Consejería De Cultura, Turismo Y Deportes. Bienes De Interés Cultural. (2022040198)
Decreto 134/2022, de 9 de noviembre, por el que se declara Bien de Interés Cultural, las "Fiestas Patronales de San Antonio Abad", de la localidad de Peloche, Herrera del Duque (Badajoz), con categoría de Patrimonio Cultural Inmaterial.
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NÚMERO 219
Martes 15 de noviembre de 2022

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las andas. El alcalde entrega el bastón de mando al santo. Y comienza la procesión. Los
danzantes van bailando delante de la imagen del santo. Así recorren todo el pueblo. Como
van parando de vez en cuando, para trenzar algunos pasos y giros de la danza, la procesión se hace bastante larga.
Cuando la procesión, tras recorrer el pueblo, vuelve de nuevo a la puerta de la iglesia, se
procede a “subir las mangas”, es decir a subastar, uno por uno, los cuatro extremos de los
palos de las andas en que ha procesionado el santo patrón. La gente suele pujar, por alguna “manda” o promesa. Las cuatro personas que ofrecen más dinero tienen la deferencia
de portar las andas del santo para meterlo dentro de la iglesia.
A veces, además de las “mangas”, también subastan algún cuadro, jarrón…
Durante la misa, la gente entrega al santo diversas ofrendas, que se subastan, al final, en
beneficio de la Hermandad.
Al final se recitan diversos dichos para dar gracias al santo. Los dichos son unas poesías
recitadas. Las personas que quieren se adelantan hasta el altar, cogen el micrófono y recitan una poesía, que se han inventado para agradecer al santo, por ejemplo, el haber salido
bien de alguna operación o de algún accidente, el nacimiento de algún hijo… Asimismo se
pueden recitar los dichos desde el coro de la iglesia.
Todos los dichos tienen que terminar con un viva al santo (“¡Viva San Antón bendito!”, o
algo similar), que es coreado por todos los presentes con un fuerte “¡Viva!” En ese momento, tras cada dicho, los danzantes, al ritmo de las guitarras, trenzan unos pasos y terminan
con el zapatazo. Así con todos y cada uno de los dichos que se reciten.
También la misa termina, finalmente, con un fuerte: “¡Viva san Antón bendito!”, coreado
por todos los presentes.
Tras la misa, van danzando a la casa del Santo y allí se le ayuda a quitarse el mantón y lo
que pueda estorbarles para poder vender las roscas.
Cada danzante coge todas las roscas que pueda y sale por las calles a venderlas. Cuando
termina, vuelve a por más. Hasta que no vendan todas las roscas, no pueden descansar ni
pararse a comer.
Las roscas tienen un precio, pero los danzantes intentan venderlas más caras, porque, lo
que saquen de más, es para ellos.
La gente suele acercarse a la Casa del Santo para comprar las roscas a los danzantes y los
canutos.