III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE LA RIOJA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-4070)
Resolución 25/2023, de 21 de noviembre, de la Dirección General de Cultura, de la Consejería de Cultura, Turismo, Deporte y Juventud, por la que se incoa expediente para la declaración de bien de interés cultural con la categoría de monumento de ingeniería del aprovechamiento hidroeléctrico del salto de La Retorna y su entorno de protección.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 54

Viernes 1 de marzo de 2024

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véase: la presa y dos acueductos, contó con la colaboración del ilustre ingeniero riojano
Carlos Fernández Casado.
1.2

Carlos Fernández Casado, vida y legado.

Nació en Logroño el 4 de marzo de 1905, en la calle Muro del Siete, actualmente
conocida como Muro de Cervantes. Pese a que su familia no era natural de la capital
riojana, vivió allí durante muchos años debido a la profesión de su padre, artillero militar
destinado en el cuartel de dicha ciudad. La infancia allí vivida fue clave en su vocación
por los puentes, tanto para la proyección de nuevos como el estudio de aquellos
históricos. Los paseos por los dos grandes puentes de la ciudad, el Puente de Hierro y el
Puente de Piedra, durante las épocas de avenidas del río Ebro le marcaron
enormemente. Pese a que se mudó a Madrid a una edad temprana y nunca volvió a vivir
en la ciudad, siempre la recordaba con cariño y estaba orgulloso de haber nacido en ella.
Se sentía logroñés por encima de todo.
Con 14 años ingresó en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos en
Madrid, también animado por su hermano mayor, Tomás, cinco años mayor que él y por
aquel entonces alumno de la Escuela, terminándola en 1924 con apenas 19 años.
Dadas las pocas salidas que por aquel entonces tenía la profesión se puso a estudiar
Ingeniería de Telecomunicaciones, previa oposición a telegrafista, la cual superó.
Además de estudiar la carrera y ejercer de telegrafista, entró como ingeniero en el
laboratorio de materiales de construcción de la Dirección General de Telecomunicación,
donde estuvo haciendo diversos estudios específicos.
En el curso 1925-1926 es becado para estudiar un año en la École Supérieure
d’Électricité de Paris, donde obtuvo el título de ingeniero de Radiotelegrafía. Supuso para
él un año de intensa formación intelectual en distintas ramas de conocimiento ya que
pudo entrar en contacto con una época culturalmente brillante en Francia. Dedicó mucho
tiempo para recorrer el país y visitar su arquitectura. De vuelta, trajo dos ideas claras,
estudiar Historia del Arte y construir puentes. En 1927 terminó la carrera de
Telecomunicaciones.

Pese a abrírsele la oportunidad de ejercer como profesor en la Escuela de Caminos
a raíz de un curso que dio en ella, se fue en 1927 a Granada, dedicándose a proyectar
caminos vecinales, puentes de pequeña envergadura, canales de riego y saltos de agua.
Durante los 4 años que estuvo allí continúo su formación intelectual de la mano de Lorca,
Fernando de los Ríos y otros intelectuales de la época. De esta etapa florecieron muchas
de sus ideas básicas en la relación del ingeniero con la naturaleza, conexión que
defendió durante toda su vida. Las reflexiones que mantuvo consigo mismo durante una
enfermedad sufrida a finales de su estancia en la ciudad le hicieron cambiar el rumbo de
su vida, ya que sentía que sus realizaciones profesionales eran pobres e insignificantes.
Por ello, habiendo vuelto a Madrid, empezó a escribir una de sus mejores obras,
«Colección de Puentes de Altura Estricta». La finalidad de la misma era el facilitar el
diseño de puentes capaces de salvar las luces prácticas más corrientes con la mínima
pérdida de altura. Se materializaron numerosos puentes a partir de dicha colección,
muchos de los cuales, al no tener intervención directa o indirecta por parte de Carlos, no
llegaron a ser catalogados. Fue el resultado más fiel a su forma de entender la
ingeniería: su afán por lo estricto como planteamiento ético y estético de la misma. En su
interés por encontrar un método universal para el cálculo de estructuras, publicó su
primer libro en 1934, «Cálculo de Estructuras Reticulares», el cual tuvo un gran número
de ventas pese a ser un libro técnico, siendo necesarias más de ocho ediciones del
mismo. Para su escritura contó con la colaboración de José Luis, su hermano pequeño,
quién también era Ingeniero de Caminos.
Al poco de volver a Madrid empezó a trabajar para la empresa de Félix Huarte
(1932), constructor navarro. En la misma desarrolló la mayor parte de su vida profesional

cve: BOE-A-2024-4070
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Primeras actividades profesionales.