III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-12254)
Resolución de 14 de abril de 2023, de la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes, por la que se incoa expediente de declaración de bien de interés cultural a favor de la localidad de Hoyos (Cáceres), con la categoría de conjunto histórico.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Jueves 25 de mayo de 2023
Sec. III. Pág. 71842
Más allá de la cita de algunos autores (Domingo Domené, 2011), a época islámica se
corresponde una torre de vigilancia en el alto de la Atalaya en las proximidades del cerro
Lameros (entre Trevejo y Hoyos).
Los primeros intentos de reconquistar la Sierra de Gata se produjeron a partir del s. XI. El
rey Alfonso VI de Castilla atravesó, en 1074, el puerto de Perales y tomó la ciudad de Coria. A
falta de más datos, hoy que situar la fundación de la población de Hoyos a comienzos del
siglo XIII, a juzgar por la primitiva portada tardorrománica de la iglesia o, más aún, por la talla
de la imagen de Nuestra Señora del Buen Varón (García Mogollón, 2006).
Hoyos era aldea de la ciudad de Coria, junto con Acebo y Perales. Cuando esta
ciudad fue enajenada (primero en favor del conde de Coria, don Gutiérrez Solís, y
posteriormente, en el año 1472, por la Casa de Alba), pasó a formar parte del mismo
señorío. El Duque de Alba potenció la construcción de algunas iglesias de la comarca,
como la de Hoyos o la de Acebo, como símbolo de su poderío económico (Domingo
Domené, 2011), haciéndolas destacar sobre el resto de iglesias de los pueblos vecinos,
que mayoritariamente dependían de la orden de Alcántara.
Se conocen los nombres de algunas familias de hijosdalgo, oriundas o asentadas en
Hoyos, como los Godines de Paz, los Gómez o los Sande. Sin embargo cabe destacar el
caso de Pablo Pérez que«dicen fue soldado distinguido en tiempos de Pizarro en la
conquista de Indias, el que fundó tanbién un ospital para pobres y una obra pía para
dotar donzellas de su linaje» (Barrientos Alfageme, 1991). Pablo Pérez recibió privilegio
de nobleza de manos de Felipe II (García Mogollón, 1993) y fundó el convento del
Espíritu Santo, el 1 de septiembre de 1558. El edificio luce en la portada el escudo y el
nombre de su fundador (con fecha de 1641). Otro soyano ilustre de la empresa
americana fue Marcos Veas Durán, que arribó a Perú en 1534 y viajó a Chile, primero
con Almagro y luego con Valdivia, siendo uno de los ciento cincuenta fundadores de
Santiago de Chile. Al parecer, Hoyos fue uno de los pueblos serragateños que más
hombres aportó al Nuevo Mundo, un total de 15 (Domingo Domené 2011).
En el siglo XVII, la población sufrió las consecuencias de la guerra con Portugal, que
fue especialmente violenta en la comarca. Algunos ayuntamientos, con sus archivos,
habían sido arrasados por el fuego en la campaña realizada por Sancho Manuel en 1658
(Domingo Domené, 2011). Ese debió ser el caso de Hoyos, pues el corregidor de Coria,
Juan Pérez de Rivero, otorgó a la población unas nuevas ordenanzas que tuvieron que
ser aprobadas por el Duque de Alba. En Hoyos había entonces estudio de Gramática,
cuya fundación hizo el licenciado Juan Zanca Rico, mediante obra pía.
A finales del siglo XVIII, tal y como refleja el Interrogatorio de la Real Audiencia
(1791), la población contaba con 227 vecinos, 17 viudas y 55 menores. Entre las
principales construcciones del pueblo, el Interrogatorio cita las casas de ayuntamiento,
una cárcel muy reducida, dos mesones, un pósito, un hospital y el convento. Menciona,
además, que las calles están en buen estado. La parroquia se mantenía con los ingresos
obtenidos mediante el cobro de los diezmos, así como del pago por los enterramientos y
los toques de campana. Además de la iglesia, había en Hoyos otras tres ermitas, entre
las que sobresalía la de San Lorenzo, situada en la parte alta del pueblo, a la que se
concurría en procesión.
En cuanto al convento del Espíritu Santo, sabemos que en el año del Interrogatorio
contaba con 18 religiosos observantes que se mantenían de pedir limosna, puesto que
las tres obras pías fundadas en esta institución contaban con escasas rentas. Esta
precariedad de medios pudo estar en el origen del litigio mantenido entre el convento y el
párroco del pueblo, por la disputa de los ingresos de ambas instituciones. En efecto,
dada la proximidad del convento con la localidad, las gentes de Hoyos solían encargar a
los frailes las ceremonias que no tenían efecto civil.
Los obispos caurienses eligieron Hoyos como lugar habitual de retiro veraniego, lo
cual, indudablemente, contribuyó al enriquecimiento del caserío y del urbanismo de la
población, tanto en infraestructuras como en edificaciones singulares. A este respecto,
en el marco de la Guerra de la Independencia del siglo XIX, la población, y toda la
comarca, sufrió un tremendo impacto con el asesinato del prelado Juan Álvarez de
cve: BOE-A-2023-12254
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 124
Jueves 25 de mayo de 2023
Sec. III. Pág. 71842
Más allá de la cita de algunos autores (Domingo Domené, 2011), a época islámica se
corresponde una torre de vigilancia en el alto de la Atalaya en las proximidades del cerro
Lameros (entre Trevejo y Hoyos).
Los primeros intentos de reconquistar la Sierra de Gata se produjeron a partir del s. XI. El
rey Alfonso VI de Castilla atravesó, en 1074, el puerto de Perales y tomó la ciudad de Coria. A
falta de más datos, hoy que situar la fundación de la población de Hoyos a comienzos del
siglo XIII, a juzgar por la primitiva portada tardorrománica de la iglesia o, más aún, por la talla
de la imagen de Nuestra Señora del Buen Varón (García Mogollón, 2006).
Hoyos era aldea de la ciudad de Coria, junto con Acebo y Perales. Cuando esta
ciudad fue enajenada (primero en favor del conde de Coria, don Gutiérrez Solís, y
posteriormente, en el año 1472, por la Casa de Alba), pasó a formar parte del mismo
señorío. El Duque de Alba potenció la construcción de algunas iglesias de la comarca,
como la de Hoyos o la de Acebo, como símbolo de su poderío económico (Domingo
Domené, 2011), haciéndolas destacar sobre el resto de iglesias de los pueblos vecinos,
que mayoritariamente dependían de la orden de Alcántara.
Se conocen los nombres de algunas familias de hijosdalgo, oriundas o asentadas en
Hoyos, como los Godines de Paz, los Gómez o los Sande. Sin embargo cabe destacar el
caso de Pablo Pérez que«dicen fue soldado distinguido en tiempos de Pizarro en la
conquista de Indias, el que fundó tanbién un ospital para pobres y una obra pía para
dotar donzellas de su linaje» (Barrientos Alfageme, 1991). Pablo Pérez recibió privilegio
de nobleza de manos de Felipe II (García Mogollón, 1993) y fundó el convento del
Espíritu Santo, el 1 de septiembre de 1558. El edificio luce en la portada el escudo y el
nombre de su fundador (con fecha de 1641). Otro soyano ilustre de la empresa
americana fue Marcos Veas Durán, que arribó a Perú en 1534 y viajó a Chile, primero
con Almagro y luego con Valdivia, siendo uno de los ciento cincuenta fundadores de
Santiago de Chile. Al parecer, Hoyos fue uno de los pueblos serragateños que más
hombres aportó al Nuevo Mundo, un total de 15 (Domingo Domené 2011).
En el siglo XVII, la población sufrió las consecuencias de la guerra con Portugal, que
fue especialmente violenta en la comarca. Algunos ayuntamientos, con sus archivos,
habían sido arrasados por el fuego en la campaña realizada por Sancho Manuel en 1658
(Domingo Domené, 2011). Ese debió ser el caso de Hoyos, pues el corregidor de Coria,
Juan Pérez de Rivero, otorgó a la población unas nuevas ordenanzas que tuvieron que
ser aprobadas por el Duque de Alba. En Hoyos había entonces estudio de Gramática,
cuya fundación hizo el licenciado Juan Zanca Rico, mediante obra pía.
A finales del siglo XVIII, tal y como refleja el Interrogatorio de la Real Audiencia
(1791), la población contaba con 227 vecinos, 17 viudas y 55 menores. Entre las
principales construcciones del pueblo, el Interrogatorio cita las casas de ayuntamiento,
una cárcel muy reducida, dos mesones, un pósito, un hospital y el convento. Menciona,
además, que las calles están en buen estado. La parroquia se mantenía con los ingresos
obtenidos mediante el cobro de los diezmos, así como del pago por los enterramientos y
los toques de campana. Además de la iglesia, había en Hoyos otras tres ermitas, entre
las que sobresalía la de San Lorenzo, situada en la parte alta del pueblo, a la que se
concurría en procesión.
En cuanto al convento del Espíritu Santo, sabemos que en el año del Interrogatorio
contaba con 18 religiosos observantes que se mantenían de pedir limosna, puesto que
las tres obras pías fundadas en esta institución contaban con escasas rentas. Esta
precariedad de medios pudo estar en el origen del litigio mantenido entre el convento y el
párroco del pueblo, por la disputa de los ingresos de ambas instituciones. En efecto,
dada la proximidad del convento con la localidad, las gentes de Hoyos solían encargar a
los frailes las ceremonias que no tenían efecto civil.
Los obispos caurienses eligieron Hoyos como lugar habitual de retiro veraniego, lo
cual, indudablemente, contribuyó al enriquecimiento del caserío y del urbanismo de la
población, tanto en infraestructuras como en edificaciones singulares. A este respecto,
en el marco de la Guerra de la Independencia del siglo XIX, la población, y toda la
comarca, sufrió un tremendo impacto con el asesinato del prelado Juan Álvarez de
cve: BOE-A-2023-12254
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Núm. 124