III. Otras disposiciones. COMUNIDAD DE CASTILLA Y LEÓN. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-7051)
Acuerdo 16/2023, de 9 de marzo, de la Junta de Castilla y León, por el que se declara las Mascaradas en Castilla y León, bien de interés cultural de carácter inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Viernes 17 de marzo de 2023

Sec. III. Pág. 40655

Descripción
El origen de estas celebraciones es controvertido. Mientras que para algunos
investigadores estaría relacionado con rituales prerromanos vinculados con las prácticas
agrícolas y ganaderas ligadas con los ciclos de la naturaleza y con las inquietudes
espirituales y la necesidad de asegurar cosechas y animales, para otros su origen
estaría directamente vinculado a las festividades heredadas de la cultura romana –
Kalendas de finales de año, festividades Lupercales y Saturnales– y posteriores
tradiciones europeas. Con independencia de la pervivencia de algunos de estos ritos, las
mascaradas son fruto de su propia evolución a lo largo del tiempo, de las circunstancias
socio-culturales e históricas vividas y por supuesto del influjo del cristianismo.
Las mascaradas son ritos públicos con un carácter benefactor, que propician la
abundancia y el renacer de la vida, siempre portadoras de mensajes unificadores e
inclusivos, de prosperidad, tolerancia, autoestima, armonía, resolución de conflictos, que
suponen un importante refuerzo de la identidad en estos pequeños núcleos rurales, en
grave riesgo de desaparición. Se trata de un simbolismo complejo que ha ido variando a
lo largo del tiempo. Otras manifestaciones en las que está presente la máscara pero que
responden a características diferentes a las descritas, no se incluyen en la presente
declaración.
Las mascaradas son celebraciones festivas en las que se concentran una gran
cantidad de significados y elementos simbólicos tanto de carácter inmaterial como
material.
– Elementos inmateriales:
La celebración de las mascaradas supone alboroto, ruido, desorden, carreras y
persecuciones, gritos, pequeños golpes y acciones amenazantes, relacionadas con un
importante conjunto de componentes inmateriales.
Música, relatos, poesías, cuestaciones o petición de aguinaldos y comidas
comunitarias; danzas, especialmente las conocidas como danzas de paloteo, en las que
se golpea la tierra como símbolo del trabajo para garantizar su fertilidad; declamación de
coplas, cantares, relatos con un sentido narrativo, informativo o con un sentido crítico y
sarcástico, integran también estas festividades con múltiples variantes según las
localidades.
Las mascaradas simbolizan un rito de paso de la juventud a la vida adulta, una
implicación en la comunidad mediante la realización de trabajos agrícolas y el
mantenimiento de instalaciones comunes, actividades que identifica a la colectividad y
que les une con sus antepasados, recogiendo la memoria y las prácticas culturales que
han visto y en la que han participado desde niños y que a su vez transmitirán a las
generaciones siguientes. Tradicionalmente eran unas fiestas que organizaban los
jóvenes, los mozos o los denominados quintos, en una representación de las actividades
fundamentales del pueblo, como rito de paso a la vida adulta en la que estos jóvenes son
validados y legitimados por la propia comunidad para dar continuidad a la vida y a la
historia del lugar en el que nacieron ellos o sus antepasados.
– Elementos materiales asociados:
Gran parte del significado simbólico y de la vistosidad de estas celebraciones festivas
está vinculado con la variedad de objetos que se utilizan como cauce para expresar o
representar una idea, una emoción, una visión o una concepción del entorno natural, del
mundo espiritual o de la comunidad social de sus protagonistas.
La máscara receptora del espíritu y energía de los antepasados, es el elemento
indispensable y definitorio de estas celebraciones. Detrás de la máscara la persona que
la porta desaparece, se transmuta para relacionarse con la divinidad.
En algunas localidades esta máscara ha sido sustituida por el rostro pintado que
cumple las mismas funciones y simbolismo. Los colores predominantes son el negro y el
rojo como símbolo de lo demoniaco y de la sangre y la vida, respectivamente.

cve: BOE-A-2023-7051
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Núm. 65