III. Otras disposiciones. COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-6796)
Resolución de 18 de marzo de 2024, de la Dirección General de Patrimonio Cultural, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, por la que se incoa procedimiento para la declaración de Los Barrios de Villanueva de Ávila, en Villanueva de Ávila, Burgohondo y Navarrevisca (Ávila), como bien de interés cultural con la categoría de conjunto etnológico.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 5 de abril de 2024

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Todavía se pueden observar entre los mampuestos de los muros de fachada pequeños
palos tallados en punta, que se utilizaban para colgar útiles o como tendederos de ropa.
La estructura de cubierta es de par e hilera, formada con rollos de madera
separados 40-50 centímetros, sobre los que se colocaban ramas de fresno, retama o
helecho, que actúan como aislante, todo ello cubierto con teja cerámica curva árabe.
Sobre la puerta de entrada, un alero protege la entrada.
Las puertas de entrada son de madera, en ocasiones divididas en 2 partes, con una
gatera en la inferior. En ocasiones presentan batipuerta, es decir una doble puerta
exterior a media altura para protegerse de la nieve. Son muy comunes los candados de
madera con 2 peines de madera a modo de llaves.
En el interior generalmente existía una sala de entrada a la que se abrían las alcobas
y la cocina. El solado de la planta baja es de barro o una laja de piedra sobre la que se
ha construido la vivienda. Las alcobas pueden cubrirse con entablado de madera
ensamblado a mano. La tabiquería es un entramado de madera y adobe con
revestimiento de barro, en color blanco o azul y en ocasiones con un zócalo interior en la
parte alta de la cocina.
En la cocina destaca el hogar con el tiro de la chimenea de madera hasta el techo de
cubierta, que en el exterior presenta forma piramidal con mampostería y lajas de piedra
sobresalientes cada 20 o 30 centímetros de altura. En algunos casos todavía se
mantienen los ganchos utilizados para colgar los calderos que se ponían a la lumbre.
Como fondo del hogar, una gran piedra plana vertical y en la parte alta a 30 centímetros
del techo, una gran laja horizontal para impedir que el fuego afectase a la estructura de
madera del techo.
En origen, los barrios eran agrupaciones de vecinos dependientes del municipio de
Navatalgordo, propiedad, según documentación del siglo XVI, del Marqués de las Navas
y posteriormente de la Abadía de Burgohondo, hasta que ya en el siglo XIX las tierras
pasan a ser propiedad de los trabajadores que las habitan.
Hacia 1920, en un esfuerzo común para mejorar su calidad y condiciones de vida, los
barrios se agrupan en un único pueblo en torno al barrio de los Arroyuelos. A partir de
ese momento, se fundan las primeras escuelas, se construye un cementerio y la primera
iglesia. Entre 1957 y 1974, se electrifica, se instala la primera centralita de comunicaciones
y llega el agua corriente. En 1991, se reconoce Villanueva de Ávila como municipio y es
entonces en la segunda mitad del siglo XX cuando comienza el despoblamiento
progresivo de los barrios.
Los barrios estuvieron habitados hasta 1980-1990, pero se han mantenido casi intactos,
por lo que constituyen un singular documento histórico como forma de asentamiento
tradicional ligado al territorio. El conjunto se mantiene en bastante buen estado, sobre
todo las construcciones en piedra y la red de caminos y regueras, pero también se
conservan en algunos casos viviendas con enseres domésticos que han sobrevivido al
paso del tiempo y que permiten una fácil lectura e interpretación de un modo de vida
tradicional ya perdido.
Los Barrios se configuran como un paraje o territorio transformado por la acción de
sus habitantes a lo largo del tiempo, con su conjunto de inmuebles y sus instalaciones
complementarias, sistemas de regadío, red de caminos y construcciones en piedra seca,
vinculadas a formas de vida tradicional, que constituyen un conjunto etnológico de
interés excepcional, por cuanto supone la manifestación del modo de vida de una
comunidad fuertemente ligado al territorio, que ha llegado a nuestros días prácticamente
íntegro ligado a las formas tradicionales de explotación del medio y una cultura
agropastoril, a la que se asocia un repertorio de oficios tradicionales relacionados con la
construcción y la vida en los barrios, que constituyen un singular documento histórico
sobre un modo de vida y de relación del hombre y el territorio, que ha perdurado hasta la
actualidad.

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Núm. 84