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Bien de interés cultural –  Resolución de 28 de febrero de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de monumento, de la antigua fábrica CLESA, en Madrid
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 13 DE MARZO DE 2024

B.O.C.M. Núm. 62

litaba la conexión entre zona de descarga de envases y zona de carga de producto sin interferir en el resto de los movimientos.
Los espacios principales de producción en el bloque principal coinciden con los proyectados y estaban formados por tres naves alargadas de longitudes oscilantes entre 63 y 53
m y anchos entre 18 y 25 m. Todas se dispusieron adosadas en una secuencia que se inicia
por la nave destinada a recepción de botellas vacías seguida de la de lavado y llenado y finalizando en la de tratamiento de la leche situada elevada 4,33 cm por encima de la anteriores, situadas a cota cero. En esta última se realizaban los procesos de pre-esterilización
y pasteurización en depósitos metálicos elevados y llenados con la leche preveniente de la
nave de recepción situada al sur. Desde otra serie de depósitos enfrentados en la parte este
de esta misma nave, la leche ya tratada bajaba a la zona de llenado en la nave anterior. Permanecen los alojamientos semicirculares en ménsula de hormigón para albergar los depósitos, pero estos han sido desmantelados.
De las tres naves descritas, la de recepción de botellas vacías, situada al este del bloque principal y que disponía de un semisótano en toda su extensión, fue demolida en 2022.
Se cubría a dos aguas con estructura de cerchas sencillas de par, tirante y pendolón con pares de hormigón pretensados y prefabricados y luces de dieciocho metros. Las naves existentes de producción y tratamiento constituyen las partes más destacables de la fábrica en
cuanto a amplitud y espacialidad. Fueron concebidas con la máxima diafanidad posible y
aunque originalmente se pretendió la ausencia de pilares intermedios, estos finalmente se
construyeron formando una fila central a lo largo de cada nave con separaciones de dieciséis metros. En sentido transversal, los pórticos resistentes, todos ellos de hormigón, cubrieron luces de doce metros y medio y diez metros respectivamente. Sus jácenas están formadas por la yuxtaposición de trece viguetas pretensadas cuyas cabezas se hormigonaron
conjuntamente, formando un todo monolítico.
En ambas naves destaca la configuración de sus lucernarios, soportados por estructuras en ménsula a partir de las jácenas anteriores. Dichas ménsulas son los elementos estructurales de mayor originalidad al formarse por mástiles de hormigón en V invertida y jácenas en vuelo, ambos prefabricados, y unidos por tirantes metálicos. Sobre sus extremos se
apoyan las vigas metálicas de directriz quebrada que dan forma a los lucernarios. Fueron
los únicos elementos estructurales metálicos, salvo excepciones muy puntuales, en toda la
fábrica, ya que para esta se descartó la perfilería metálica, prefiriéndose por higiene y facilidad de limpieza los planos más lisos de la estructura de hormigón armado, en evitación de
mohos, según se indica en la memoria.
En conjunto, la secuencia tripartita de lucernarios resultante se diferenció de cualquier
otra solución empleada entonces en España, lo cual fue acorde con el deseo de su autor de
impresionar gratamente y ser en sí un elemento publicitario para todo el público que visitaría estas innovadoras instalaciones.
Las dos naves permitían visiones cruzadas entre sí, aunque hoy están en parte impedidas por tabicados posteriores. En su lado común se ubica la pasarela elevada con vistas a
las cadenas de producción que permitía las mencionadas miradas a ambos lados en los recorridos de visitantes. Bajo esta existe otra pasarela de servicio ligeramente elevada sobre
el suelo de la nave de embotellado. Debe destacarse también el volumen saliente de la torre de esterilización en esta misma nave, vacío actual que con su emergencia y su corte con
el perfil de los lucernarios proporciona por su singularidad algunas de las vistas más representativas del interior de la fábrica. La nave elevada de tratamiento tenía bajo ella otras dos
naves de servicio y almacenamiento en sendos niveles inferiores y en comunicación con el
espacio de expedición al oeste, aunque hoy son solo una por la supuesta eliminación del forjado intermedio de separación.
Adosado al conjunto de las tres naves en su parte sur está el bloque de almacén y productos especiales como mantequería y yogures, el cual fue demolido en la parte adosada a
la nave de recepción de envases. En él destaca en su parte existente la pasarela que surca el
espacio vacío de dos alturas de este bloque y que conecta la pasarela de visitantes con el pasillo de laboratorios en el puente de unión y la balconada de la nave de recepción. Este variado itinerario lineal de noventa metros con recorrido de ida y vuelta era el ofrecido a los
visitantes de la fábrica. En su final estaba el espacio también de doble altura de la nave de
recepción, hoy desaparecido por la inserción de una planta intermedia.
El bloque de dirección y administración adosado al norte y oeste y con planta en L es,
junto con los vestuarios y comedores, la parte más visible al aproximarse desde la parte oeste de la avenida del Cardenal Herrera Oria. Consta de cuatro plantas, disponiendo su parte
más abierta y representativa hacia dicha avenida en la parte norte. En planta baja se sitúa el
vestíbulo común de visitas y entrada a oficinas con escalera y ascensor hacia la entreplanta

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