III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-3100)
Decreto 147/2022, de 7 de diciembre, por el que se declara bien de interés cultural la localidad de Alcántara (Cáceres), con la categoría de sitio histórico.
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No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 6 de febrero de 2023
b.2)
Sec. III. Pág. 17431
Iglesias, ermitas y capillas:
– Iglesia de San Pedro de Alcántara (plaza de San Pedro, n.º 1). A mediados del
siglo XVII, se erigió este templo en honor de San Pedro de Alcántara, coincidiendo con
su beatificación, el que es sin duda, el personaje más ilustre de la historia alcantarina. La
construcción del templo fue sufragada por el pueblo. En 1673, se nombra una comisión
presidida por el Marqués de Torreorgaz para pedir limosnas con el fin de erigir el templo.
La iglesia es de una sola nave con tres tramos, cubierta con bóvedas de cañón con
lunetos y reforzadas por arcos fajones, estando la cabecera cerrada por una bóveda
semiesférica sobre pechinas. De su interior destacan dos retablos barrocos, el del altar
mayor y el del lado del evangelio que se corresponde con la capilla natalicia construida
sobre la habitación donde nació el santo.
En la fachada principal, de sobrio estilo barroco, la portada se abre con un arco de
medio punto, flanqueada por columnas toscanas de alto pedestal. Encima, una
hornacina, encuadrada por pilastras, aloja a San Pedro de Alcántara. Remata el
paramento una sencilla cornisa decorada con triglifos y metopas.
– La Encarnación Vieja. En el interior de la antigua fortaleza se alza la primitiva
iglesia de la Encarnación, que fuera construida por los caballeros de la Orden de
Alcántara. Este templo fue el primer lugar de celebración de los cultos de la Orden.
En 1562, la iglesia se convirtió en el templo del convento de las monjas Comendadoras
del Espíritu Santo. Si bien su aspecto es ruinoso destaca la iglesia con su arquitectura
gótica, que se advierte en un ventanal y la bóveda de crucería que cubre el ábside, de
contorno semipoligonal con contrafuertes. El resto de los tramos de la única nave se
cubren con bóveda de medio cañón con lunetos que evidencian su más tardía
construcción. En el suelo se distinguen algunas laudas sepulcrales. Adosada a la
cabecera, existe una torre de planta rectangular con campanario formado por arcos de
medio punto. Dicha cubierta se cubre con una cúpula semiesférica.
– La Encarnación Nueva (calle Altozano, n.º 9), ocupa el chaflán comprendido entre
las calles Medellín y Altozano. De la ermita se conserva únicamente su monumental
portada renacentista, que se abre en un arco de medio punto encuadrada por simulada
arquitectura de pilastra sobre plintos, que sostienen un sencillo entablamento. En las
enjutas del arco, dos medallones en alto relieve representan a los Apóstoles San Pedro y
San Pablo. En el cuerpo intermedio de la fachada se abren tres hornacinas que
albergarían imágenes, una de las cuales representaría a Nuestra Señora de la
Encarnación, titular de la ermita. El cuerpo superior se remata en un frontón triangular
que enmarca una cruz a cada lado y sendos escudos de armas de la familia fundadora,
seccionados al modificar la cubierta.
– Ermita de Nuestra Señora de los Remedios (calle Trajano, n.º 4). Esta ermita
perteneció al convento de Franciscanas Terciarias. Está construida con mampostería de
pizarra. Del templo sobresale su portada de medio punto de sillería granítica coronada
por una hornacina que alberga la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, bajo la
que se intuye un sencillo esgrafiado. Consta de una sola nave de tres tramos, con un
magnífico retablo barroco de madera sin policromar, con cuatro pequeñas tallas. A los
pies de la nave de acceso se sitúa la capilla lateral en la que se encuentra el sepulcro de
don Fabián Antonio de la Cabrera.
– Ermita de Santa Ana (calle Santa Ana, n.º 3). Por el escritor Barrantes Maldonado,
sabemos que la ermita ya existía en el año 1269. Esta ermita era el punto de espera de
los Caballeros de la Orden para recibir a sus difuntos que hubieran fallecido fuera de la
Villa, como consta en las Definiciones de la Orden de Alcántara.
Actualmente, de esta pequeña joya está en ruinas permanece en pie uno de los
muros hastiales, construido en mampostería de pizarra pero tuvo tres naves separadas
por arcos formeros en cuyas dovelas todavía se conservan restos de pinturas. Los arcos
apoyaban sobre pequeños cimacios ubicados sobre pilares octogonales un tanto
achaparrados. La portada de su fachada principal presenta un arco apuntado de granito
enmarcado por un alfiz. En su interior, el acceso hacia el presbiterio se realizaba
mediante un arco apuntado de granito, cegado en la actualidad.
cve: BOE-A-2023-3100
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 31
Lunes 6 de febrero de 2023
b.2)
Sec. III. Pág. 17431
Iglesias, ermitas y capillas:
– Iglesia de San Pedro de Alcántara (plaza de San Pedro, n.º 1). A mediados del
siglo XVII, se erigió este templo en honor de San Pedro de Alcántara, coincidiendo con
su beatificación, el que es sin duda, el personaje más ilustre de la historia alcantarina. La
construcción del templo fue sufragada por el pueblo. En 1673, se nombra una comisión
presidida por el Marqués de Torreorgaz para pedir limosnas con el fin de erigir el templo.
La iglesia es de una sola nave con tres tramos, cubierta con bóvedas de cañón con
lunetos y reforzadas por arcos fajones, estando la cabecera cerrada por una bóveda
semiesférica sobre pechinas. De su interior destacan dos retablos barrocos, el del altar
mayor y el del lado del evangelio que se corresponde con la capilla natalicia construida
sobre la habitación donde nació el santo.
En la fachada principal, de sobrio estilo barroco, la portada se abre con un arco de
medio punto, flanqueada por columnas toscanas de alto pedestal. Encima, una
hornacina, encuadrada por pilastras, aloja a San Pedro de Alcántara. Remata el
paramento una sencilla cornisa decorada con triglifos y metopas.
– La Encarnación Vieja. En el interior de la antigua fortaleza se alza la primitiva
iglesia de la Encarnación, que fuera construida por los caballeros de la Orden de
Alcántara. Este templo fue el primer lugar de celebración de los cultos de la Orden.
En 1562, la iglesia se convirtió en el templo del convento de las monjas Comendadoras
del Espíritu Santo. Si bien su aspecto es ruinoso destaca la iglesia con su arquitectura
gótica, que se advierte en un ventanal y la bóveda de crucería que cubre el ábside, de
contorno semipoligonal con contrafuertes. El resto de los tramos de la única nave se
cubren con bóveda de medio cañón con lunetos que evidencian su más tardía
construcción. En el suelo se distinguen algunas laudas sepulcrales. Adosada a la
cabecera, existe una torre de planta rectangular con campanario formado por arcos de
medio punto. Dicha cubierta se cubre con una cúpula semiesférica.
– La Encarnación Nueva (calle Altozano, n.º 9), ocupa el chaflán comprendido entre
las calles Medellín y Altozano. De la ermita se conserva únicamente su monumental
portada renacentista, que se abre en un arco de medio punto encuadrada por simulada
arquitectura de pilastra sobre plintos, que sostienen un sencillo entablamento. En las
enjutas del arco, dos medallones en alto relieve representan a los Apóstoles San Pedro y
San Pablo. En el cuerpo intermedio de la fachada se abren tres hornacinas que
albergarían imágenes, una de las cuales representaría a Nuestra Señora de la
Encarnación, titular de la ermita. El cuerpo superior se remata en un frontón triangular
que enmarca una cruz a cada lado y sendos escudos de armas de la familia fundadora,
seccionados al modificar la cubierta.
– Ermita de Nuestra Señora de los Remedios (calle Trajano, n.º 4). Esta ermita
perteneció al convento de Franciscanas Terciarias. Está construida con mampostería de
pizarra. Del templo sobresale su portada de medio punto de sillería granítica coronada
por una hornacina que alberga la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, bajo la
que se intuye un sencillo esgrafiado. Consta de una sola nave de tres tramos, con un
magnífico retablo barroco de madera sin policromar, con cuatro pequeñas tallas. A los
pies de la nave de acceso se sitúa la capilla lateral en la que se encuentra el sepulcro de
don Fabián Antonio de la Cabrera.
– Ermita de Santa Ana (calle Santa Ana, n.º 3). Por el escritor Barrantes Maldonado,
sabemos que la ermita ya existía en el año 1269. Esta ermita era el punto de espera de
los Caballeros de la Orden para recibir a sus difuntos que hubieran fallecido fuera de la
Villa, como consta en las Definiciones de la Orden de Alcántara.
Actualmente, de esta pequeña joya está en ruinas permanece en pie uno de los
muros hastiales, construido en mampostería de pizarra pero tuvo tres naves separadas
por arcos formeros en cuyas dovelas todavía se conservan restos de pinturas. Los arcos
apoyaban sobre pequeños cimacios ubicados sobre pilares octogonales un tanto
achaparrados. La portada de su fachada principal presenta un arco apuntado de granito
enmarcado por un alfiz. En su interior, el acceso hacia el presbiterio se realizaba
mediante un arco apuntado de granito, cegado en la actualidad.
cve: BOE-A-2023-3100
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Núm. 31