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Bien de interés cultural –  Resolución de 4 de junio de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural del Patrimonio Inmaterial de la Comunidad de Madrid del Hilado Tradicional del Esparto
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BOCM
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 19 DE JUNIO DE 2024

B.O.C.M. Núm. 145

serva esta técnica tradicional, es una zona esteparia semiárida, rica en atochares y albardines, en la que se puede recolectar fácilmente la materia prima.
De acuerdo con la demanda y la capacidad de producción, el hilado tradicional del esparto se desarrolla de forma únicamente manual o con la ayuda de mecanismos de fuerza
manual.
Hilado manual artesanal:
El arte manual del hilado del esparto comienza con la preparación de la fibra. Para ello,
tras su recolección, se debe machacar con una maza el manojo de esparto, golpeándolo sobre una lancha de piedra.
Tras esto, se humedece un poco el manojo y se coloca debajo del brazo, se extraen algunas fibras, se paralelizan y se doblan por la mitad en la palma de la misma mano; a continuación, se empiezan a torcer las dos vetas resultantes, una sobre otra, frotándolas con la
palma de la otra mano. Repitiendo el movimiento, se van enroscando juntas las dos vetas,
guiándolas con los dedos pulgares, entre la base de las palmas. Cuando falta fibra en una
veta, se le van añadiendo nuevas hojas, tal cual, sin nudo. El cordón que se va formando recibe el nombre de niñuelo; según el niñuelo va aumentando de longitud, se tensa, sujetándolo, primero entre las piernas, luego con un pie y, después, atándolo a una aldaba, una reja,
o cualquier otro tipo de enganche.
Poniendo más o menos fibra en cada veta se obtienen niñuelos de distintos grosores;
pueden ser de una, dos, o tres hojas por veta (siendo estos últimos los más corrientes). Para
evitar dañarse las manos con el frotado continuado, incluso su sangrado, se utiliza una badana de protección, metida en el dedo anular y atada a la muñeca.
La práctica de esta técnica manual, antaño muy extendida en la península y que se ejercía de forma complementaria a otras actividades económicas, ha desaparecido casi por
completo entre las restantes comunidades esparteras españolas.

El arte semimanual de hilar el esparto, su técnica más evolucionada, es fruto de la especialización en las distintas etapas de producción necesarias para obtener el hilado deseado. Etapas previas al hilado son la recolección del esparto, su cocción en pozas de agua durante un mes, secado, machacado con mazos y rastrillado con peines de púas. La hoy
desaparecida técnica del hilado empleando esparto crudo obviaba las etapas de cocido, picado y rastrillado.
Una vez rastrillado y horas antes de hilarlo, el esparto se humedece para ablandarlo;
para el hilado manual industrial se utiliza una rueda de hilar, que acciona un operario o menador, mientras otros dos se ocupan de las fibras.
Los hiladores se colocan el esparto rastrillado sobre el pecho, sosteniéndolo con un arnés de cuerda a modo de tirantes. Formando entre los dedos el inicio de un hilo, lo enganchan
a una de las garruchas de la rueda, y dan orden al menador de girarla. Caminando de espaldas, van sacando fibra poco a poco con la mano izquierda soltando la hebra con la derecha, a
la vez que modula su grosor con la ayuda de una badana de cuero o un paño grueso alquitranado. A medida que van reculando, los hiladores van apoyando el hilo en unas T de madera
llamados alzas, para que quede limpio, evitando que se arrastre por el suelo. Van retrocediendo las fibras así hasta llegar al final de la “carrera”, que mide generalmente unos 46 metros
(55 varas). Se denomina “filástica al hilo obtenido”.
A continuación, para obtener un filete, se han de corchar juntas las dos filásticas obtenidas, recorriendo el camino inverso hacía la rueda. Para ello, uno de los hiladores empalma
su filástica con la de su compañero y las tensa ligeramente. El segundo aprovecha la maniobra para engancharle un ferrete y, seguidamente, el primero inserta las dos filásticas en las
canaletas de una gabia. Se da entonces la orden al menador de hacer girar la rueda. A medida que van torciéndose cada filástica, el primer hilador desliza la gabia hacia la rueda, enroscando así las dos filásticas juntas. Una vez corchadas por entero, saca la gabia y suelta el filete obtenido. Para acabar, lo inmoviliza, lo bruñe con un trozo de soga, y lo desata.
A.5. Productos
Además de los filetes y niñuelos, son productos resultantes del hilado tradicional del
esparto sogas, maromas y estropajos.

BOCM-20240619-54

Hilado manual industrial: