C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20230201-27)
Bien de interés cultural – Decreto 2/2023, de 25 de enero, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid la Pintura “el Apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar”, atribuible a Francisco de Goya y Lucientes
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BOCM
MIÉRCOLES 1 DE FEBRERO DE 2023
B.O.C.M. Núm. 27
ANEXO
«DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN
QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL
A) Descripción del bien objeto de la declaración
Denominación: El apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar.
Denominación accesoria: Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago.
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (Atribuible).
Escuela: Española.
Época: Siglo XVIII, h. 1772-1782.
Clase de bien: Pintura.
Técnica: Óleo.
Materia: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 107 × 80 cm.
Estado de conservación: Bueno.
La obra El apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar, es una pintura al óleo sobre lienzo atribuible a Francisco de Goya y Lucientes.
Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, Francia, 1828)
está considerado un gran genio de la pintura. Además de participar en los movimientos estéticos de su época, con sus últimas obras penetró ampliamente en los nuevos conceptos sociales y pictóricos del siglo XIX, anticipando, en cierta medida, muchos de los avances artísticos e innovadores del siglo XX, incluso en aspectos de lo no figurativo, y fijando la base para
comprender el devenir estético de buena parte de los “ismos” de la Edad Contemporánea.
Francisco de Goya realizó gran parte de su pintura religiosa en la década de 1770 y primeros años de la siguiente. A la vuelta de su viaje de formación a Italia, el 21 de octubre
de 1771, recibió su primer encargo importante cuando el cabildo de la Basílica del Pilar
aceptó su presupuesto de quince mil reales para decorar la bóveda del coro (denominado
“coreto”) de la Santa Capilla de la Virgen del Pilar del templo zaragozano. El fresco de La
Adoración del nombre de Dios, terminado en junio de 1772, supone en gran medida una
síntesis de la lección italiana y evidencia nuevas soluciones pictóricas de marcados contrastes lumínicos. Dos años más tarde Goya acometerá su segundo encargo de relevancia, el ciclo de once pinturas murales que ejecutará entre los meses de abril y noviembre de 1774
para la nave, el crucero y el presbiterio de la Cartuja de Aula Dei. Los siete episodios de la
vida de María que se conservan de este conjunto destacan por su concepción clásica, monumental y escenográfica.
Elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1780, recibió como siguiente gran encargo (gracias a la intermediación de Francisco Bayeu) pintar
los frescos de dos de las cinco cúpulas de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza. Por entonces Goya profesaba gran devoción a la Virgen del Pilar, como evidencia una
carta (conservada en el Museo de Zaragoza) que envió a su amigo Martín Zapater en julio
de 1780, en la que mencionaba “una estampa de la Virgen del Pilar” como una de los pocos objetos que necesitaban en casa.
Se considera que la presente pintura objeto de declaración se sitúa en el citado periodo de 1772-1882, y que fue posiblemente realizada durante alguna de las estancias del joven pintor en Zaragoza.
Antes de Goya, el tema iconográfico de la Venida de la Virgen a Zaragoza había sido
abordado por otros pintores. El francés Nicolas Poussin (1594-1665) afrontó el episodio en
un monumental lienzo de gran dinamismo pintado para una iglesia de Valenciennes (ca.
1629-1630, Musée du Louvre, inv. 7285). En el siglo siguiente acometieron el tema otros
pintores, especialmente zaragozanos, como José Luzán (1710-1785), maestro de Goya. La
obra de Luzán guarda similitudes con el lienzo que nos ocupa, del que podría ser una posible fuente formal, pues sitúa al grupo de testigos formando un semicírculo abierto.
Francisco de Goya pintó el tema de La Venida de la Virgen del Pilar ante el apóstol
Santiago en diversas ocasiones entre los años 1762 y 1782. Hacia 1762-63 se le encargó decorar con este tema el exterior de las puertas del armario-relicario de la iglesia parroquial
de su población natal, Fuendetodos (Zaragoza). Dicha obra, destruida durante la Guerra
Civil, es conocida a través de fotografías que revelan la influencia de la pintura de Corrado
Giaquinto, así como un gran sentido volumétrico de las figuras, ensalzado mediante contrastes lumínicos.
BOCM-20230201-27
Pág. 182
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MIÉRCOLES 1 DE FEBRERO DE 2023
B.O.C.M. Núm. 27
ANEXO
«DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN
QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL
A) Descripción del bien objeto de la declaración
Denominación: El apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar.
Denominación accesoria: Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago.
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (Atribuible).
Escuela: Española.
Época: Siglo XVIII, h. 1772-1782.
Clase de bien: Pintura.
Técnica: Óleo.
Materia: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 107 × 80 cm.
Estado de conservación: Bueno.
La obra El apóstol Santiago y sus discípulos adorando a la Virgen del Pilar, es una pintura al óleo sobre lienzo atribuible a Francisco de Goya y Lucientes.
Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, Francia, 1828)
está considerado un gran genio de la pintura. Además de participar en los movimientos estéticos de su época, con sus últimas obras penetró ampliamente en los nuevos conceptos sociales y pictóricos del siglo XIX, anticipando, en cierta medida, muchos de los avances artísticos e innovadores del siglo XX, incluso en aspectos de lo no figurativo, y fijando la base para
comprender el devenir estético de buena parte de los “ismos” de la Edad Contemporánea.
Francisco de Goya realizó gran parte de su pintura religiosa en la década de 1770 y primeros años de la siguiente. A la vuelta de su viaje de formación a Italia, el 21 de octubre
de 1771, recibió su primer encargo importante cuando el cabildo de la Basílica del Pilar
aceptó su presupuesto de quince mil reales para decorar la bóveda del coro (denominado
“coreto”) de la Santa Capilla de la Virgen del Pilar del templo zaragozano. El fresco de La
Adoración del nombre de Dios, terminado en junio de 1772, supone en gran medida una
síntesis de la lección italiana y evidencia nuevas soluciones pictóricas de marcados contrastes lumínicos. Dos años más tarde Goya acometerá su segundo encargo de relevancia, el ciclo de once pinturas murales que ejecutará entre los meses de abril y noviembre de 1774
para la nave, el crucero y el presbiterio de la Cartuja de Aula Dei. Los siete episodios de la
vida de María que se conservan de este conjunto destacan por su concepción clásica, monumental y escenográfica.
Elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1780, recibió como siguiente gran encargo (gracias a la intermediación de Francisco Bayeu) pintar
los frescos de dos de las cinco cúpulas de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza. Por entonces Goya profesaba gran devoción a la Virgen del Pilar, como evidencia una
carta (conservada en el Museo de Zaragoza) que envió a su amigo Martín Zapater en julio
de 1780, en la que mencionaba “una estampa de la Virgen del Pilar” como una de los pocos objetos que necesitaban en casa.
Se considera que la presente pintura objeto de declaración se sitúa en el citado periodo de 1772-1882, y que fue posiblemente realizada durante alguna de las estancias del joven pintor en Zaragoza.
Antes de Goya, el tema iconográfico de la Venida de la Virgen a Zaragoza había sido
abordado por otros pintores. El francés Nicolas Poussin (1594-1665) afrontó el episodio en
un monumental lienzo de gran dinamismo pintado para una iglesia de Valenciennes (ca.
1629-1630, Musée du Louvre, inv. 7285). En el siglo siguiente acometieron el tema otros
pintores, especialmente zaragozanos, como José Luzán (1710-1785), maestro de Goya. La
obra de Luzán guarda similitudes con el lienzo que nos ocupa, del que podría ser una posible fuente formal, pues sitúa al grupo de testigos formando un semicírculo abierto.
Francisco de Goya pintó el tema de La Venida de la Virgen del Pilar ante el apóstol
Santiago en diversas ocasiones entre los años 1762 y 1782. Hacia 1762-63 se le encargó decorar con este tema el exterior de las puertas del armario-relicario de la iglesia parroquial
de su población natal, Fuendetodos (Zaragoza). Dicha obra, destruida durante la Guerra
Civil, es conocida a través de fotografías que revelan la influencia de la pintura de Corrado
Giaquinto, así como un gran sentido volumétrico de las figuras, ensalzado mediante contrastes lumínicos.
BOCM-20230201-27
Pág. 182
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID