I. Disposiciones generales. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE CANARIAS. Medidas agrarias. (BOE-A-2024-19893)
Decreto-ley 3/2024, de 11 de marzo, de medidas en materia agraria para la recuperación económica y social de la isla de La Palma tras la erupción volcánica de Cumbre Vieja.
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No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 239
Jueves 3 de octubre de 2024
Sec. I. Pág. 121125
Disposición final tercera. Modificación del Decreto-ley 9/2023, de 18 de diciembre,
de medidas en materia territorial y urbanística para la recuperación económica y social
de la isla de La Palma tras la erupción volcánica de Cumbre Vieja.
Disposición final cuarta. Régimen especial para Los Llanos de Aridane.
Disposición final quinta. Actualización de anexos.
Disposición final sexta. Entrada en vigor.
Anexo 1.
Anexo 2.
Ámbito territorial.
Ámbito recuperación agraria.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
I.
Los impactos del volcán
II.
La recuperación territorial, económica y social
Terminada la erupción y estabilizados sus impactos sobre el territorio, cuando menos
los más evidentes, se inicia la etapa de recuperación, lo que suscita la cuestión particular
de, si es viable, el restablecimiento de la realidad territorial, social y económica previa.
Ciertamente, en esta etapa la decisión sobre qué hacer y sobre el papel que deben
desarrollar los poderes públicos resulta más abierto e impreciso, oscilando entre la
acción pública directa y el establecimiento de las reglas para que la iniciativa sea de las
cve: BOE-A-2024-19893
Verificable en https://www.boe.es
El 19 de septiembre de 2021 comenzó la erupción volcánica en la zona de Montaña
Rajada en la isla de La Palma. Tras ochenta y cinco días, las coladas de lava se
extendieron y llegaron hasta la costa ocupando una superficie superior a 1.200
hectáreas. En su recorrido, la lava arrasó, bien haciéndolo desaparecer, bien
inutilizándolo, cuanto se encontraba en su superficie: las edificaciones (viviendas,
cuartos agrícolas, fábricas y naves industriales, negocios de ocio y de hostelería,
colegios, templos, parques y plazas, entre otras); las infraestructuras que vertebraban
ese espacio (en particular, la red viaria regional, insular y municipal, incluyendo caminos
agrícolas); y las explotaciones agropecuarias características del Valle de Aridane (en su
mayoría, plantaciones de platanera y de aguacate). El suelo y cada una de las parcelas
fueron invadidas por la colada que, a modo de gran manto, las hizo desaparecer. Este
fue el impacto físico y material directo de la erupción.
Con la destrucción de todos esos bienes, se diluyó el entorno y el modo de vida de
las personas afectadas, los lugares donde desarrollaban su vida personal, familiar, de
relación social, laboral, y con ellos los recuerdos y, por tanto, parte de su identidad. La
erupción volcánica cercenó proyectos de vida, ilusiones, historias y recuerdos. El
impacto social de las coladas se manifiesta en el desplazamiento físico de las personas
de sus lugares de residencia, pero también en la pérdida de los referentes personales y
sociales donde venían desarrollando sus vidas, un impacto emocional, intangible pero
muy real. Esto explica que la aspiración de la mayoría de las personas afectadas sea la
recuperación de lo perdido y, en lo posible, en cuanto la naturaleza lo permita, la vuelta a
los lugares de donde tuvieron que salir para reconstruir y restablecer su modo de vida y,
como parte del mismo, la recuperación de la actividad agraria, motor tradicional de la
economía en el Valle.
El inicio de la erupción volcánica movilizó a todas las Administraciones Públicas para
dar una respuesta inmediata a la emergencia, evitando daños a las personas,
garantizando su seguridad y la atención de sus necesidades básicas, así como, en lo
posible, tratando de reducir los daños a los bienes. De esta respuesta dan cuenta las
numerosas medidas económicas, fiscales y sociales aprobadas y puestas en marcha en
ese tiempo por la Administración General del Estado, por el Gobierno de Canarias, por el
Cabildo Insular de La Palma y por los Ayuntamientos de El Paso, Los Llanos de Aridane
y Tazacorte. En buena medida, las Administraciones sabían lo que tenían que hacer y lo
hicieron.
Núm. 239
Jueves 3 de octubre de 2024
Sec. I. Pág. 121125
Disposición final tercera. Modificación del Decreto-ley 9/2023, de 18 de diciembre,
de medidas en materia territorial y urbanística para la recuperación económica y social
de la isla de La Palma tras la erupción volcánica de Cumbre Vieja.
Disposición final cuarta. Régimen especial para Los Llanos de Aridane.
Disposición final quinta. Actualización de anexos.
Disposición final sexta. Entrada en vigor.
Anexo 1.
Anexo 2.
Ámbito territorial.
Ámbito recuperación agraria.
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
I.
Los impactos del volcán
II.
La recuperación territorial, económica y social
Terminada la erupción y estabilizados sus impactos sobre el territorio, cuando menos
los más evidentes, se inicia la etapa de recuperación, lo que suscita la cuestión particular
de, si es viable, el restablecimiento de la realidad territorial, social y económica previa.
Ciertamente, en esta etapa la decisión sobre qué hacer y sobre el papel que deben
desarrollar los poderes públicos resulta más abierto e impreciso, oscilando entre la
acción pública directa y el establecimiento de las reglas para que la iniciativa sea de las
cve: BOE-A-2024-19893
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El 19 de septiembre de 2021 comenzó la erupción volcánica en la zona de Montaña
Rajada en la isla de La Palma. Tras ochenta y cinco días, las coladas de lava se
extendieron y llegaron hasta la costa ocupando una superficie superior a 1.200
hectáreas. En su recorrido, la lava arrasó, bien haciéndolo desaparecer, bien
inutilizándolo, cuanto se encontraba en su superficie: las edificaciones (viviendas,
cuartos agrícolas, fábricas y naves industriales, negocios de ocio y de hostelería,
colegios, templos, parques y plazas, entre otras); las infraestructuras que vertebraban
ese espacio (en particular, la red viaria regional, insular y municipal, incluyendo caminos
agrícolas); y las explotaciones agropecuarias características del Valle de Aridane (en su
mayoría, plantaciones de platanera y de aguacate). El suelo y cada una de las parcelas
fueron invadidas por la colada que, a modo de gran manto, las hizo desaparecer. Este
fue el impacto físico y material directo de la erupción.
Con la destrucción de todos esos bienes, se diluyó el entorno y el modo de vida de
las personas afectadas, los lugares donde desarrollaban su vida personal, familiar, de
relación social, laboral, y con ellos los recuerdos y, por tanto, parte de su identidad. La
erupción volcánica cercenó proyectos de vida, ilusiones, historias y recuerdos. El
impacto social de las coladas se manifiesta en el desplazamiento físico de las personas
de sus lugares de residencia, pero también en la pérdida de los referentes personales y
sociales donde venían desarrollando sus vidas, un impacto emocional, intangible pero
muy real. Esto explica que la aspiración de la mayoría de las personas afectadas sea la
recuperación de lo perdido y, en lo posible, en cuanto la naturaleza lo permita, la vuelta a
los lugares de donde tuvieron que salir para reconstruir y restablecer su modo de vida y,
como parte del mismo, la recuperación de la actividad agraria, motor tradicional de la
economía en el Valle.
El inicio de la erupción volcánica movilizó a todas las Administraciones Públicas para
dar una respuesta inmediata a la emergencia, evitando daños a las personas,
garantizando su seguridad y la atención de sus necesidades básicas, así como, en lo
posible, tratando de reducir los daños a los bienes. De esta respuesta dan cuenta las
numerosas medidas económicas, fiscales y sociales aprobadas y puestas en marcha en
ese tiempo por la Administración General del Estado, por el Gobierno de Canarias, por el
Cabildo Insular de La Palma y por los Ayuntamientos de El Paso, Los Llanos de Aridane
y Tazacorte. En buena medida, las Administraciones sabían lo que tenían que hacer y lo
hicieron.