Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2023061171)
Resolución de 16 de marzo de 2023, de la Consejera, por la que se incoa expediente de declaración de Bien de Interés Cultural a favor del "Conjunto de Hornos de Magacela" en el término municipal de Magacela (Badajoz), con la categoría de Lugar de Interés Etnológico.
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NÚMERO 66
Miércoles 5 de abril de 2023

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tierra tiene varias funciones, entre las cuales están la de conservar el calor para garantizar el
trabajo de la caldera, así como aislar y proteger. En el interior de la cámara de combustión,
concretamente en la parte inferior, se construye un saliente desde el que comenzaba la primera hilada de la bóveda, construida en piedra caliza, la más abundante del entorno, razón
por la cual el emplazamiento de los hornos radica en este lugar.
La caldera debe construirse de un material especialmente resistente al calor, por ello se
utilizará el granito, el cual abunda en la comarca donde se ubica la localidad. Los llamados
“calerines” se presentan forrados de ladrillo refractario, acorde con los requisitos funcionales
que vienen del siglo XIX. Se recurre al carbón vegetal para alimentar los hornos, tanto en las
calderas de los caleros como en los de fabricación de teja.
Los hornos de teja no se diferencian en lo esencial de los caleros, sin embargo, aquellos tienen algunas particularidades que son descritas desde la propia página del ayuntamiento de
Magacela: “Los respiraderos se situaban entre medio metro a un metro y medio de la entrada
del horno. Por ellos entraba el aire a través de dos fogones –agujeros- en la zona inferior de
la caldera u hogar. Además de tomar el aire, por estos elementos se sacaba también con un
gancho las cenizas de la combustión o la escoria de la paja, llamada “moco”.
La cámara de combustión de los hornos destinados a la cocción de teja y ladrillo se dividía en
dos alturas por una arquería de ladrillo a modo de enrejado, sirviendo de soporte donde se
colocaban los moldeados de barro. Dos troneras a los lados de la boca hacían de respiraderos
cuando se quemaba paja. Estas son básicamente las únicas diferencias estructurales respecto
a los de cal.”
Es interesante tener en cuenta que anexos a estas infraestructuras hallamos las canteras que
surtían de barro y cal a los hornos, siendo algunas de ellas espectaculares, habiendo dejado
huella en la configuración paisajística, lo cual pone de manifiesto la importancia de las actividades conectadas con estos inmuebles hasta que estas ocupaciones sucumbieron, coincidiendo, grosso modo, con las sinergias que provocarían el ocaso de la economía rural tradicional
en nuestros pueblos a partir de los años sesenta del siglo XX.
Cronología.
La actividad de los hornos de cal bien podría remontarse a la época en la que se levanta la
fortaleza de la localidad, si tenemos en cuenta que la cal es elemento esencial de la arquitectura local, incluida la monumental, pues se constata su aplicación en los aglomerantes de las
construcciones medievales; si bien la primera referencia documental que cita los hornos se
remonta a la primera mitad del siglo XVI con motivo de las obras que amplían la capilla de la
iglesia de Santa Ana, en el castillo.