Consejería De Cultura, Turismo, Jóvenes Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2024040022)
Decreto 14/2024, de 20 de febrero, por el que se declara Bien de Interés Cultural el "Conjunto de Hornos de Magacela", en el término municipal de Magacela (Badajoz), con la categoría de Lugar de Interés Etnológico.
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NÚMERO 39
Lunes 26 de febrero de 2024

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dades conectadas con estos inmuebles hasta que estas ocupaciones sucumbieron, coincidiendo, grosso modo, con las sinergias que provocarían el ocaso de la economía rural tradicional
en nuestros pueblos a partir de los años sesenta del siglo XX.
Cronología.
La actividad de los hornos de cal bien podría remontarse a la época en la que se levanta la
fortaleza de la localidad, si tenemos en cuenta que la cal es elemento esencial de la arquitectura local, incluida la monumental, pues se constata su aplicación en los aglomerantes de las
construcciones medievales; si bien la primera referencia documental que cita los hornos se
remonta a la primera mitad del siglo XVI con motivo de las obras que amplían la capilla de la
iglesia de Santa Ana, en el castillo.
Para las siguientes centurias la documentación histórica demuestra la continuidad de los
hornos, desapareciendo el uso de los mismos en los años setenta del pasado siglo, como
consecuencia de la irrupción de los materiales de construcción industriales. En ese sentido, el
documento publicado por el Ayuntamiento de Magacela dedicado a los hornos hace referencia a cómo “los primeros profesionales dedicados a la producción de cal para la construcción
también se documentan en la segunda mitad del siglo XVI. Son cuatro los caleros vecinos
de Magacela que se relacionan entre 1563 y 1573: Alonso Monje, Diego de la Peña, Gonzalo
Sánchez y Pedro de la Peña Carmona”.
Interesante también es la cita del siglo XVII, concretamente en 1650, cuando “aparecen
suministros de cal desde Magacela y La Haba para las obras de las casas de la gobernación
de Villanueva de la Serena”, lo que demuestra que, históricamente, estas sencillas y a la vez
precisas infraestructuras surtían de materiales tanto a las viviendas menesterosas como a la
arquitectura monumental.
En todo caso, si se tiene en cuenta que la arquitectura tradicional tiene una estrecha conexión
con la memoria colectiva de nuestros pueblos, concretamente con el imaginario de las generaciones que dieron vida tanto a la vivienda, a las infraestructuras ganaderas y a los elementos asociados a la religiosidad popular, cuestión que diferencia a este capítulo del patrimonio
cultural, es necesario especificar que, en nuestro caso, aun sin negar la conexión de este
conjunto con etapas históricas precedentes, nos movemos en unos parámetros temporales
que abarcan desde finales del siglo XIX hasta los años sesenta y setenta del pasado siglo.