C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20221229-30)
Bien de interés cultural –  Decreto 132/2022, de 21 de diciembre, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid la pintura “Adoración de los Magos”, realizada por Anton Van Dyck
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BOCM

JUEVES 29 DE DICIEMBRE DE 2022

B.O.C.M. Núm. 310

ANEXO
DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN
QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL
A) Descripción del Bien objeto de la declaración
Denominación: “Adoración de los Magos”.
Denominación accesoria: Adoración de los Reyes.
Autor: Anton van Dyck (Amberes, 1599-Londres, 1641).
Escuela: Flamenca.
Época: Siglo XVII.
Clase del Bien: Pintura.
Técnica: Pintura al óleo.
Materia: Óleo sobre lienzo.
Medidas: 150 × 230 cm.
Estado de conservación: Bueno.
La obra “Adoración de los Magos” es una pintura al óleo sobre lienzo (230 × 150 cm),
del pintor flamenco Anton van Dyck (Amberes, 1599-Londres, 1641).
Van Dyck inició su formación a los 10 años en su ciudad natal, Amberes, en el taller
de Hendrick van Balen (h. 1574/76-1632), incorporándose después al taller de Pedro Pablo
Rubens (1577-1640), de quien sería su mejor discípulo. Rubens y Van Dyck mantuvieron
un estrecho contacto; el maestro le proporcionó apoyo y tutela y Van Dyck fue su ayudante y colaborador, al menos desde 1617 hasta 1621, período en el que compaginó esta tarea
con su propio trabajo. En Amberes permaneció hasta los 22 años, edad en la cual ya había
realizado más de 160 pinturas, algunas de ellas grandes composiciones, así como un gran
número de dibujos.
El pintor forma parte del reducido número de artistas que demostraron un enorme talento a una temprana edad. La obra pictórica de su período de juventud no solo fue ingente, sino que fue también muy destacada. Se acercó al estilo de su maestro, Rubens, con gran
capacidad para mimetizar su obra, pero también buscó distanciarse y configurar un estilo
propio como pintor independiente.
Con 19 años, en 1618, ingresó en el gremio de pintores de san Lucas de Amberes. En
1620 llevó a cabo su primer viaje a Inglaterra, por un corto espacio de tiempo, en el que ya
realizó trabajos para el monarca inglés Jacobo I y para la nobleza.
En 1621, después de haber pintado ya importantes obras (entre ellas, La coronación de
espinas y El prendimiento de Cristo, conservadas actualmente en el Museo Nacional del
Prado de Madrid) marchó a Italia. Consta su estancia en Génova en noviembre del citado
año. Su permanencia italiana le llevó a otras ciudades (Venecia, Florencia, Roma y Palermo, entre otras). En su viaje tomó notas, dibujando a plumilla en su cuaderno de apuntes.
En un continuo cambio y experimentación le influyó la pintura veneciana, especialmente la
obra de Tiziano, de quién refinó su estilo.
A su vuelta, en 1627, se instala de nuevo en Amberes, donde permaneció hasta 1632,
año de su establecimiento en Londres, ciudad en la que vivió hasta su muerte, en 1641. En
Inglaterra fue pintor de cámara del rey Carlos I, consagrándose como gran pintor de retratos, influyendo y dotando de prestigio al retrato inglés. Ocasionalmente viajó al continente, quedando registrados viajes a los Países Bajos, Amberes y París.
El tema iconográfico que representa la pintura objeto de declaración es uno de los hechos más representados de la infancia de Jesús, la “Adoración de los Magos”, acompañados de un numeroso cortejo en el momento de presentar las ofrendas.
La escena se desarrolla en un exterior nocturno, con arquitectura en el lado derecho.
Delante de la sencilla construcción arquitectónica tiene lugar la escena principal, cuya disposición de la Virgen, el Niño y uno de los Magos arrodillado marca una diagonal a un lado
del lienzo. La Virgen se sitúa de pie y ligeramente inclinada sobre el Niño, que está sentado sobre un paño blanco dispuesto en el pesebre de paja. Ayudado por su madre, Jesús posa
su mano en la cabeza descubierta de uno de los reyes, mientras este ya ha dejado en el suelo el turbante y el cetro y está arrodillado e inclinado ante él, entregando su ofrenda, monedas de oro en una bandeja gallonada. San José asoma desde la penumbra, detrás de la Virgen. Los otros dos Magos, aún en pie, cierran la escena principal.
Las figuras de los Magos son de gran tamaño, ocupando la casi totalidad del lienzo,
junto a otra de cuerpo entero que mira de soslayo. Todas ellas, situadas en un primer plano,
presentan corporeidad e inmediatez, contribuyendo a ello los volúmenes de grandes plega-

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