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Bien de interés cultural –  Resolución de 26 de octubre de 2022, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural de la escultura “Venus y Cupido”, realizada por Giovanni Bandini
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BOCM

MARTES 15 DE NOVIEMBRE DE 2022

B.O.C.M. Núm. 272

ANEXO
DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN
QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERES CULTURAL
A) Descripción del bien objeto de la declaración
Denominación: Venus y Cupido.
Autor: Giovanni di Benedetto Bandini (Castello, Florencia, 1540-Livorno, 1599).
Escuela: italiana.
Época: siglo XVI.
Clase del bien: escultura.
Técnica: talla.
Materia: mármol blanco.
Medidas: 169 cm.
Estado de conservación: bueno.
La obra Venus y Cupido, es una escultura realizada en el siglo XVI por el artista florentino Giovanni di Benedetto Bandini (Castello, Florencia, 1540-Livorno, 1599), quien
fue conocido como Giovanni dell’Opera, por su colaboración en la obra de la catedral de
Florencia con el escultor Baccio Bandinelli, de quien era discípulo.
A la muerte del maestro heredaría el taller, llevando a término obras inacabadas; fue
el caso de los relieves del coro de la catedral de Florencia, que finaliza en 1572. En Florencia trabajó para la familia Médicis como retratista y colaboró en la realización de la estatua
alegórica de la Arquitectura para la tumba de Miguel Ángel. En 1573 realiza las estatuas de
San Felipe y Santiago para la catedral de Florencia, y una figura de Juno, en bronce, para
el studiolo de Francisco de Médicis en el Palacio Vecchio.
A instancias del duque Francesco Maria della Rovere, Bandini se trasladaría a Urbino
en 1582; alejado de otras influencias, expresó su creatividad de manera independiente. Para
el duque ejecutaría dos retratos en bronce. Es en esta época cuando realiza sus obras más
significativas, destacando un grupo de la Virgen con Cristo muerto que realizó para el oratorio de la Grotta situado bajo la catedral de Urbino. Entre sus obras más tardías destaca el
Retrato de Fernando I de Médicis en Livorno, de 1595.
La obra objeto de declaración es un trabajo en bulto redondo que representa a Venus
en el momento de salir del agua. Bandini muestra a la figura con un paño cubriendo parte
de su cuerpo, utilizando la técnica escultórica de los paños mojados, que dejan ver la anatomía. La tela se ciñe en torno a la cintura, crea pliegues horizontales y deja la espalda y
parte del pecho al descubierto mientras que Venus se cubre parte del cuerpo en un gesto cotidiano que la humaniza. El resto de pliegues de la tela caen de forma vertical, algo aplanados, un trabajo que estiliza la figura femenina y la composición.
La diosa lleva el pelo recogido con un elaborado peinado, a base de dobles trenzas y
ondulaciones del cabello, con un pasador en la parte posterior. El rostro, con un perfil de línea recta desde la frente a la barbilla, de facciones bien perfiladas, muestra una ligera sonrisa con la boca entreabierta y aún conserva resto de policromía en los ojos, que miran hacia un punto indefinido.
A los pies de la diosa, en el lado derecho, se sitúa un delfín, y en la parte posterior, relegado a un segundo plano, Cupido, con las alas abiertas, el carcaj en el costado y el arco a
los pies. Aparece sentado sobre el cuerpo del animal, al que sujeta la cola y una aleta. El pequeño arquero tiene el pelo trabajado con una talla a base de ondulaciones acaracoladas, de
cierta profundidad.
En la base de la escultura se encuentra una inscripción parcialmente legible que recoge la frase “Ioh (ann) Es Bandinvs Florentinus F (ecit)”.
Tallada en un único bloque, la obra tiene un estilo cuidado. El conjunto se proyecta en
distintos puntos de vista. Bandini emplea una talla de modelado suave en el tratamiento de
la superficie. Figuradamente estática, Venus adopta una apariencia de movimiento contenido, avanzando ligeramente el pie derecho y flexionando la pierna izquierda, mientras gira
la cabeza con suavidad hacia la izquierda, disposición frecuente en otras estatuas de Venus
de la Antigüedad Clásica. La compostura ligeramente curvilínea que adopta le aporta ligereza, restándole rigidez. El autor, como puede verse en el tratamiento del peinado y de los
pliegues de la tela, talla con gran maestría aparentando que se desliza y crea un juego de luz
con especial incidencia en el claroscuro dando lugar al relieve, contrastando con la blanca
piel de la figura.

BOCM-20221115-41

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