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Bien de interés cultural –  Resolución de 28 de febrero de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Oficina del Español, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de monumento, de la antigua fábrica CLESA, en Madrid
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BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 13 DE MARZO DE 2024

B.O.C.M. Núm. 62

mente denominada “carretera de la playa” en la zona norte de Madrid y elegido bajo
criterios higiénicos en un área de baja contaminación, aunaba proximidad a la ciudad y suficiente expansión y accesibilidad para la operación de vehículos de suministro.
De la Sota (Pontevedra, 1913; Madrid, 1996), es una referencia obligada en la arquitectura española del siglo XX. Profesor en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de
Madrid (ETSAM), su estela ha servido de referencia a varias generaciones de arquitectos
españoles siendo autor de proyectos significativos entre los que destaca el que corresponde
al bien objeto de declaración y el del Gimnasio del Colegio Maravillas, en Madrid, declarado Bien de Interés Cultural en 2017. Realizó también proyectos para las centrales lecheras de Pamplona, San Sebastián, cooperativa RAM de Santander, sistema Tetrapack y concurso de centrales UNACO entre 1955 y 1969, aunque solo llevó a cabo la central CLESA.
Las variantes funcionales y compositivas desarrolladas en los citados proyectos, previos a
CLESA, indican que su proyecto se abordó con un importante conocimiento de las necesidades de una planta de este tipo. A lo largo de su trayectoria, la empresa CLESA, aunque
sin la participación de De la Sota, construyó también factorías en Villalonquéjar (Burgos),
León, Caldas de Reis (Pontevedra) y Leganés (Madrid), aún existentes, pero en desuso o
con cambio de actividad, salvo Caldas que ha recuperado su producción.
En su evolución empresarial la fábrica pasó a ser propiedad del grupo Parmalat, aunque tras la quiebra de este fue adquirida en 2007 por Nueva Rumasa, propiedad de la familia Ruiz Mateos. En 2012 se determina judicialmente su cierre, conllevando el despido de
sus 361 trabajadores.
Ya convertida en un solar y una fábrica en desuso, la promotora e inmobiliaria Metrovacesa compró dichos terrenos, iniciando un intento de demolición en 2014 para levantar
un complejo residencial. Ello conllevó la reacción en contra de este proyecto de un amplio
conjunto de asociaciones e instituciones. Ese mismo año la Dirección General de Patrimonio Cultural instó al Ayuntamiento de Madrid a que catalogara el edificio de forma urgente, de manera que en 2015 se determina su protección por la Comisión Local de Patrimonio
Histórico de Madrid a través de una primera modificación puntual del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid, incluyéndola en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos
del Ayuntamiento de Madrid. Como resultado, de la parcela total quedaban protegidos poco
más de 9000 m2 correspondientes a las partes originales de su construcción a conservar.
El edificio de CLESA cuenta con una especial importancia en términos de autenticidad,
singularidad y valor histórico y experimental en el contexto de la arquitectura adscribible
al Movimiento Moderno en España. Forma parte sin discusión de ese conjunto de obras
irrepetibles de las cada vez más apreciadas décadas del resurgir de la arquitectura española pasada la Guerra Civil y el período de autarquía. Con la inspiración en las más importantes figuras de la arquitectura internacional, la joven generación de arquitectos que inicia su
madurez en los años cincuenta y sesenta, con nombres como Sáenz de Oiza, Fisac, Laorga,
Corrales, Molezún, Aburto, Carvajal, Romany, Vázquez de Castro, Íñiguez de Onzoño, Ortiz-Echagüe, Echaide, Cano Lasso o el mismo De la Sota entre tantos otros, emprendió un
camino pleno de creatividad y renovación acorde, o incluso adelantándose, al desarrollo
económico iniciado por el país. En el caso de De la Sota, CLESA se proyecta y se construye a la vez que sus otras dos obras emblemáticas de ese mismo período: el Gobierno Civil
de Tarragona y el colegio Maravillas.
La antigua fábrica CLESA puede ser asimilable en cuanto a su valor arquitectónico y
cultural a obras como el citado colegio Maravillas, el Banco de Bilbao de Sáenz de Oiza o
las casas Lucio Muñoz de Higueras y la del propio arquitecto Carvajal. A esto se añade que
es uno de los pocos edificios industriales singulares y de gran valor de esos años que aún permanecen en pie en Madrid, tras la demolición de ejemplos como la fábrica Mahou, Standard
Eléctrica, Manufacturas Metálicas Madrileñas y Arcelor, tubos Borondo, la fábrica Nacional de Rodamientos, el edificio Kodak, la fábrica La Venecia, los laboratorios Farmabión y
Jorba (la pagoda), los talleres y concesionario Seat de la Castellana o la fábrica Monky. Sus
valores se pueden resumir en palabras de Kenneth Frampton: “no solo se trata de un edificio de magnífica calidad, sino también un logro de ingeniería estructural excepcionalmente ingenioso; ambos campos se fusionan brillantemente en este momento único”.
En cuanto a la evolución reciente del inmueble objeto de este expediente de protección
como Bien de Interés Cultural, se considera necesario hacer referencia a diferentes iniciativas en los últimos años que han sido englobadas dentro de un espíritu de recuperación del
inmueble.
Se convoca un concurso de ideas promovido por el Colegio de Arquitectos de Madrid
y Metrovacesa y fallado en 2015, poco después de su catalogación por el Ayuntamiento.
En 2018, continuando con la iniciativa para su recuperación, se considera una nueva modi-

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