología predominante
en el Bajo Imperio cambia respecto a la época altoimperial, predominando los vasos carenados y las jarras de dimensiones medias.
La Terra Sigillata está muy bien representada en el repertorio cerámico de la villa, siendo la forma Drag. 37 tardía la más común. Presenta decoración de grandes motivos circulares concéntricos radiados con roseta en su interior y se fecha entre los siglos IV y V d. C.
Además de esta forma se halló un fragmento de Terra Sigillata Clara D, fechable a partir
de mediados del siglo V d. C. Por último, destacan producciones consideradas cerámicas
tardorromanas tardías que imitan la Terra Sigillata y que presentan decoraciones buriladas
y estampadas.
El material latericio es muy numeroso y está muy presente en superficie en la actualidad. Se distinguen tanto tejas como ladrillos cocidos y tubuli.
En las excavaciones de los años 80 se recuperaron y estudiaron piezas líticas trabajadas, algunas de períodos anteriores (paleolíticas) como núcleos, raederas o lascas retocadas,
y otras de época romana como teselas o mármol trabajado.
Los metales son poco abundantes y corresponden a clavos de hierro y escorias. Destaca
una fíbula de bronce de tipo Aucissa con puente de sección romboidal y decorado con líneas
transversales, formando un arco de bordes casi rectos, placa de resorte cuadrangular en charnela vuelta hacia el exterior y pie recto rematado por un botón cónico. La cronología asignada por diferentes autores va desde el último tercio del siglo I a. C., que es cuando aparecen
por primera vez, hasta el siglo II d. C.
Son escasos los fragmentos de vidrio documentados. Se localizó una copa Isings 109,
es decir, una copa de forma alargada, cónica, con borde hacía dentro y pie estrecho anular.
Cabe destacar también la presencia de restos óseos de fauna que confirman el concepto de villae como unidad rural autárquica de producción en la que, con las debidas reservas, podría caber la posibilidad de comercializar determinados excedentes de algunas
cabañas.
En las intervenciones arqueológicas realizadas en el 2016, la recuperación de materiales fue escasa, en su mayoría fueron fragmentos de cerámica común, Terra Sigillata Hispánica y Terra Sigillata Hispánica Tardía. Destaca la recuperación de una plaqueta rectangular realizada en hueso decorada con incisiones geométricas, aspas y círculos simples y
concéntricos distribuidos en una cara.
En 2022, se localizó una pila de granito en la culina de la villa, posiblemente utilizada
como artesa por carecer de desagüe.
En la necrópolis de “El Jardinillo” se hallaron, además de restos óseos humanos y de
fauna, tres cuentas de vidrio, una hebilla, un broche de cinturón y varias monedas. Destaca
un mediano bronce de la segunda mitad del siglo IV d. C. Muy cerca de las tumbas excavadas en la primera campaña de 1975, se halló una patena de bronce con forma de plato llano con borde horizontal que lleva en su base un anillo circular de bronce soldado y un solidus aureus de Honorio (395-423 d. C.).
6. Régimen urbanístico de protección adecuado
La villa romana de “La Torrecilla” cuenta con grado 2 de protección urbanística, como
se recoge en el catálogo de bienes y espacios protegidos del Plan General de Ordenación
Urbana del Municipio de Getafe 2002, en la Ficha 20, Conjunto Catalogado “Torrecilla de
Iván Crispín (Villa Romana de Torrecilla)”.
Las condiciones de protección que figuren en la declaración serán de obligada observación para la entidad local y prevalecerán sobre la normativa urbanística que afecte al inmueble, debiendo ajustarse esta a la citada declaración mediante las modificaciones urbanísticas oportunas, como se recoge en el artículo 25 de la Ley 8/2023, de 30 de marzo, de
Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid.
BOCM-20240619-57
Pág. 216
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024
B.O.C.M. Núm. 145
5. Enumeración de bienes muebles integrantes del patrimonio histórico
que constituyan parte esencial de su historia
Entre los bienes muebles localizados destacan, por ser los más numerosos, los cerámicos. Se han documentado piezas correspondientes a cerámica común y Terra Sigillata Hispánica. La cerámica común es de época tardía y se caracteriza por presentar decoración mediante incisiones onduladas y/o quebradas, frecuentes entre los siglos III y IV d. C. Son
cerámicas tardías que reproducen tipos tradicionales altoimperiales: ollas, cuencos carenados o marmitas, morteros, platos y fuentes (vajilla de cocina) y jarras (cerámica de mesa).
Las piezas son muy semejantes a las documentadas en la necrópolis de “El Jardinillo”.
Se recuperaron escasos fragmentos de cerámicas pintadas. La tipología predominante
en el Bajo Imperio cambia respecto a la época altoimperial, predominando los vasos carenados y las jarras de dimensiones medias.
La Terra Sigillata está muy bien representada en el repertorio cerámico de la villa, siendo la forma Drag. 37 tardía la más común. Presenta decoración de grandes motivos circulares concéntricos radiados con roseta en su interior y se fecha entre los siglos IV y V d. C.
Además de esta forma se halló un fragmento de Terra Sigillata Clara D, fechable a partir
de mediados del siglo V d. C. Por último, destacan producciones consideradas cerámicas
tardorromanas tardías que imitan la Terra Sigillata y que presentan decoraciones buriladas
y estampadas.
El material latericio es muy numeroso y está muy presente en superficie en la actualidad. Se distinguen tanto tejas como ladrillos cocidos y tubuli.
En las excavaciones de los años 80 se recuperaron y estudiaron piezas líticas trabajadas, algunas de períodos anteriores (paleolíticas) como núcleos, raederas o lascas retocadas,
y otras de época romana como teselas o mármol trabajado.
Los metales son poco abundantes y corresponden a clavos de hierro y escorias. Destaca
una fíbula de bronce de tipo Aucissa con puente de sección romboidal y decorado con líneas
transversales, formando un arco de bordes casi rectos, placa de resorte cuadrangular en charnela vuelta hacia el exterior y pie recto rematado por un botón cónico. La cronología asignada por diferentes autores va desde el último tercio del siglo I a. C., que es cuando aparecen
por primera vez, hasta el siglo II d. C.
Son escasos los fragmentos de vidrio documentados. Se localizó una copa Isings 109,
es decir, una copa de forma alargada, cónica, con borde hacía dentro y pie estrecho anular.
Cabe destacar también la presencia de restos óseos de fauna que confirman el concepto de villae como unidad rural autárquica de producción en la que, con las debidas reservas, podría caber la posibilidad de comercializar determinados excedentes de algunas
cabañas.
En las intervenciones arqueológicas realizadas en el 2016, la recuperación de materiales fue escasa, en su mayoría fueron fragmentos de cerámica común, Terra Sigillata Hispánica y Terra Sigillata Hispánica Tardía. Destaca la recuperación de una plaqueta rectangular realizada en hueso decorada con incisiones geométricas, aspas y círculos simples y
concéntricos distribuidos en una cara.
En 2022, se localizó una pila de granito en la culina de la villa, posiblemente utilizada
como artesa por carecer de desagüe.
En la necrópolis de “El Jardinillo” se hallaron, además de restos óseos humanos y de
fauna, tres cuentas de vidrio, una hebilla, un broche de cinturón y varias monedas. Destaca
un mediano bronce de la segunda mitad del siglo IV d. C. Muy cerca de las tumbas excavadas en la primera campaña de 1975, se halló una patena de bronce con forma de plato llano con borde horizontal que lleva en su base un anillo circular de bronce soldado y un solidus aureus de Honorio (395-423 d. C.).
6. Régimen urbanístico de protección adecuado
La villa romana de “La Torrecilla” cuenta con grado 2 de protección urbanística, como
se recoge en el catálogo de bienes y espacios protegidos del Plan General de Ordenación
Urbana del Municipio de Getafe 2002, en la Ficha 20, Conjunto Catalogado “Torrecilla de
Iván Crispín (Villa Romana de Torrecilla)”.
Las condiciones de protección que figuren en la declaración serán de obligada observación para la entidad local y prevalecerán sobre la normativa urbanística que afecte al inmueble, debiendo ajustarse esta a la citada declaración mediante las modificaciones urbanísticas oportunas, como se recoge en el artículo 25 de la Ley 8/2023, de 30 de marzo, de
Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid.
BOCM-20240619-57
Pág. 216
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