III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE CATALUÑA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2022-22674)
Acuerdo GOV/269/2022, de 6 de diciembre, por el que se declara bien cultural de interés nacional, en la categoría de zona arqueológica, la villa romana de Can Ring, en Besalú (Garrotxa).
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 27 de diciembre de 2022

Sec. III. Pág. 185735

ANEXO 1
Ubicación, descripción y justificación
El yacimiento de Can Ring se encuentra situado al noroeste del término municipal de
Besalú (Garrotxa), en un campo elevado (176 msnm) ubicado a pocos metros de la
urbanización conocida también como Can Ring, en terrenos agrícolas.
Es una villa romana con una amplia cronología que se enmarca entre los siglos II-I a.
C. y el siglo IV d. C. y que permite conocer la evolución del modelo de explotación y
ocupación del territorio impuesto por Roma desde el siglo I a. C. y hasta los inicios del
periodo bajo imperial.
A fecha de hoy la villa cuenta con una superficie descubierta superior a los 2.200 m²,
de los cuales solo una parte ha sido totalmente excavada. Esto ha permitido reunir un
volumen de información notable que, pese a la existencia de vacíos informativos nada
menores –especialmente en cuanto al conocimiento de determinadas fases de
ocupación–, posibilita hacer una aproximación, preliminar pero fiable, al establecimiento.
Arquitectónicamente se trata de una villa regular y constructivamente muy
planificada, adaptada al constante desnivel del terreno hacia el sur. Aunque las
transformaciones y reformas realizadas a lo largo de su historia comportaron
modificaciones importantes en el uso y la función de los espacios, sabemos que
inicialmente la pars urbana de la villa se conformó en el entorno de un patio situado en la
parte norte. Esta área abierta quedaba perfectamente definida por una serie de
edificaciones situadas en la parte norte, en la oeste y sur, quedando más libre el lado
este, donde se encontraba una de las puertas de entrada a este conjunto residencial.
Más al sur, y muy separada del área residencial, se localiza la pars fructuaria del
complejo, destinada a la obtención de vino con fines excedentarios. La viticultura, aun
así, debía de combinarse con otras actividades agropecuarias –horticultura, silvicultura,
ganadería, cultivo de cereales, etc.–, de menor impacto económico pero imprescindibles
para garantizar la autarquía del establecimiento.
No obstante estas consideraciones generales, los trabajos arqueológicos han
constatado también que esta zona de trabajo fue parcialmente ocupada posteriormente
por algunas construcciones, entre las que destaca un conjunto termal, asociadas a la
vivienda residencial.
En cuanto a la secuencia ocupacional, todo señala que estamos ante una villa de
cronología alta, temprana, fundada a caballo de los siglos II-I a. C. Si bien estas fases
iniciales son todavía muy desconocidas, al menos una parte de la estructura principal de
la villa, concretamente los aposentos del ala sur, data de un momento impreciso del siglo
I a. C. e incluso una de ellas ya había sufrido una primera amortización alrededor del
periodo augustal o quizás un poco antes.
Es difícil saber, teniendo en cuenta la carencia de contextos constructivos claros, si el
resto de sectores residenciales identificados, especialmente las alas norte y oeste,
también fueron levantados en esta fase tan inicial; así parecerían indicarlo las relaciones
entre los muros y la disposición general del conjunto, como hemos dicho planificada y
ordenada, pero hará falta que nuevas intervenciones ayuden a dilucidar la cuestión. Sea
como fuere, a inicios del alto imperio la villa ya había logrado, a grandes rasgos, el
aspecto global que hoy le conocemos.
Esta estructuración, de hecho, se mantuvo más o menos inalterada hasta el fin del siglo
I d. C. o, más verosímilmente, ya en el siglo II d. C., cuando, seguramente fruto de un
cambio en la orientación de la propiedad, se produjeron profundas transformaciones que
comportaron el abandono de los sectores residenciales y la habilitación de una cella
vinaria al antiguo patio; la villa, pues, devino a partir de entonces un complejo esencialmente
productivo que sobrevivió, con escasas modificaciones –solo alguna ampliación constructiva
en el lado oriental del complejo– hasta como mínimo en el siglo IV d. C.
Las excavaciones realizadas en la villa de Can Ring han permitido recuperar un gran
número de objetos que conformaban el menaje de hogar, los utensilios de la explotación
agrícola y ganadera, de la construcción de la villa, así como también los relacionados

cve: BOE-A-2022-22674
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Núm. 310