III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2022-20337)
Decreto 135/2022, de 9 de noviembre, por el que se declara bien de interés cultural "La Trashumancia en Extremadura" con el carácter de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Sábado 3 de diciembre de 2022

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cañadas que pone en contacto culturas de regiones distintas entre sí. La trashumancia
ha fomentado relaciones de distinta naturaleza entre los montañeses del norte peninsular
con las penillanuras extremeñas o manchegas. Tales intercambios no se han limitado a
lo material, sino que se constata el tránsito de un sinfín de elementos culturales
sustentados en el principio de la reciprocidad.
Los trashumantes descubrieron productos y objetos característicos, de los que
carecían en sus pueblos de origen, a donde los llevaban y difundían. «Con pimentón de
la Vera y con aceite de Gata, hace las mejores sopas el pastor de montaña». Flores del
Manzano documenta como los pastores trashumantes siempre que podían se llevaban el
pimentón de la vera, el aceite y el vino de pitarra.
Asimismo, dependiendo de la habilidad del pastor, en las dehesas de alcornoques
encontramos la materia prima con la que algunos pastores hicieron una cuidada
artesanía de fiambreras, hueveras, tajuelos.., de corcho que localizamos en el norte,
donde no existen aquellos árboles. En definitiva, hay que subrayar que ese intercambio
material se dio durante tanto tiempo entre unas zonas y otras.
En lo que se refiere a la religiosidad también se han producido intercambios de
advocaciones protectoras del ganado. Cuenta al respecto Flores del Manzano, que la
rabia canina era especialmente temida, pero los pastores extremeños carecían de una
imagen concreta que les diera seguridad frente a esta enfermedad que hacía estragos
en las personas y el ganado. Es así como entra por las vías pecuarias en Extremadura la
devoción a Nuestra Señora de Valdejimena, que desde el siglo XVII figuraba como
protectora frente a la rabia, de lo que son testimonio numerosos exvotos y leyendas
milagrosas. La trashumancia trajo este culto a las dehesas extremeñas y su fama se
extendió más allá del Tajo, llegando a tierras pacenses. Igualmente, los trashumantes
han llevado consigo el culto a las imágenes populares de la tierra de invernada.
Especialmente significativo es la devoción a la Virgen de Guadalupe en diversas
comunidades castellanas, riojanas y leonesas.
Otras manifestaciones que aparecen a lo largo de un amplio corredor de la Península
Ibérica son las danzas rituales. Su distribución geográfica y elementos y características
muy similares han permitido plantear la hipótesis, según la cual, la ósmosis generada por
la actividad trashumante podría ser una de las razones de que tengan esa distribución.
Estas danzas, según Delgado Méndez, Agudo Torrico y Jiménez de Madariaga,
tienen unas características grosso modo comunes en las zonas gallega y leonesa y el
suroeste (Andalucía occidental –sobre todo en las comarcas del norte onubense– y el
sur de Extremadura), correspondiéndose con corredores de la trashumancia que parten
de dicha zona septentrional hasta el sur. En este sentido, dada la ausencia de un
desarrollo de carreteras y caminos, y antes de la implantación del ferrocarril en los
siglos XIX y XX, las vías pecuarias fueron un elemento de comunicación entre áreas
geográficas alejadas, y en el desarrollo de la transmisión de estas danzas.
Los autores citados apuntan como características comunes a estas danzas las
siguientes: los danzantes son casi siempre hombres, se insertan en un ritual festivoreligioso, adquieren una dimensión de identificación local muy fuerte –lo que significa
que su descontextualización de dichos marcos rituales las despojará de sus dimensiones
de significado–, los danzantes forman parte de gremios o de sectores socieconómicos
concretos; y el participar en la danza suele heredarse intergeneracionalmente. Del
mismo modo, apuntan estos autores, la indumentaria suele responder a ciertos
elementos estéticos comunes.
Otra cuestión particularmente ilustrativa del intercambio cultural y de conocimientos,
dadas las muchas similitudes, en cualquiera de las regiones en las que se desarrolla la
Trashumancia, es el régimen alimenticio de los pastores trashumantes. Al respecto
Fernando Flores del Manzano afirma que Extremadura ha sido el campo de
experimentación culinaria donde los pastores han intercambiado sus recetas y sus
guisos característicos, singularizando la cocina pastoril con platos típicos como los frites
y calderetas de cordero y cabrito, las sopas canas, las migas, etc., platos que se
encuentran extendidos por toda la geografía ganadera.

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