III. Otras disposiciones. ADMINISTRACIÓN LOCAL. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2023-157)
Resolución de 16 de diciembre de 2022, del Consejo Insular de Mallorca (Illes Balears), referente a la incoación del expediente de declaración como bien de interés cultural, con categoría de lugar de interés etnológico, del Monasterio de Santa María de la Trapa, en el término municipal de Andratx.
19 páginas totales
Página
Zahoribo únicamente muestra información pública que han sido publicada previamente por organismos oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Miércoles 4 de enero de 2023
Sec. III. Pág. 1136
Otras figuras de protección de la finca:
– Red Natura 2000: Declaración del LIC y ZEPA ES0000222 La Trapa, en el
año 2006.
– Declaración de Paraje Natural de la Serra de Tramuntana, en el año 2007, y
aprobación de su Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN).
– Declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio Mundial de la Humanidad
por la UNESCO en el año 2011.
– Aprobación del Plan de Gestión Natura 2000 de la Serra de Tramuntana en el
año 2015.
– Ley de Costas: La finca está afectada por una zona de dominio público marítimo
terrestre y las zonas de servidumbre asociadas.
– Refugio de fauna desde 1984, en la modalidad de estación biológica.
– Forma parte del área declarada patrimonio mundial por la UNESCO: Serra de
Tramuntana (2011) y es uno de los mejores exponentes de sus principales valores: las
construcciones de piedra en seco y la arquitectura del agua.
3.
Memoria histórica
La historia actual de la Trapa no puede entenderse sin la llegada, en 1810, de la
orden monástica de los trapenses. No obstante, se han documentado en la zona
asentamientos humanos desde época talayótica; sin olvidar el hallazgo de materiales
romanos y el posible origen islámico del entramado hidráulico original, infraestructura
que sufrió diferentes transformaciones entre los siglos XIII y XVIII.
Los trapenses, oriundos de Francia, tienen su origen en una escisión del orden del
Císter, acaecida hacia 1662, por parte de la comunidad de la abadía de Notre-Dame de
La Trappe, ubicada en Soligny-la-Trappe (Normandía), que ya existía como monasterio
benedictino desde el siglo XII. El objetivo de la orden era volver a una vida monástica
más auténtica, retomando la sencillez y austeridad primigenias de la vida cisterciense
que se basaba en la regla de San Benito, que ponía especial énfasis en los trabajos
manuales y en la plegaria litúrgica y personal.
El periplo que llevó a los trapenses a Mallorca se remonta a diciembre de 1790, en
plena Revolución Francesa, cuando se abolen las órdenes monásticas y se
desamortizaron los edificios religiosos. La abadía francesa de Normandía fue vendida,
comportando el éxodo de los monjes hacia varios países, como Suiza, Bélgica e
Inglaterra, entre otros.
Los trapenses llegaron a España en 1793, con la determinación de fundar un
monasterio en la granja de Santa Inés, en Murcia, que había pertenecido a los Jesuitas.
En ese mismo año, en una epístola dirigida al obispo Pedro Rubio Benedicto-Herrero, ya
se solicitaba la autorización para que algunos monjes se establecieran en Mallorca. Los
trapenses venidos de Francia se alojaron por un tiempo en La Misericordia de Reus y,
por un periodo de casi tres años, en el monasterio de Santa María de Poblet. En 1796, la
comunidad trapense se establecía definitivamente en el priorato de Santa Susanna,
cerca de Maella, en Zaragoza, donde permanecerían unos cinco lustros,
aproximadamente. En 1808, con la ocupación napoleónica de la península y el decreto
de Josep Bonaparte de 1809 que suspendía todas las órdenes regulares, monacales,
mendicantes y clericales, los trapenses abandonaron tierras aragonesas en febrero
de 1810 y marcharon hacia Alicante y Valencia, y, ante las dificultades que se
presentaron en Andalucía, finalmente, se dirigieron a Mallorca.
El 15 mayo de 1810 llegaron a la isla unos cuarenta monjes, encabezados por el
abad Fructuoso, instalándose en la casa del oidor y decano de la Real Audiencia,
Nicolau Campaner. En junio del mismo año llegaron el resto de los monjes, que eran una
decena, según las fuentes. El magistrado también intercedió para que el canónigo Pere
Roig cediera a los trapenses el valle de Sant Josep de la Palomera, en Andratx, también
conocido con el apelativo de Desierto de Sant Josep, donde se instalaron ese mismo
mes.
cve: BOE-A-2023-157
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 3
Miércoles 4 de enero de 2023
Sec. III. Pág. 1136
Otras figuras de protección de la finca:
– Red Natura 2000: Declaración del LIC y ZEPA ES0000222 La Trapa, en el
año 2006.
– Declaración de Paraje Natural de la Serra de Tramuntana, en el año 2007, y
aprobación de su Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN).
– Declaración de la Serra de Tramuntana como Patrimonio Mundial de la Humanidad
por la UNESCO en el año 2011.
– Aprobación del Plan de Gestión Natura 2000 de la Serra de Tramuntana en el
año 2015.
– Ley de Costas: La finca está afectada por una zona de dominio público marítimo
terrestre y las zonas de servidumbre asociadas.
– Refugio de fauna desde 1984, en la modalidad de estación biológica.
– Forma parte del área declarada patrimonio mundial por la UNESCO: Serra de
Tramuntana (2011) y es uno de los mejores exponentes de sus principales valores: las
construcciones de piedra en seco y la arquitectura del agua.
3.
Memoria histórica
La historia actual de la Trapa no puede entenderse sin la llegada, en 1810, de la
orden monástica de los trapenses. No obstante, se han documentado en la zona
asentamientos humanos desde época talayótica; sin olvidar el hallazgo de materiales
romanos y el posible origen islámico del entramado hidráulico original, infraestructura
que sufrió diferentes transformaciones entre los siglos XIII y XVIII.
Los trapenses, oriundos de Francia, tienen su origen en una escisión del orden del
Císter, acaecida hacia 1662, por parte de la comunidad de la abadía de Notre-Dame de
La Trappe, ubicada en Soligny-la-Trappe (Normandía), que ya existía como monasterio
benedictino desde el siglo XII. El objetivo de la orden era volver a una vida monástica
más auténtica, retomando la sencillez y austeridad primigenias de la vida cisterciense
que se basaba en la regla de San Benito, que ponía especial énfasis en los trabajos
manuales y en la plegaria litúrgica y personal.
El periplo que llevó a los trapenses a Mallorca se remonta a diciembre de 1790, en
plena Revolución Francesa, cuando se abolen las órdenes monásticas y se
desamortizaron los edificios religiosos. La abadía francesa de Normandía fue vendida,
comportando el éxodo de los monjes hacia varios países, como Suiza, Bélgica e
Inglaterra, entre otros.
Los trapenses llegaron a España en 1793, con la determinación de fundar un
monasterio en la granja de Santa Inés, en Murcia, que había pertenecido a los Jesuitas.
En ese mismo año, en una epístola dirigida al obispo Pedro Rubio Benedicto-Herrero, ya
se solicitaba la autorización para que algunos monjes se establecieran en Mallorca. Los
trapenses venidos de Francia se alojaron por un tiempo en La Misericordia de Reus y,
por un periodo de casi tres años, en el monasterio de Santa María de Poblet. En 1796, la
comunidad trapense se establecía definitivamente en el priorato de Santa Susanna,
cerca de Maella, en Zaragoza, donde permanecerían unos cinco lustros,
aproximadamente. En 1808, con la ocupación napoleónica de la península y el decreto
de Josep Bonaparte de 1809 que suspendía todas las órdenes regulares, monacales,
mendicantes y clericales, los trapenses abandonaron tierras aragonesas en febrero
de 1810 y marcharon hacia Alicante y Valencia, y, ante las dificultades que se
presentaron en Andalucía, finalmente, se dirigieron a Mallorca.
El 15 mayo de 1810 llegaron a la isla unos cuarenta monjes, encabezados por el
abad Fructuoso, instalándose en la casa del oidor y decano de la Real Audiencia,
Nicolau Campaner. En junio del mismo año llegaron el resto de los monjes, que eran una
decena, según las fuentes. El magistrado también intercedió para que el canónigo Pere
Roig cediera a los trapenses el valle de Sant Josep de la Palomera, en Andratx, también
conocido con el apelativo de Desierto de Sant Josep, donde se instalaron ese mismo
mes.
cve: BOE-A-2023-157
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 3