C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20210906-16)
Bien de interés cultural – Decreto 207/2021, de 1 de septiembre, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid la pintura titulada “San Jerónimo”, atribuida a Luis de Morales
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BOCM
B.O.C.M. Núm. 212
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
LUNES 6 DE SEPTIEMBRE DE 2021
Pág. 91
ANEXO
DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN
QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL
A) Descripción del bien objeto de la declaración
Denominación: San Jerónimo.
Autor: Atribuida a Luis de Morales. El Divino.
Escuela: Española.
Época: S. XVI, 1555-1565.
Clase de bien: Pintura.
Técnica: Óleo.
Materia: Óleo sobre tabla.
Medidas: 70,7 × 50,5 cm.
Estado de conservación: Bueno.
Luis de Morales (Badajoz, h. 1510-1586) es un pintor de gran calidad y acusada personalidad, quizás el mejor entre los españoles de la segunda mitad del siglo XVI, a excepción de El Greco. Fue denominado el Divino porque pintaba, si se exceptúan algunos retratos, solo asuntos religiosos con gran primor y sutileza.
Su formación plantea interrogantes, pues en él se aúnan diferentes influencias. La mayoría de sus temas icónicos son de tradición medieval tardía. La meticulosidad, el detallismo de su pincelada y la concepción del paisaje remiten a un origen flamenco (según Palomino fue discípulo de Pedro de Campaña, residente en Sevilla entre 1537 y 1563). Pero
asimismo realiza unos tipos humanos y emplea un colorido y un sfumato emparentados con
la tradición lombarda de Bernardino Luini y de Andrea Solario, que seguramente conoció
(a través de los leonardescos Fernando Yáñez y Fernando de Llanos; y los rafaelescos Vicente y Juan Macip) en un viaje a Valencia.
Alcanzó su mejor época entre 1550 y 1570, en la que realizó numerosos retablos, trípticos y lienzos que obtuvieron gran difusión al satisfacer la religiosidad popular y la de sus
clientes ilustrados, como los obispos de la diócesis de Badajoz Francisco de Navarra, Cristóbal de Rojas y Sandoval y san Juan de Ribera. Todos ellos personajes de gran talla intelectual, participaron en el Concilio de Trento y fomentaron en Badajoz un exaltado espiritualismo. También Felipe II adquirió varias de sus obras. Algunas de sus pinturas contienen
citas y datos de gran erudición, producto de estos contactos.
Apenas se movió de Badajoz, trabajó esporádicamente en Évora, Toledo y El Escorial,
si bien, dada su fama, se le encargaron numerosos trabajos en otros muchos lugares. Contó
para ello con un nutrido taller en el que colaboraron sus hijos, Cristóbal y Jerónimo, al que
se deben muchas copias consideradas como autógrafas de Morales, que se documentan todavía en 1591.
Centrada, sobre un fondo neutro y oscuro, se representa una figura masculina de avanzada edad, de medio cuerpo, de frente, con la cabeza levemente girada hacia su derecha.
Destaca su extrema delgadez. Tiene bigote y barba blanca de largos mechones que bajan
por debajo del cuello. Prácticamente calvo, su escaso pelo es canoso. El torso, prácticamente desnudo, tan solo se halla cubierto por un pañuelo blanco, como en cabestrillo, quedando tapado el codo derecho y anudándose en el hombro izquierdo. Los dedos de sus manos
se entrecruzan a la altura de su pecho. Con el ceño fruncido, la boca ligeramente cerrada y
las cuencas de los ojos muy hundidas, su mirada se eleva hacia el infinito. Se acompaña de
una calavera y una cruz como únicos objetos, elementos característicos de la iconografía
del santo. La figura aparece iluminada por un foco de luz que, proveniente de la izquierda,
incide especialmente en la frente, el rostro y el brazo derecho.
La tabla presenta la inscripción “171” en el ángulo inferior derecho, en blanco. También otra en el marco: “VENIET DIES QUA MORTALE HOC INDUAT IMMORTALITATEM EX EPIS AT HELIODORUM”.
San Jerónimo (h. 347-420), Doctor de la Iglesia, fue fundador de las órdenes monásticas. Su gran aportación al cristianismo fue la traducción de la Biblia al latín (la versión llamada Vulgata), que llevó a cabo desde el 386 hasta su muerte, retirado en Belén, donde vivió en el ascetismo practicando el ayuno y la penitencia.
BOCM-20210906-16
San Jerónimo
B.O.C.M. Núm. 212
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
LUNES 6 DE SEPTIEMBRE DE 2021
Pág. 91
ANEXO
DESCRIPCIÓN Y JUSTIFICACIÓN DE LOS VALORES DEL BIEN
QUE MOTIVAN SU DECLARACIÓN COMO BIEN DE INTERÉS CULTURAL
A) Descripción del bien objeto de la declaración
Denominación: San Jerónimo.
Autor: Atribuida a Luis de Morales. El Divino.
Escuela: Española.
Época: S. XVI, 1555-1565.
Clase de bien: Pintura.
Técnica: Óleo.
Materia: Óleo sobre tabla.
Medidas: 70,7 × 50,5 cm.
Estado de conservación: Bueno.
Luis de Morales (Badajoz, h. 1510-1586) es un pintor de gran calidad y acusada personalidad, quizás el mejor entre los españoles de la segunda mitad del siglo XVI, a excepción de El Greco. Fue denominado el Divino porque pintaba, si se exceptúan algunos retratos, solo asuntos religiosos con gran primor y sutileza.
Su formación plantea interrogantes, pues en él se aúnan diferentes influencias. La mayoría de sus temas icónicos son de tradición medieval tardía. La meticulosidad, el detallismo de su pincelada y la concepción del paisaje remiten a un origen flamenco (según Palomino fue discípulo de Pedro de Campaña, residente en Sevilla entre 1537 y 1563). Pero
asimismo realiza unos tipos humanos y emplea un colorido y un sfumato emparentados con
la tradición lombarda de Bernardino Luini y de Andrea Solario, que seguramente conoció
(a través de los leonardescos Fernando Yáñez y Fernando de Llanos; y los rafaelescos Vicente y Juan Macip) en un viaje a Valencia.
Alcanzó su mejor época entre 1550 y 1570, en la que realizó numerosos retablos, trípticos y lienzos que obtuvieron gran difusión al satisfacer la religiosidad popular y la de sus
clientes ilustrados, como los obispos de la diócesis de Badajoz Francisco de Navarra, Cristóbal de Rojas y Sandoval y san Juan de Ribera. Todos ellos personajes de gran talla intelectual, participaron en el Concilio de Trento y fomentaron en Badajoz un exaltado espiritualismo. También Felipe II adquirió varias de sus obras. Algunas de sus pinturas contienen
citas y datos de gran erudición, producto de estos contactos.
Apenas se movió de Badajoz, trabajó esporádicamente en Évora, Toledo y El Escorial,
si bien, dada su fama, se le encargaron numerosos trabajos en otros muchos lugares. Contó
para ello con un nutrido taller en el que colaboraron sus hijos, Cristóbal y Jerónimo, al que
se deben muchas copias consideradas como autógrafas de Morales, que se documentan todavía en 1591.
Centrada, sobre un fondo neutro y oscuro, se representa una figura masculina de avanzada edad, de medio cuerpo, de frente, con la cabeza levemente girada hacia su derecha.
Destaca su extrema delgadez. Tiene bigote y barba blanca de largos mechones que bajan
por debajo del cuello. Prácticamente calvo, su escaso pelo es canoso. El torso, prácticamente desnudo, tan solo se halla cubierto por un pañuelo blanco, como en cabestrillo, quedando tapado el codo derecho y anudándose en el hombro izquierdo. Los dedos de sus manos
se entrecruzan a la altura de su pecho. Con el ceño fruncido, la boca ligeramente cerrada y
las cuencas de los ojos muy hundidas, su mirada se eleva hacia el infinito. Se acompaña de
una calavera y una cruz como únicos objetos, elementos característicos de la iconografía
del santo. La figura aparece iluminada por un foco de luz que, proveniente de la izquierda,
incide especialmente en la frente, el rostro y el brazo derecho.
La tabla presenta la inscripción “171” en el ángulo inferior derecho, en blanco. También otra en el marco: “VENIET DIES QUA MORTALE HOC INDUAT IMMORTALITATEM EX EPIS AT HELIODORUM”.
San Jerónimo (h. 347-420), Doctor de la Iglesia, fue fundador de las órdenes monásticas. Su gran aportación al cristianismo fue la traducción de la Biblia al latín (la versión llamada Vulgata), que llevó a cabo desde el 386 hasta su muerte, retirado en Belén, donde vivió en el ascetismo practicando el ayuno y la penitencia.
BOCM-20210906-16
San Jerónimo