III. Otras disposiciones. COMUNITAT VALENCIANA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-2764)
Resolución de 22 de noviembre de 2023, de la Vicepresidencia Primera y Conselleria de Cultura y Deporte, por la que se incoa expediente para complementar la declaración de bien de interés cultural, con la categoría de bien inmaterial, de la «Romeria de les Canyes de Castelló», con la que se incorpora la Procesión de las Gaiatas y su simbolismo como seña identitaria de la ciudad de Castelló de la Plana.
23 páginas totales
Página
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 13 de febrero de 2024

Sec. III. Pág. 17265

que no existe una fecha fija en el calendario, pero que el día grande de la Romeria de les
Canyes se celebra el tercer domingo de Cuaresma, podemos delimitar un espacio
temporal entre la semana anterior y posterior de esta fecha, que tiene periodicidad anual.
Cada tercer domingo de Cuaresma, hay una nueva edición de las fiestas
fundacionales de Castelló y nuevas gaiatas desfilarán por la villa. El tercer domingo de
Cuaresma, por la noche, es la fecha de gala para las gaiatas monumentales, ya que
desfilan recorriendo las principales calles de la ciudad. Unos días antes, en los
almacenes de gaiatas del antiguo matadero, la actividad de las comisiones de sector es
frenética, porque están ultimando los detalles para tener a punto los monumentos y dan
el pistoletazo de salida con el llamado bautizo de la gaiata.
2.4 Descripción. Orígenes documentados y evolución histórica: el origen de las
gaiatas está unido al de la Romeria de les Canyes, puesto que es en la «Tornada» de
esta peregrinación donde se menciona por primera vez el nacimiento del monumento
gaiatero. La evocación de la luz, plástica y singular, en la que lo que se quiere destacar
es la estética del contraste de la luminaria en medio de la oscuridad de la noche, es seña
de identidad de nuestra celebración desde tiempos inmemoriales. Aunque el siglo XVIII,
siglo de la Ilustración y de las Luces, es fundamental en el desarrollo de la gaiata y su
simbolismo y estética, la procesión con luces ya se celebraba desde tiempos más
remotos. La romería a la Magdalena, como peregrinación penitencial para rogar contra la
peste, las sequías, las guerras y el hambre, ya está documentada en 1375 por primera
vez, según el cronista de Castelló, que documenta la celebración de una procesión de
entrada a la villa con cirios y gaiatas manuales.
Pero es en el siglo XVIII cuando se une el sentido penitencial destacado en las
épocas anteriores y el hecho de ser la romería conciencia histórica del pasado de los
castellonenses. A partir de este momento, empieza un nuevo periodo en la celebración y
adquiere protagonismo el monumento de la gaiata. Entonces, con un fuerte crecimiento
demográfico y económico de la villa, ya se reconocen las gaiatas y se denomina la
procesión de vuelta (tornada) de la romería como la procesión de las luces.
En la antigua procesión de las luces de la época medieval, desfilaban las gaiatas
representativas de los diferentes focos urbanos denominados Taxida, Almalafa,
Villamarch y Fadrell. Y apareció, en el primer tercio del siglo XV, otra gaiata con carácter
presidencial muy mayor en dimensiones que las otras cuatro, la gaiata del Micalet de
València, en representación de la capital del Reino. Poco a poco, estas pequeñas gaiatas
de mano que, año tras año, llevaban los romeros que conmemoraban este hito, se
desarrollaron hasta el monumento actual en el periodo barroco tardío. En esta época,
conservando los símbolos propios, como la culminación en forma de cayado y las luces y
el color, se montan encima de carros y se convierten en auténticas luminarias.
En el siglo XIX ya se conocía esta procesión como «la fiesta de la gaiata», y los
cronistas de la época recogían cómo se encontraban repletas de gente las calles de
Enmedio y Mayor al paso del desfile, mientras centenares de niñas y mujeres vestidas
de penitentes y magdalenas y con un cirio en la mano recorrían las calles entre las
gaiatas monumentales, con profusión de vasos y luces de colores, que, como describe
Balbas, se trataban de «hermosas pirámides con gran número de luces». En 1854, el
Ayuntamiento de Castelló decidió construir 14 nuevas gaiatas porque gustaban mucho a
la ciudadanía. Estas habían evolucionado desde las primeras gaiatas de mano llevadas
por un solo hombre, y de las que colgaban cintas blancas donde iban cogidas niñas
pequeñas que eran conocidas como las «niñas del meneo». También se construyeron
otras gaiatas más grandes portadas por hombres y después vendrían las grandes
gaiatas monumentales, arrastradas por carros y bestias, y que presentaban grandes
dosis de simbolismo. En 1865 se estableció un acuerdo municipal para construirlas con
vidrios de colores y usar cirios verdes que se situarían estratégicamente en el camino
por el que tenía que pasar la romería.
Con todo esto, definir qué es una gaiata es una tarea ardua y complicada. Si nos
atenemos a la tradición, son la recreación de aquellos cayados con farolillos que usaron
nuestros antepasados en su azarosa bajada a la llanura, una noche cerrada de 1252,

cve: BOE-A-2024-2764
Verificable en https://www.boe.es

Núm. 38