Administración Local. III. Otras disposiciones. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2025-796)
Resolución de 19 de diciembre de 2024, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), referente a la incoación del expediente de declaración como bien de interés cultural, con categoría de monumento, del conjunto del colegio, el convento, el claustro y la iglesia de Monti-Sion.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 15

Viernes 17 de enero de 2025

Sec. III. Pág. 7358

en 1876. En 1932, durante la II República volvieron a ser expulsados hasta que
retornaron, definitivamente, en 1938.
Colegio de Monti-Sion de Palma y dependencias de la comunidad.

La creación de colegios y centros de estudios va ligada desde un principio a la
expansión de la Compañía de Jesús. Aunque San Ignacio de Loyola no contemplaba la
dimensión educativa en la primera versión de las Constituciones, la influencia de San
Francisco Javier, con sus experiencias por Asia, hizo que esta primera actitud cambiara y
la educación pasara a convertirse en un eje central de los jesuitas. Tanta importancia dio
San Ignacio a la educación a partir de este momento, que pasó de no contemplarla en la
primera versión de las Constituciones a dedicarle todo el cuarto apartado de este
documento en la versión definitiva.
Con donaciones particulares, principalmente del fundador, Fra Ramón de Verí,
en 1562 inició su camino el colegio de Monti-Sion de Palma. Como no disponían de los
espacios necesarios, el primer lugar donde impartieron clases estaba en El Estudio
General, situado muy cerca de la primera capilla que recibieron, y donde impartían los
estudios de Arte, que se desarrollaban durante tres años con las materias de: lógica,
física y metafísica. En 1565 ya pasaron a dar clases en el aula del colegio.
El creciente número de estudiantes hizo que los jesuitas compraran las 11 casas
próximas, situadas en la manzana de la iglesia, para ampliar las instalaciones. En 1571
empezaron las obras del colegio y de las dependencias de la comunidad. Como las
aulas estaban en la manzana de la iglesia, y aumentaban las necesidades de espacio –
tanto para el colegio como para las habitaciones y los espacios de la comunidad–
adquirieron 13 nuevas casas en la manzana separada por la calle Pelleteria actual, que
llegaba hasta el actual San Alonso (antiguo Borne de Santa Clara). Primero las dos
manzanas se unieron con la construcción de un puente, hasta que, superados diferentes
conflictos, entre otros, con las monjas clarisas, por el acceso al agua, se suprimió aquella
parte de la calle Pelleteria, uniéndose las dos manzanas. De esta manera, quedaba
conformado el conjunto actual del Colegio de Nuestra Señora de Monti-Sion y la iglesia.
El claustro principal y parte de las habitaciones, se empezaron en 1588 por el
corredor paralelo a la calle Monti-Sion. En 1596, se acabó este primer corredor y las
habitaciones, y se empezaron los corredores perpendiculares. El corredor y las
habitaciones situadas en la planta baja y superiores próximas al huerto se construyeron
a partir de 1597. La mayoría de dependencias se construyeron en este periodo, todo que
continuaron las obras, como el refectorio, los patios, etc.
Consolidado físicamente a lo largo del XVII y principios del XVIII, el Colegio de MontiSion, se convirtió en uno de los centros educativos más importantes de la isla, con sus
cátedras de gramática, retórica, física, filosofía y teología. Al mismo tiempo que las
escuelas, los jesuitas crearon diferentes Congregaciones, muy importantes tanto con
respecto a las tareas pastorales, como educativas. Junto con la vida escolar, el colegio
fue ganando prestigio y reconocimiento a través de celebraciones públicas, actos
solemnes y festejos con bastante carga efectista y espectáculos propios del barroco en
los que participaban las autoridades civiles y religiosas y la nobleza, que fueron
consolidando a la Compañía de Jesús y a su colegio como un centro de capital
importancia y grande presencia sociocultural de Palma.
Con la expulsión del año 1767, los jesuitas siguieron regentado la iglesia, pero la
comunidad se fue dispersando, viviendo en varias residencias temporales o volviendo a
reunirse en su edificio, dependiendo de las diferentes disoluciones o restablecimientos
de la Compañía.
Los edificios que conformaban el conjunto de dependencias escolares y de la
Compañía se mantuvieron durante el siglo XIX y XX, a pesar de todas estas vicisitudes,
gracias a que sus dependencias fueron ocupadas por diferentes entidades públicas,
como ahora, la Universidad Literaria, el Instituto General Técnico, la Academia de
Artillería, el Instituto Superior de Estudios de la Mujer, la Biblioteca Provincial, la

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