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Bien de interés cultural –  Resolución de 28 de febrero de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficinal del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como bien de interés cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Monumento, de la iglesia parroquial de San Vicente Mártir, en Braojos de la Sierra (Madrid)
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B.O.C.M. Núm. 62

BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 13 DE MARZO DE 2024

ña, que posteriormente pasó a formar parte del cuerpo de la torre, que se realizó hacia
finales del siglo XV o principios del XVI. En la parte inferior del nuevo muro occidental se
abrió un acceso a la iglesia, que después pasó a comunicar el sotocoro con el cuerpo bajo
de la torre.
No se puede determinar en qué momento se produjo esta ampliación, ya que no existen suficientes datos para ello, pero tuvo que producirse con anterioridad a la construcción
de la torre, por tanto, en época bajomedieval. Algunos autores piensan que al mismo tiempo que se amplió la nave por los pies también se añadió la nave lateral junto a la fachada
sur, donde actualmente se encuentra el acceso a la iglesia.
En el muro que cierra el cuerpo añadido a la nave por su lado sur se puede ver una gran
ménsula de piedra con perfil de cuarto de esfera, y, a la misma altura y a una cierta distancia, un hueco donde se situaría otra ménsula, así como un vano abierto en la parte superior.
Todo ello parece indicar que en origen este muro correspondía a una fachada exterior. Todos estos datos sugieren la posibilidad de que la nave lateral se tratase de un pórtico que
posteriormente se cerró, posiblemente en el siglo XVII cuando se lleva a cabo la gran reforma de la iglesia.
En cualquier caso, la construcción de la nave lateral tuvo que efectuarse con anterioridad a la torre, ya que el muro sur del cuerpo de esta monta sobre parte del arco y jamba izquierda del acceso situado en el muro occidental de la nave lateral, actualmente cegado.
Hacia finales del siglo XV se levanta la torre incorporando la propia fachada occidental de la iglesia, con su espadaña. Responde a un modelo característico de la etapa. Así, el
perfil de los nervios de la bóveda o las lampetas de forma cónica invertida con decoración
de esferas, ornamentación que aparece también en la base del cuerpo semicilíndrico adosado a la cara sur, son elementos que ponen de manifiesto que la construcción de la torre se
realizó en la época de los Reyes Católicos. El cuerpo superior se erigió posteriormente, en
el siglo XVII, como puede comprobarse al observar los paramentos interiores del tercer
cuerpo de la torre.
A esta misma fase corresponde el coro en alto situado a los pies del templo, ocupando
el tramo añadido a la nave, cuyas características se corresponden con las mismas fechas que
la torre.
La siguiente etapa constructiva está documentada durante el primer cuarto del siglo XVII.
En este momento, se decidió llevar a cabo una gran reforma en la primitiva iglesia ampliando la cabecera, lo que se llevó a cabo de común acuerdo entre las autoridades municipales
y eclesiásticas con la autorización del arzobispado de Toledo, y la aportación de la familia
Vargas.
Así, Miguel de Vargas Hernández y su hermano Alonso, mayordomo de la iglesia, sufragaron a su costa la capilla de San Ildefonso y fundaron una capellanía.
La primera piedra de la ampliación se puso el 20 de abril de 1616 y se dio por concluida la víspera del día de la Natividad de Nuestra Señora de 1621 con la colocación de las
lámparas.
En la obra intervinieron diversos maestros y artesanos, entre los que destaca el maestro de cantería Juan de la Verde, al que la documentación menciona como “maestro de la
obra de la yglesia” y “a cuyo cargo ha estado la obra de la iglesia”, y que probablemente
también fuese el autor del proyecto. Este maestro formaba parte de la red de canteros que
procedentes de Cantabria se desplazaban por tierras castellanas, adquiriendo cierta notoriedad en tierras riojanas, vallisoletanas y burgalesas, sobre todo en Aranda de Duero, desde
donde pudo trasladarse a Braojos.
La ampliación de la iglesia consistió en la construcción de una nueva cabecera, manteniendo la primitiva nave. A continuación, se derribaría el muro sur de la nave mayor para
levantar las columnas y arcos que separan las dos naves, lo que debió de obligar a desmontar el artesonado de la fase anterior y ejecutar otro nuevo. También se realizaría la portada
de acceso, y se abriría el arco de comunicación entre el sotocoro y la nave lateral.
Tanto la tipología como la decoración de esta parte de la iglesia responden a un manierismo clasicista, donde los sistemas espaciales y las estructuras de los edificios apenas
sufren cambios respecto al período anterior, y solo se diferencia en la introducción de algunos elementos ornamentales, como la decoración de las bóvedas con motivos geométricos
o los arcos y lunetos con recercados, ejecutados con escayola en resalte.
Posteriormente, según se pone de manifiesto en el reconocimiento de obras llevado a
cabo en febrero de 1844 por la Junta Diocesana de Reparación de Templos del Arzobispado de Toledo, se renueva la armadura de madera y se procede a levantar la fábrica de mampostería toda la parte de los muros que se demoliera, debido a la situación de deterioro que

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