III. Otras disposiciones. ADMINISTRACIÓN LOCAL. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2024-1686)
Resolución de 18 de enero de 2024, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), referente a la incoación del expediente de declaración como bien de interés cultural, con categoría de monumento, de la Casa Huarte, en el término municipal de Pollença.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 29 de enero de 2024

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que finalmente sólo se construyó un edificio de apartamentos y una torre. Oíza aborda
este proyecto de apartamentos veraniegos desde su experiencia en el estudio de la
vivienda social y abre nuevas vías de trabajo sobre el alojamiento turístico de masas.
Con influencias reconocidas de Jörn Utzon, en cuanto a la búsqueda de unas estructuras
orgánicas construidas a partir de la adición de elementos y de forma contemporánea a
las nuevas inquietudes que se plantean en el TEAM 10 sobre nuevas formas de
entender la ciudad, Oíza hace una reflexión compleja sobre el fenómeno turístico y sobre
la forma de vida y las relaciones que el lugar permite. Hay una clara voluntad de creación
de un sitio, con una superposición de piezas (tumbonas al sol) que construyen una
topografía artificial que permite ver el mar desde el interior de las viviendas, con especial
cuidado a las relaciones que se producen entre ese interior y el exterior.
En 1968 Huarte le encarga a Oíza la ampliación de su casa en Formentor. En aquella
época Oíza ya tenía una casa en Mallorca, la casa de Colonya en Pollença (1965),
propiedad de Guillem Cifre, y en 1985 compraría otra cercana, la casa de Ses Rotes,
que posteriormente amplió.
La relación de Oíza con Mallorca se inició en 1949, con el primer viaje del arquitecto
a la isla, y durante cuarenta años se consolidó un fuerte vínculo personal y profesional,
que dio como resultado dos obras primordiales para entender arquitectura española de la
segunda mitad del siglo XX, Ciudad Blanca y la ampliación de la casa Huarte.
La arquitectura en Mallorca durante las décadas de los 60 y 70 del siglo XX.
En los años 40 los arquitectos isleños empezaron a abandonar el racionalismo en
favor de un regionalismo, que empezó a desarrollarse en los años 20, que no
reinterpretaba la arquitectura popular, sino que adoptaba un lenguaje superficial de
apariencia tradicional que toma como modelo la arquitectura señorial de las casas
urbanas de Palma y de las grandes posesiones. Hacia la segunda mitad de la década,
las directrices historicistas y monumentalistas empiezan a imponerse, hasta que a finales
de los 50 se abandonan progresivamente en favor del Movimiento Moderno.
De esa época destacan algunos autores, como el arquitecto Josep Ferragut, que
lleva a cabo una interpretación moderna de los elementos tradicionales. En generaciones
posteriores se distingue la obra de Pere Garau, que comienza a manifestar una nueva
sensibilidad hacia el lugar, reinterpretando la arquitectura tradicional y leyendo el paisaje
con el que se relaciona cada obra. Este camino, que se abrió con Ferragut y Garau,
entre otros, encuentra su continuación en otros autores, como el arquitecto Antoni
Alomar, quien incorpora de forma definitiva la sensibilidad y trabajo de la arquitectura
desde el lugar, asumiendo el paisaje como elemento de proyecto y reinterpretando los
elementos constructivos tradicionales.
A partir de los años 60, la arquitectura europea había empezado a mostrar una
nueva sensibilidad, sin renunciar a los principios del Movimiento Moderno, pero
buscando una reconciliación con la historia y el contexto. El TEAM X había introducido
en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) el interés por la
consideración del lugar y la atención a la forma de vivir. Se abre en ese momento un
debate sobre el lugar y sus relaciones con el objeto arquitectónico. Los proyectos de
Oíza en Mallorca, y de forma destacada la casa Huarte, se convierten en un ejemplo de
la construcción a partir del lugar, del paisaje como parte indivisible del proyecto.
«Colocar un edificio frente al mar o en cualquier otro lugar es, sobre todo, un
problema de “decoro” en términos clásicos, es decir, de adecuación. La respuesta en
gran parte viene dictada por el sitio. No hay proyecto sin sitio. Por eso cuando hice la
Ciudad Blanca de Alcudia, como cuando construyó la Basílica de Aránzazu, residió y
murió en dichos sitios (…).»
4.

Memoria descriptiva

La casa Huarte, en Formentor, de los arquitectos Javier Carvajal y José María García
de Paredes fue construida por Juan Huarte en 1960. El edificio se configuraba a partir de

cve: BOE-A-2024-1686
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Núm. 25