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Bien de interés cultural – Resolución de 28 de octubre de 2022, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Zona de Interés Arqueológico, del yacimiento “Alcalá la Vieja”, en Alcalá de Henares (Madrid)
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Pág. 254
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
B.O.C.M. Núm. 272
La alcazaba se ubica sobre una elevación precedida de un foso natural que pudo ser
también trabajado de forma antrópica. La muralla está compuesta por varios lienzos y torreones, nueve según las últimas investigaciones, que se adaptan a la propia topografía del
cerro, siguiendo el trazado que se marca en la primera obra andalusí que, posteriormente,
fue poco alterada más allá de reparaciones.
En las excavaciones llevadas a cabo en 2018 se pudo corroborar que el trazado del recinto fortificado con sus torres, que se distribuyen de forma desigual, pertenecía sin ninguna duda a la fase andalusí, datada en la segunda mitad del siglo X, según los materiales cerámicos recuperados en la fosa de cimentación de la muralla en la zona de la puerta de
acceso a la fortaleza. Esta fase se caracteriza principalmente por el uso de grandes sillares
de caliza y, en menor proporción, de granito en las caras externas de la muralla y las torres.
Además se documentó la fase de finales del siglo XIV, caracterizada principalmente por el
uso generalizado del ladrillo, tanto en la muralla como en las torres de la fortaleza.
Entre los siglos XII y XIII se producirá una remodelación de toda la fortaleza, reforzándose la mayor parte de las estructuras defensivas, aunque a grandes rasgos seguirán los
trazados de las obras andalusíes. Será ya con el arzobispo don Pedro Tenorio, a finales del
siglo XIV, cuando se produzca la mayor transformación de la fortaleza, readaptándose sus
defensas a la poliorcética del momento.
La estructura mejor conservada es la denominada torre Albarrana, que se localiza al sudeste del acceso, asociada a esas obras de transformación en la segunda mitad del siglo XIV,
y que permitía controlar el camino de subida hasta llegar a la puerta principal.
La torre posee planta cuadrangular, con una morfología maciza, construida en mampostería encintada y encadenados de sillares en los ángulos. Presenta un primer cuerpo encintado a base de mampostería dispuesta a espejo, donde también se aprecian algunas modulaciones dispuestas a espigas. En este primer cuerpo se rematan los ángulos mediante
encadenados de sillares. El segundo tramo es similar, pero se ordenan mejor los mampuestos en los encintados, rematándose los ángulos con ladrillos de trazas mudéjares. Todo el
cuerpo de la torre presenta dos revestimientos, uno a base de escorias en las llagas y otro
posterior, relacionado con reformas posteriores.
Debió estar unida a la muralla mediante un arco de ladrillo del que se han conservado,
parcialmente, los arranques adheridos a la fábrica de la torre.
El acceso a Alcalá la Vieja, situado al sudoeste, es el elemento más destacado del conjunto y fue localizado en 1990 por Araceli Turina. Según las últimas investigaciones se describe como un acceso directo, flanqueado por dos torres rectangulares, con un pasillo en el
que sitúan dos puertas con arcos de herradura. La fundación de esta estructura habría que
buscarla sobre estructuras de época romana o altomedieval, que son parcialmente desmontadas, sobre las que se construyen los grandes torreones de flaqueo ya en la fase andalusí
del siglo X.
En el interior de la alcazaba se han localizado distintos elementos, entre los que destaca el aljibe subterráneo, posiblemente de época andalusí, que conserva parte de la cubierta
y el revoco de almagra. Posee planta rectangular, realizado a base de mampostería que posteriormente fue revocado en diferentes fases. Está cubierto mediante una bóveda de cañón
de ladrillo.
Se han documentado además elementos de almacenaje como silos, excavados en el terreno natural, de los que se aprecian algunas de sus bocas, y que se encuentran totalmente
colmatados.
Se localizó una iglesia, posiblemente de trazas mudéjares, que albergaba un área cementerial en todo su entorno.
Se ha excavado también una gran estructura semisubterránea que corta a gran cantidad
de fosas anteriores. Fue construida a finales del siglo XIV y se interpreta como un almacén.
Al sur de la zona nuclear de Alcalá la Vieja existían dos amplios arrabales, separados
de la fortaleza y entre sí por profundos barrancos. En ellos se han localizado estructuras y
gran cantidad de material constructivos. Debieron ser abandonados a lo largo del siglo XIV
y la fortaleza en la segunda mitad del siglo XVI.
En las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo en 2013 en la necrópolis, localizada
en el arrabal meridional, se documentaron una veintena de enterramientos de rito islámico.
La excavación permitió además evidenciar dos fases de ocupación del cementerio, asociadas a una evolución de la morfología de las sepulturas. En la fase I están compuestas por
una prefosa de planta rectangular excavada en el terreno geológico, en cuyo centro se excava una estrecha fosa de inhumación donde se deposita el cuerpo en posición decúbito lateral derecho. En la fase II, se documentan fosas de inhumación simple y estrecha, cubiertas con tejas dispuestas de forma transversal a la fosa.
BOCM-20221115-47
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
B.O.C.M. Núm. 272
La alcazaba se ubica sobre una elevación precedida de un foso natural que pudo ser
también trabajado de forma antrópica. La muralla está compuesta por varios lienzos y torreones, nueve según las últimas investigaciones, que se adaptan a la propia topografía del
cerro, siguiendo el trazado que se marca en la primera obra andalusí que, posteriormente,
fue poco alterada más allá de reparaciones.
En las excavaciones llevadas a cabo en 2018 se pudo corroborar que el trazado del recinto fortificado con sus torres, que se distribuyen de forma desigual, pertenecía sin ninguna duda a la fase andalusí, datada en la segunda mitad del siglo X, según los materiales cerámicos recuperados en la fosa de cimentación de la muralla en la zona de la puerta de
acceso a la fortaleza. Esta fase se caracteriza principalmente por el uso de grandes sillares
de caliza y, en menor proporción, de granito en las caras externas de la muralla y las torres.
Además se documentó la fase de finales del siglo XIV, caracterizada principalmente por el
uso generalizado del ladrillo, tanto en la muralla como en las torres de la fortaleza.
Entre los siglos XII y XIII se producirá una remodelación de toda la fortaleza, reforzándose la mayor parte de las estructuras defensivas, aunque a grandes rasgos seguirán los
trazados de las obras andalusíes. Será ya con el arzobispo don Pedro Tenorio, a finales del
siglo XIV, cuando se produzca la mayor transformación de la fortaleza, readaptándose sus
defensas a la poliorcética del momento.
La estructura mejor conservada es la denominada torre Albarrana, que se localiza al sudeste del acceso, asociada a esas obras de transformación en la segunda mitad del siglo XIV,
y que permitía controlar el camino de subida hasta llegar a la puerta principal.
La torre posee planta cuadrangular, con una morfología maciza, construida en mampostería encintada y encadenados de sillares en los ángulos. Presenta un primer cuerpo encintado a base de mampostería dispuesta a espejo, donde también se aprecian algunas modulaciones dispuestas a espigas. En este primer cuerpo se rematan los ángulos mediante
encadenados de sillares. El segundo tramo es similar, pero se ordenan mejor los mampuestos en los encintados, rematándose los ángulos con ladrillos de trazas mudéjares. Todo el
cuerpo de la torre presenta dos revestimientos, uno a base de escorias en las llagas y otro
posterior, relacionado con reformas posteriores.
Debió estar unida a la muralla mediante un arco de ladrillo del que se han conservado,
parcialmente, los arranques adheridos a la fábrica de la torre.
El acceso a Alcalá la Vieja, situado al sudoeste, es el elemento más destacado del conjunto y fue localizado en 1990 por Araceli Turina. Según las últimas investigaciones se describe como un acceso directo, flanqueado por dos torres rectangulares, con un pasillo en el
que sitúan dos puertas con arcos de herradura. La fundación de esta estructura habría que
buscarla sobre estructuras de época romana o altomedieval, que son parcialmente desmontadas, sobre las que se construyen los grandes torreones de flaqueo ya en la fase andalusí
del siglo X.
En el interior de la alcazaba se han localizado distintos elementos, entre los que destaca el aljibe subterráneo, posiblemente de época andalusí, que conserva parte de la cubierta
y el revoco de almagra. Posee planta rectangular, realizado a base de mampostería que posteriormente fue revocado en diferentes fases. Está cubierto mediante una bóveda de cañón
de ladrillo.
Se han documentado además elementos de almacenaje como silos, excavados en el terreno natural, de los que se aprecian algunas de sus bocas, y que se encuentran totalmente
colmatados.
Se localizó una iglesia, posiblemente de trazas mudéjares, que albergaba un área cementerial en todo su entorno.
Se ha excavado también una gran estructura semisubterránea que corta a gran cantidad
de fosas anteriores. Fue construida a finales del siglo XIV y se interpreta como un almacén.
Al sur de la zona nuclear de Alcalá la Vieja existían dos amplios arrabales, separados
de la fortaleza y entre sí por profundos barrancos. En ellos se han localizado estructuras y
gran cantidad de material constructivos. Debieron ser abandonados a lo largo del siglo XIV
y la fortaleza en la segunda mitad del siglo XVI.
En las actuaciones arqueológicas llevadas a cabo en 2013 en la necrópolis, localizada
en el arrabal meridional, se documentaron una veintena de enterramientos de rito islámico.
La excavación permitió además evidenciar dos fases de ocupación del cementerio, asociadas a una evolución de la morfología de las sepulturas. En la fase I están compuestas por
una prefosa de planta rectangular excavada en el terreno geológico, en cuyo centro se excava una estrecha fosa de inhumación donde se deposita el cuerpo en posición decúbito lateral derecho. En la fase II, se documentan fosas de inhumación simple y estrecha, cubiertas con tejas dispuestas de forma transversal a la fosa.
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