III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-3100)
Decreto 147/2022, de 7 de diciembre, por el que se declara bien de interés cultural la localidad de Alcántara (Cáceres), con la categoría de sitio histórico.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Lunes 6 de febrero de 2023
Sec. III. Pág. 17428
En realidad, se trata de un conjunto de tres elementos: el puente, el arco honorífico y
el templo. Según la inscripción que figura sobre la puerta del templete situado a la
entrada del puente, su arquitecto fue Gaius Iulius Lacer.
El puente está fabricado con sillares con las caras exteriores almohadilladas,
dispuestos a soga y tizón, y unidos en seco con grapas de sujeción. La estructura
alcanza los 71 metros de altura en su extremo más alto, siendo su longitud de 194
metros y de 6,89 metros la anchura de la calzada. Consta de 6 arcos y 5 pilas, apoyando
los arcos extremos directamente sobre la roca. Las pilas son sólidos basamentos
recubiertos con grandes sillares almohadillados que siguen una distribución regular a
soga y tizón. En planta, las tres pilas centrales son rectangulares, que sobresalen
notablemente en la vertiente de aguas abajo, y presentan tajamares triangulares aguas
arriba. Las dos restantes son rectangulares, con una pilastra en cada vertiente.
Sobre las pilas cabalgan los arcos, que son de medio punto y de distintas
proporciones. Los dos arcos centrales son los mayores, con 28,80 m y 27,40 m de luz
respectivamente; los laterales tienen 21,40 m y los arcos extremos alcanzan los 13,80 m.
La apertura de vanos centrales alcanza la máxima luz conocida en los puentes romanos.
Las bóvedas de los arcos están constituidas por dos roscas.
Por encima de la cornisa van los pretiles, formados por hiladas de sillería. Son rectos
y quedan únicamente interrumpidos por las pilastras del arco honorífico.
Sabemos que el puente permaneció casi íntegro hasta principios del siglo XIII,
cuando con la conquista de Alcántara por el rey Alfonso IX de León se produjo la
destrucción del primer arco. El daño fue reparado ya en el siglo XVI, en una obra dirigida
por el maestro de carpintería y cantería natural de Alcántara, Martín López y su hermano
Martín de Ordieta y que concluye en 1543.
El puente dispondrá a lo largo de su historia de dependencias defensivas que
reforzarán su carácter de aduana. En 1577, tienen lugar otras obras, al frente de las
cuales estará el maestro Diego de Castañeda. Asimismo se construyen varios aposentos
y dependencias que contribuyen a acentuar su carácter de aduana.
En 1706, los portugueses ganan la plaza, y se inutiliza el segundo arco de la margen
derecha. Aunque al parecer un año después aún no había sido derruido del todo. En
estos años se atravesaba el puente por arpilleras y mampostería. La restauración del
puente se inició ya en época de Carlos III.
A principios del siglo XIX, Alcántara será nuevamente ocupada, esta vez por los
franceses en su avance hacia Portugal. Durante este conflicto, los ejércitos aliados
destruyeron, en 1809, uno de los arcos para impedir el avance francés. Esta
circunstancia determinó la necesidad de una restauración que se lleva a cabo a
mediados del siglo XIX por iniciativa de la Real Academia de la Historia. Se reconstruyó
entonces el arco que había sido volado, pero también se consolidó toda la fábrica y se
dispuso en su sitio el arco honorífico que había sido desmontado.
Elementos importantes que forman parte del puente son: El Arco Honorífico y el
templete de San Julián.
El Arco de triunfo pudo tener en sus orígenes una significación funeraria, ritual, como
monumento de paso. Ya en época imperial, el monumento debió estar dedicado al
Emperador o a miembros de sus familia. En él aparecen inscripciones de diversas
épocas. El arco arranca de dos soportes. Las dovelas del arco presentan unos sillares
con almohadillado muy regular. Desde el pie del arco hasta la primera cornisa hay 19
hiladas. Sobre esta cornisa, se elevan un primer friso, una segunda cornisa y, de nuevo,
otro friso. Las almenas, algunas de ellas con aspilleras en forma de cruz y los escudos,
que pertenecen a la reforma de Carlos V, le confieren un aspecto de defensivo. En el
arco honorífico aparecen inscripciones de diversas épocas.
El templete fue erigido en honor al emperador Trajano y a los dioses de Roma por
Caius Iulius Lacer. El pequeño templo «in antis» está levantado con piedra granítica de la
comarca de Alcántara. Parte del estilóbato se eleva sobre la roca. Los sillares son
almohadillados y fueron retocados por don Alejandro Millán en la reconstrucción del
siglo XIX. Sus medidas son: 4,10 m de anchura, 5,86 m de longitud y 6,61 m de altura.
cve: BOE-A-2023-3100
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 31
Lunes 6 de febrero de 2023
Sec. III. Pág. 17428
En realidad, se trata de un conjunto de tres elementos: el puente, el arco honorífico y
el templo. Según la inscripción que figura sobre la puerta del templete situado a la
entrada del puente, su arquitecto fue Gaius Iulius Lacer.
El puente está fabricado con sillares con las caras exteriores almohadilladas,
dispuestos a soga y tizón, y unidos en seco con grapas de sujeción. La estructura
alcanza los 71 metros de altura en su extremo más alto, siendo su longitud de 194
metros y de 6,89 metros la anchura de la calzada. Consta de 6 arcos y 5 pilas, apoyando
los arcos extremos directamente sobre la roca. Las pilas son sólidos basamentos
recubiertos con grandes sillares almohadillados que siguen una distribución regular a
soga y tizón. En planta, las tres pilas centrales son rectangulares, que sobresalen
notablemente en la vertiente de aguas abajo, y presentan tajamares triangulares aguas
arriba. Las dos restantes son rectangulares, con una pilastra en cada vertiente.
Sobre las pilas cabalgan los arcos, que son de medio punto y de distintas
proporciones. Los dos arcos centrales son los mayores, con 28,80 m y 27,40 m de luz
respectivamente; los laterales tienen 21,40 m y los arcos extremos alcanzan los 13,80 m.
La apertura de vanos centrales alcanza la máxima luz conocida en los puentes romanos.
Las bóvedas de los arcos están constituidas por dos roscas.
Por encima de la cornisa van los pretiles, formados por hiladas de sillería. Son rectos
y quedan únicamente interrumpidos por las pilastras del arco honorífico.
Sabemos que el puente permaneció casi íntegro hasta principios del siglo XIII,
cuando con la conquista de Alcántara por el rey Alfonso IX de León se produjo la
destrucción del primer arco. El daño fue reparado ya en el siglo XVI, en una obra dirigida
por el maestro de carpintería y cantería natural de Alcántara, Martín López y su hermano
Martín de Ordieta y que concluye en 1543.
El puente dispondrá a lo largo de su historia de dependencias defensivas que
reforzarán su carácter de aduana. En 1577, tienen lugar otras obras, al frente de las
cuales estará el maestro Diego de Castañeda. Asimismo se construyen varios aposentos
y dependencias que contribuyen a acentuar su carácter de aduana.
En 1706, los portugueses ganan la plaza, y se inutiliza el segundo arco de la margen
derecha. Aunque al parecer un año después aún no había sido derruido del todo. En
estos años se atravesaba el puente por arpilleras y mampostería. La restauración del
puente se inició ya en época de Carlos III.
A principios del siglo XIX, Alcántara será nuevamente ocupada, esta vez por los
franceses en su avance hacia Portugal. Durante este conflicto, los ejércitos aliados
destruyeron, en 1809, uno de los arcos para impedir el avance francés. Esta
circunstancia determinó la necesidad de una restauración que se lleva a cabo a
mediados del siglo XIX por iniciativa de la Real Academia de la Historia. Se reconstruyó
entonces el arco que había sido volado, pero también se consolidó toda la fábrica y se
dispuso en su sitio el arco honorífico que había sido desmontado.
Elementos importantes que forman parte del puente son: El Arco Honorífico y el
templete de San Julián.
El Arco de triunfo pudo tener en sus orígenes una significación funeraria, ritual, como
monumento de paso. Ya en época imperial, el monumento debió estar dedicado al
Emperador o a miembros de sus familia. En él aparecen inscripciones de diversas
épocas. El arco arranca de dos soportes. Las dovelas del arco presentan unos sillares
con almohadillado muy regular. Desde el pie del arco hasta la primera cornisa hay 19
hiladas. Sobre esta cornisa, se elevan un primer friso, una segunda cornisa y, de nuevo,
otro friso. Las almenas, algunas de ellas con aspilleras en forma de cruz y los escudos,
que pertenecen a la reforma de Carlos V, le confieren un aspecto de defensivo. En el
arco honorífico aparecen inscripciones de diversas épocas.
El templete fue erigido en honor al emperador Trajano y a los dioses de Roma por
Caius Iulius Lacer. El pequeño templo «in antis» está levantado con piedra granítica de la
comarca de Alcántara. Parte del estilóbato se eleva sobre la roca. Los sillares son
almohadillados y fueron retocados por don Alejandro Millán en la reconstrucción del
siglo XIX. Sus medidas son: 4,10 m de anchura, 5,86 m de longitud y 6,61 m de altura.
cve: BOE-A-2023-3100
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 31