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Bien de interés cultural – Resolución de 28 de octubre de 2022, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de Declaración de Bien de Interés Cultural, en la categoría de Zona de Interés Arqueológico, del yacimiento “Alcalá la Vieja”, en Alcalá de Henares (Madrid)
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BOCM
B.O.C.M. Núm. 272
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
Pág. 253
Esto estaría en relación con el reforzamiento de la frontera de la Marca Media en los
siglos X y XI, realizado por los estados islámicos de Al Andalus, en defensa de la postura
cada vez más agresiva de los reinos cristianos del Norte.
La primera referencia claramente relacionada con Alcalá la Vieja es la relacionada con
un choque bélico en el entorno de la ciudad en 1109 y que recoge «Ibn ‘ldari», donde Wadih, gobernador de la Marca Media andalusí, es derrotado por un conjunto de rebeldes beréberes.
Alcalá la Vieja muy probablemente entró en la órbita cristiana tras la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI, aunque debió perderse rápidamente por el avance de los Almorávides desde el norte de África. En la batalla de Uclés (1108) el lugar de Alcalá tuvo
una participación importante, ya que desde allí salieron parte de las tropas que se unieron a
la hueste de Alfonso VI que había partido de Toledo.
El lugar pasó a manos cristianas tras un importante asedio por parte de las tropas de
Alfonso XII en 1118. Después de que el Arzobispo de Toledo, Bernardo de Sedirac, conquistase la ciudad, y durante el resto de la Edad Media, el viejo alcázar fue notablemente
mejorado por sus nuevos dueños castellanos. De hecho, buena parte de los restos que se
conservan (la torre albarrana o la iglesia mudéjar) son ya de plena época medieval cristiana, de los siglos XIII y XIV.
En 1129 el Rey Alfonso VII y doña Berenguela cedieron este territorio de Alcalá al arzobispo de Toledo, don Raimundo, pasando a ser parte de las posesiones de los posteriores
arzobispos de Toledo. Desde este momento se percibe una configuración doble del espacio,
con la presencia de la fortaleza de Alcalá la Vieja, como será denominada en los documentos a partir de este momento, y el crecimiento de un burgo en la zona llana, la actual Alcalá de Henares, que con el tiempo adquirirá todo el protagonismo.
El cerro del Ecce Homo tuvo una amplia ocupación desde el Bronce Final, con la cultura de Cogotas, hasta un momento de esplendor durante toda la Edad del Hierro. El abandono del lugar se debió producir a finales de la Edad del Hierro, cuando las gentes que lo
habitaban se trasladaron al cercano cerro del Viso. Además, este cerro también estuvo relacionado con el asedio de 1118, al estar situado a una cota a mayor altura que Alcalá la
Vieja, siendo un hito importante durante este proceso histórico.
Las primeras excavaciones arqueológicas modernas en Alcalá la Vieja fueron dirigidas por el arqueólogo Juan Zozaya Stabel-Hansen en el año 1969. Entre 1982 y 1984 las
actuaciones realizadas fueron dirigidas por Araceli Turina. Ambos trabajos sirvieron para
empezar a caracterizar el yacimiento como una importante fortaleza islámica, en el contexto de la Marca Media de Al Andalus.
Desde 2003 hasta 2008 el Ayuntamiento de Alcalá de Henares realizó, en colaboración con la Comunidad de Madrid, varias intervenciones con el fin de conocer con precisión la envergadura de este gran yacimiento. Pero destacan por su intensidad los trabajos
llevados a cabo desde 2009 hasta la actualidad. En las distintas campañas se han realizado
prospecciones intensivas en el cerro donde se localiza la fortaleza y en los cerros colindantes, excavaciones arqueológicas en diversos sectores y documentación gráfica y topográfica del yacimiento.
El espacio que comprende el bien objeto de declaración está formado por el área nuclear que forma la alcazaba de Alcalá la Vieja, a la que se suman los arrabales, el cerro Malvecino y el cerro del Ecce Homo, completando un espacio de gran densidad arqueológica
desde la Prehistoria a la Edad Moderna.
El yacimiento de Alcalá la Vieja tiene una larga cronología que se remonta a la Edad
del Bronce, y también se documentan niveles arqueológicos y estructuras constructivas de
la Edad del Hierro. Se conocen mejor las estructuras de época romana, que permiten entrever uno o varios relevantes edificios de arquitectura monumental. Por la semejanza con las
construcciones de la ciudad de Complutum en el llano, los restos romanos, cercanos a la
puerta principal de acceso a la alcazaba, podrían fecharse a partir del siglo I d.C. Pero el
mayor desarrollo del yacimiento se conoce en época hispano musulmana y bajo el nombre
de Q’alat abd-al-Salam. Aunque también se documenta una fase medieval cristiana, bajomedieval y niveles modernos.
El yacimiento está formado por tres cerros, situándose en el principal la fortaleza (alcazaba), mientras que en los situados tanto al oeste como al sur se ubicarían arrabales sin fortificar. En el arrabal meridional se ha documentado la presencia de una maqbara o necrópolis.
BOCM-20221115-47
Descripción del bien objeto de declaración
B.O.C.M. Núm. 272
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022
Pág. 253
Esto estaría en relación con el reforzamiento de la frontera de la Marca Media en los
siglos X y XI, realizado por los estados islámicos de Al Andalus, en defensa de la postura
cada vez más agresiva de los reinos cristianos del Norte.
La primera referencia claramente relacionada con Alcalá la Vieja es la relacionada con
un choque bélico en el entorno de la ciudad en 1109 y que recoge «Ibn ‘ldari», donde Wadih, gobernador de la Marca Media andalusí, es derrotado por un conjunto de rebeldes beréberes.
Alcalá la Vieja muy probablemente entró en la órbita cristiana tras la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI, aunque debió perderse rápidamente por el avance de los Almorávides desde el norte de África. En la batalla de Uclés (1108) el lugar de Alcalá tuvo
una participación importante, ya que desde allí salieron parte de las tropas que se unieron a
la hueste de Alfonso VI que había partido de Toledo.
El lugar pasó a manos cristianas tras un importante asedio por parte de las tropas de
Alfonso XII en 1118. Después de que el Arzobispo de Toledo, Bernardo de Sedirac, conquistase la ciudad, y durante el resto de la Edad Media, el viejo alcázar fue notablemente
mejorado por sus nuevos dueños castellanos. De hecho, buena parte de los restos que se
conservan (la torre albarrana o la iglesia mudéjar) son ya de plena época medieval cristiana, de los siglos XIII y XIV.
En 1129 el Rey Alfonso VII y doña Berenguela cedieron este territorio de Alcalá al arzobispo de Toledo, don Raimundo, pasando a ser parte de las posesiones de los posteriores
arzobispos de Toledo. Desde este momento se percibe una configuración doble del espacio,
con la presencia de la fortaleza de Alcalá la Vieja, como será denominada en los documentos a partir de este momento, y el crecimiento de un burgo en la zona llana, la actual Alcalá de Henares, que con el tiempo adquirirá todo el protagonismo.
El cerro del Ecce Homo tuvo una amplia ocupación desde el Bronce Final, con la cultura de Cogotas, hasta un momento de esplendor durante toda la Edad del Hierro. El abandono del lugar se debió producir a finales de la Edad del Hierro, cuando las gentes que lo
habitaban se trasladaron al cercano cerro del Viso. Además, este cerro también estuvo relacionado con el asedio de 1118, al estar situado a una cota a mayor altura que Alcalá la
Vieja, siendo un hito importante durante este proceso histórico.
Las primeras excavaciones arqueológicas modernas en Alcalá la Vieja fueron dirigidas por el arqueólogo Juan Zozaya Stabel-Hansen en el año 1969. Entre 1982 y 1984 las
actuaciones realizadas fueron dirigidas por Araceli Turina. Ambos trabajos sirvieron para
empezar a caracterizar el yacimiento como una importante fortaleza islámica, en el contexto de la Marca Media de Al Andalus.
Desde 2003 hasta 2008 el Ayuntamiento de Alcalá de Henares realizó, en colaboración con la Comunidad de Madrid, varias intervenciones con el fin de conocer con precisión la envergadura de este gran yacimiento. Pero destacan por su intensidad los trabajos
llevados a cabo desde 2009 hasta la actualidad. En las distintas campañas se han realizado
prospecciones intensivas en el cerro donde se localiza la fortaleza y en los cerros colindantes, excavaciones arqueológicas en diversos sectores y documentación gráfica y topográfica del yacimiento.
El espacio que comprende el bien objeto de declaración está formado por el área nuclear que forma la alcazaba de Alcalá la Vieja, a la que se suman los arrabales, el cerro Malvecino y el cerro del Ecce Homo, completando un espacio de gran densidad arqueológica
desde la Prehistoria a la Edad Moderna.
El yacimiento de Alcalá la Vieja tiene una larga cronología que se remonta a la Edad
del Bronce, y también se documentan niveles arqueológicos y estructuras constructivas de
la Edad del Hierro. Se conocen mejor las estructuras de época romana, que permiten entrever uno o varios relevantes edificios de arquitectura monumental. Por la semejanza con las
construcciones de la ciudad de Complutum en el llano, los restos romanos, cercanos a la
puerta principal de acceso a la alcazaba, podrían fecharse a partir del siglo I d.C. Pero el
mayor desarrollo del yacimiento se conoce en época hispano musulmana y bajo el nombre
de Q’alat abd-al-Salam. Aunque también se documenta una fase medieval cristiana, bajomedieval y niveles modernos.
El yacimiento está formado por tres cerros, situándose en el principal la fortaleza (alcazaba), mientras que en los situados tanto al oeste como al sur se ubicarían arrabales sin fortificar. En el arrabal meridional se ha documentado la presencia de una maqbara o necrópolis.
BOCM-20221115-47
Descripción del bien objeto de declaración