Comunidad Autónoma Del Principado de Asturias. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-12397)
Resolución de 14 de mayo de 2025, de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Deporte, por la que se incoa expediente para la declaración de la Trashumancia en Asturias, como bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 146

Miércoles 18 de junio de 2025

Sec. III. Pág. 81203

aldeanas de cada pueblo o parroquia. En ocasiones, se establecían turnos rotatorios
entre los vecinos para vigilar el ganado (veceras) y cuidar de los animales pertenecientes
a todo el pueblo. En otros casos, el ganado de varios o todos los vecinos era atendido
por una persona que recibía un salario a cambio de su trabajo, y que opcionalmente
vigilaba al mismo tiempo un pequeño grupo de animales que le era propio.
Las estructuras que encontramos en las brañas estivales se corresponden con
cabañas rudimentarias de pequeño tamaño, normalmente de planta circular o en
ocasiones rectangular. Cuentan con superficies interiores reducidas que pueden albergar
a un par de personas durante las noches, o bien sirven para guarecer los animales que
se encuentren en situaciones delicadas. Una de las diferencias clave entre estas
cabañas y las que encontramos en las brañas equinocciales es que aquí no cuentan con
espacios para el almacenamiento de hierba seca.
Habitualmente, las estructuras constructivas de las brañas estivales se agrupaban en
las proximidades de los mejores terrenos de pastizales, ocupando posiciones marginales
respecto a aquellos. De hecho, es habitual identificar estas brañas o majadas en los
bordes de los canchales rocosos de las laderas más abruptas de las montañas, o sobre
morrenas glaciares con dominio visual sobre las cuencas pobladas de pastizales.
Además de las cabañas, se identifican estructuras anexas como corrales y abrigos para
el ganado, así como estructuras destinadas al ordeño, la clasificación del ganado, o el
procesado/conservación de los productos lácteos derivados. De nuevo, estos elementos
ofrecen especificidades formales y funcionales en las diferentes zonas de Asturias donde
se observan movimientos trashumantes o trasterminantes, en relación con tradiciones
constructivas locales, la disponibilidad de materiales de construcción, los manejos
pastoriles particulares de cada zona, o la orientación productiva específica de las formas
ganaderas. Todas estas estructuras se construían con muros de piedra seca
(Cantero 2016), que en las últimas décadas han recibido renovaciones e incluso
sustituciones con materiales industriales (González-Álvarez 2019c). Las cabañas y los
veḷḷares (pequeños establos para guarecer a las crías durante la noche) estaban
tradicionalmente techados con cubiertas vegetales (escobas, paja de centeno, tablas de
madera, tapines de hierba), pizarras o losas de piedra dispuestas en hiladas formando
una falsa cúpula (García Fernández et al. 1987; Álvarez González 2001; Linares
García 2004; Graña García y López Álvarez 2007; Menéndez 2008; Ibabe Ortiz 2012,
2013; Paredes s.f.). La localización precisa de estos establecimientos atiende a los
puntos con mejor insolación, abrigados respecto a los vientos dominantes y próximos a
puntos de aprovisionamiento de agua.
Las brañas equinocciales.

Las brañas equinocciales (también conocidas como mayás primaliegas o morteras)
son establecimientos pastoriles temporales a media altitud, en lugares que no superan,
por regla general, los 1.000 msnm. Se ubican a medio camino entre los pueblos estantes
y las zonas más elevadas de pastizales estivales, aprovechando normalmente rellanos o
escalones en la orografía general de las sierras y montañas asturianas. El uso
combinado de estos enclaves junto a las brañas estivales facilita el aprovechamiento de
los diferentes pisos altitudinales del territorio. Por medio del uso alterno dentro de cada
ciclo anual de ambos tipos de brañas, el pastoreo trasterminante aprovecha
sistemáticamente el perfil completo de los valles asturianos de montaña (García
Martínez 2003; Valladares 2005). Las fuentes documentales avalan la existencia de
establecimientos tipo brañas equinocciales, elevados respecto a los pueblos estantes en
una configuración semejante a la observable hoy día, al menos desde el siglo XIII
(Fernández Mier et al. 2013).
No todos los modelos trashumantes reconocibles en Asturias incluyen este tipo de
enclaves. Las zonas que no ofrecen una diferencia acusada de altitud entre los pueblos
estantes y las zonas de pastizales más elevadas solo demandan la utilización de un tipo
de braña por encima de las aldeas. En tal caso, y si la altitud total no es demasiado
elevada, esos asentamientos pastoriles pueden ser utilizados tanto en la etapa central

cve: BOE-A-2025-12397
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3.1.2