III. Otras disposiciones. MINISTERIO DE CULTURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-6657)
Real Decreto 361/2024, de 2 de abril, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de bien mueble, el Legado Cajal, adscrito a la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 3 de abril de 2024

Sec. III. Pág. 37976

Como parte del Legado Cajal, se conserva la caja de placas histológicas que utilizó
el científico para refutar el reticularismo, con una inscripción de su puño y letra en la que
se puede leer: «Para trabajo de refutación de los antineuronistas».
Sobre esta teoría destacan dos de sus publicaciones. La primera fue en mayo
de 1888 en la revista trimestral de «Histología Normal y Patológica», aceptada un año
más tarde en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana de Berlín. La segunda fue
su obra cumbre, «Textura del sistema nervioso del hombre y los vertebrados», en la que
aparece sistematizada su investigación.
Precisamente por sus descubrimientos acerca de la estructura del sistema nervioso y
el papel de la neurona, le concedieron el premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1906,
galardón que compartió con Camillo Golgi.
Además del Nobel, a lo largo de su vida recibió numerosas muestras de
reconocimiento por su obra, entre otras, la medalla de oro de Helmholtz de la Academia
Imperial de Ciencias de Berlín (1905), pieza que forma parte del Legado.
Incluso después de su muerte, Ramón y Cajal ha continuado recibiendo homenajes.
En 1998, la misión Neurolab de la NASA llevó a bordo de la nave Columbia 12
preparaciones histológicas y 9 dibujos realizados por Ramón y Cajal, en homenaje y
reconocimiento a su figura como padre de la neurociencia moderna.
A principios del siglo XX, el Gobierno de España decidió otorgarle los medios
necesarios para que pudiera realizar sus investigaciones, fundando el Laboratorio de
Investigaciones Biológicas, del que fue nombrado director. Este laboratorio daría origen
al Instituto Cajal (1920), incorporado al Centro superior de Investigaciones Científicas
en 1939.
En paralelo, fue nombrado presidente de la Junta para la Ampliación de Estudios e
Investigaciones Biológicas (JAE) desde la que dirigió el mayor proyecto científico de
regeneración y modernización de la época. Alentó cambios estructurales en el sistema
educativo español, convirtiendo la JAE en el embrión que daría origen al Centro Superior
de Investigaciones Científicas (CSIC).
El legado científico de Ramón y Cajal quedó reflejado en la historia de la
neurociencia a través de sus sucesores, conocidos como Escuela de Histología
Española.
Además de sus publicaciones científicas, Santiago Ramón y Cajal escribió varias
obras donde se reflejan sus diferentes intereses: «Los tónicos de la voluntad. Reglas y
consejos sobre investigación científica» (1897); «Recuerdos de mi vida, autobiografía
literaria» (1901-1904); el libro de máximas y aforismos «Charlas de café»; o su última
obra literaria, «El mundo visto a los ochenta años».
Merece especial atención la doble condición de Ramón y Cajal como científico y
artista, ya que estamos ante un caso único. Ramón y Cajal, en lugar de limitarse a calcar
las imágenes obtenidas a través del microscopio óptico, las dibujaba a mano alzada,
asegurándose así la exactitud de la observación.
De hecho, uno de los obstáculos que tuvo que superar fue convencer a sus colegas
de que sus observaciones eran veraces aportando, como única prueba, sus dibujos.
Por otra parte, como la estructura del sistema nervioso es muy compleja y los
métodos de tinción selectivos utilizados por Ramón y Cajal no permitían visualizar todos
los elementos que existen en una preparación histológica, la ilustración de estas
estructuras era una tarea realmente difícil y poco eficaz.
Por esta razón, sus dibujos son tan importantes, ya que con ellos podía mostrar las
complejas texturas que conforman las diferentes regiones del sistema nervioso. Su valor
es excepcional, no solo como testimonio de una investigación histológica de primer nivel,
sino también como obra de arte digna de ser contemplada. Muchos de estos dibujos
forman parte del Legado Cajal.

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Núm. 82