III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-4858)
Decreto 14/2024, de 20 de febrero, por el que se declara bien de interés cultural el "Conjunto de Hornos de Magacela" en el término municipal de Magacela (Badajoz), con la categoría de lugar de interés etnológico.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 63

Martes 12 de marzo de 2024

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requisitos funcionales que vienen del siglo XIX. Se recurre al carbón vegetal para
alimentar los hornos, tanto en las calderas de los caleros como en los de fabricación de
teja.
Los hornos de teja no se diferencian en lo esencial de los caleros, sin embargo,
aquellos tienen algunas particularidades que son descritas desde la propia página del
ayuntamiento de Magacela: «Los respiraderos se situaban entre medio metro a un metro
y medio de la entrada del horno. Por ellos entraba el aire a través de dos fogones –
agujeros– en la zona inferior de la caldera u hogar. Además de tomar el aire, por estos
elementos se sacaba también con un gancho las cenizas de la combustión o la escoria
de la paja, llamada “moco”.
La cámara de combustión de los hornos destinados a la cocción de teja y ladrillo se
dividía en dos alturas por una arquería de ladrillo a modo de enrejado, sirviendo de
soporte donde se colocaban los moldeados de barro. Dos troneras a los lados de la boca
hacían de respiraderos cuando se quemaba paja. Estas son básicamente las únicas
diferencias estructurales respecto a los de cal.»
Es interesante tener en cuenta que anexos a estas infraestructuras hallamos las
canteras que surtían de barro y cal a los hornos, siendo algunas de ellas espectaculares,
habiendo dejado huella en la configuración paisajística, lo cual pone de manifiesto la
importancia de las actividades conectadas con estos inmuebles hasta que estas
ocupaciones sucumbieron, coincidiendo, grosso modo, con las sinergias que provocarían
el ocaso de la economía rural tradicional en nuestros pueblos a partir de los años
sesenta del siglo XX.

La actividad de los hornos de cal bien podría remontarse a la época en la que se
levanta la fortaleza de la localidad, si tenemos en cuenta que la cal es elemento esencial
de la arquitectura local, incluida la monumental, pues se constata su aplicación en los
aglomerantes de las construcciones medievales; si bien la primera referencia documental
que cita los hornos se remonta a la primera mitad del siglo XVI con motivo de las obras
que amplían la capilla de la iglesia de Santa Ana, en el castillo.
Para las siguientes centurias la documentación histórica demuestra la continuidad de
los hornos, desapareciendo el uso de los mismos en los años setenta del pasado siglo,
como consecuencia de la irrupción de los materiales de construcción industriales. En ese
sentido, el documento publicado por el ayuntamiento de Magacela dedicado a los hornos
hace referencia a cómo «los primeros profesionales dedicados a la producción de cal
para la construcción también se documentan en la segunda mitad del siglo XVI. Son
cuatro los caleros vecinos de Magacela que se relacionan entre 1563 y 1573: Alonso
Monje, Diego de la Peña, Gonzalo Sánchez y Pedro de la Peña Carmona».
Interesante también es la cita del siglo XVII, concretamente en 1650, cuando
«aparecen suministros de cal desde Magacela y La Haba para las obras de las casas de
la gobernación de Villanueva de la Serena», lo que demuestra que históricamente, estas
sencillas y a la vez precisas infraestructuras surtían de materiales tanto a las viviendas
menesterosas como a la arquitectura monumental.
En todo caso, si se tiene en cuenta que la arquitectura tradicional tiene una estrecha
conexión con la memoria colectiva de nuestros pueblos, concretamente con el imaginario
de las generaciones que dieron vida tanto a la vivienda, a las infraestructuras ganaderas
y a los elementos asociados a la religiosidad popular, cuestión que diferencia a este
capítulo del patrimonio cultural, es necesario especificar que, en nuestro caso, aún sin
negar la conexión de este conjunto con etapas históricas precedentes, nos movemos en
unos parámetros temporales que abarcan desde finales del siglo XIX hasta los años
sesenta y setenta del pasado siglo.

cve: BOE-A-2024-4858
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