C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20230302-28)
Bien de interés cultural –  Decreto 9/2023, de 23 de febrero, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de hecho cultural, la Fiesta de las Mayas de la Comunidad de Madrid
8 páginas totales
Página
B.O.C.M. Núm. 52

BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
JUEVES 2 DE MARZO DE 2023

tamiento decidió utilizar las infraestructuras y las posibilidades que ofrecían los colegios.
Así, las Mayas revitalizadas por los colegios, se colocaron en las puertas de los respectivos
centros, y las que seguían el esquema tradicional continuaron colocándose en lugares cercanos a las propias viviendas.
Con el paso de los años, desde los años 90 a la actualidad, la fiesta se ha afirmado
completamente, ya sin la participación de los colegios. Ha disminuido el número de Mayas, realizándose cinco o seis cada año. Cuando el dos de mayo se convirtió en día no laborable aumentó considerablemente la presencia de padres en la organización de la fiesta.
Uno de los cambios introducidos en la festividad en los últimos años fue la ofrenda floral de las Mayas a la basílica, por influencia de las Mayas celebradas en Lavapiés.
En Colmenar Viejo los altares de la Maya se construyen predominantemente con vegetales que hay que recoger previamente. La recogida de las flores se hace el día anterior a
la celebración, el día 1 de mayo. A partir de los años 90 la Dirección General de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid dictó unas normas respecto a la recogida de flores del
término municipal. Por ejemplo, no deben arrancarse si no cortarse. En el permiso que se
concede cada año para la recogida se indica los días que puede realizarse, qué especies pueden recolectarse (retama negra o escobas, espino albar o majuelo, cantueso o tomillo del Señor, digital o gualdaparra, magarza, rábano silvestre o pajizo, berceo, malvas, viborera,
chupamieles, romero, amapolas) y en qué lugares no está permitido (Parque Regional de la
Cuenca alta del Manzanares y/o calificados como Monte Preservado).
La arquitectura del altar, efímera por cuanto solo dura unas horas, se realiza modificando el espacio con elementos constructivos previamente fabricados y guardados de un
año para otro, arcos y soportes, donde se colocan las mallas y enrejados para sustentar los
textiles e incrustar flores y plantas. Una vez terminada la estructura vertical y los laterales
de flores, se coloca el fondo, colchas, y delante se sitúa una base hecha con un soporte de
madera, a modo de mesa, y cubierta con las mejores sábanas de las bordadoras colmenareñas. Sobre esta “mesa” se coloca el asiento de la Maya, generalmente una silla de madera
y anea que puede también estar cubierta con textiles patrimonio de las familias locales. Esto
permite crear el escenario que enmarca el sitial donde se colocará la joven Maya, y al que
en ocasiones se dota de profundidad con alfombras vegetales en el suelo y cestos y jarrones
de flores, facilitando así la lejanía de estas figuras de vecinos y visitantes.
En este altar se sitúa la Maya. La protagonista, elegida por consenso entre las madres
y padres del grupo, es ataviada tradicionalmente con enaguas bordadas, camisa blanca y
mantón de manila atado a la espalda. El mantón se coloca del revés mostrando los bordados y el flecado. La Maya es engalanada con collaradas y ricos pendientes. El pelo, suelto,
se ciñe sobre la frente con una corona de flores.
La niña que representa a la Maya debe permanecer sentada y estática. El espacio, que
aleja y protege a la Maya, es inaccesible. La excepción la constituye la “corte” de la Maya,
las niñas que acompañan a esta figura, que son las únicas que pueden entrar en el espacio
reservado de su altar y permanecer allí; ellas sí se mueven, gesticulan, ríen, hablan con la
gente y representan un papel activo y conforman un grupo solidario con un fin claro, conseguir donativos que más tarde les permitan hacer una pequeña merienda.
Este cortejo de niñas se dirige a la gente con un cepillo y una bandeja y, mientras hacen el gesto de limpiar la manga, piden para la Maya. Al paseante se le regala a veces un
ramillete de romero como obsequio a cambio de las monedas entregadas.
Estas niñas van vestidas también con enaguas y chambras blancas, collaradas de abalorio y una corona de flores sobre su pelo suelto, pero portan mantoncillos de talle, picos
bordados en esa sola esquina.
Por primera vez, en 2022, en Colmenar Viejo, han participado niños en el grupo de
acompañantes de la Maya.
En Lavapiés, Madrid, la fiesta se ha recuperado siguiendo los escritos y las noticias que
se conservaban sobre la misma. La Maya representada en esta celebración muestra dos iconografías bien diferenciadas, dos de ellas siguen el modelo de Colmenar Viejo, con la misma
disposición del altar y un resultado estético similar; y un segundo grupo recrea el imaginario
goyesco; las jóvenes se atavían con trajes goyescos, generalmente confeccionados en el entorno y no de manera profesional y van “tocadas” con redecillas y otros adornos de inspiración goyesca.
Los altares de Lavapiés incorporan elementos vegetales, en especial aquellos que siguen el “modelo colmenareño”, pero ya no son solo flores silvestres si no también recogidas en jardines propios o compradas; incluso algunos años se han confeccionado flores y
guirnaldas de papel o tela. Además, introducen otros elementos como maceteros, mesas o
jaulas de pajaritos.

Pág. 131

BOCM-20230302-28

BOCM